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Nutrición de gallinas ponedoras y Calidad del Huevo

Escrito por: G. González Mateos - Catedrático de Producción Animal en la E.T.S. de Ingenieros Agrónomos de Madrid y Co-Fundador de la Fundación Española para el Desarrollo de la Nutrición Animal (FEDNA). Además, es Doctor en Nutrición Animal por la Universidad de Iowa –EE.UU y Consultor Internacional.
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Desde el punto de vista nutricional, en gallinas ponedoras de tamaño medio, factores claves a considerar son los niveles de Met+Cys, LNL y grasa añadida, así como la energía del pienso. Cuando el tamaño del huevo es prioritario puede ser conveniente elevar el porcentaje de Met+Cys de los piensos de inicio de puesta en un 2-3% en relación con lo indicado en la Tabla 1. Un incremento del nivel de Met (realmente AA azufrados) a fin de aumentar el tamaño del huevo debe ir acompañado de una subida del resto de los AA esenciales, cumpliendo siempre con el concepto de proteína ideal.

A efectos prácticos, el factor que más influye sobre el tamaño del huevo, es el peso de la pollita al final de la recría. Pérez-Bonilla et al. demostraron que por cada 100 g de peso vivo extra, el peso del huevo aumentaba en torno a 1,0-1,1 g.

En España aún se valora de forma descompensada el huevo XL (>73g) por lo que existe interés en aumentar el tamaño del huevo en los períodos iniciales de la puesta.

Tabla 1.- Recomendaciones nutricionales para ponedoras rubias en bateria

1.Estrategia nutricional para preparar el ave para ciclos de puesta largos. En el sistema tradicional, se inicia la puesta con el pienso siguiente.
2.Podría ser conveniente el uso de migas para potenciar el consumo.
3.Consumos estimados de 108 g en el inicio y 115 g en el final de fase. En caso de consumos inferiores se recomienda elevar proporcionalmente el nivel de aminoácidos y minerales.
4.Incluye la grasa añadida en materias primas tales como el haba integral, gérmenes grasos y semillas de girasol.
5.Utilizar un 60-70% de carbonato en forma de gránulo (≥ 3 mm) para facilitar la fluidez del pienso y mejorar la digestibilidad del Ca y la calidad de la cáscara.
6.El Ca total puede reducirse en 0,08%, el P disp. en 0,15% y el P dig. en 0,12% en el caso de utilizar fitasas de nueva generación.
7.Reducir un 10% en caso de problemas de excretas húmedas. Subir los niveles en un 10-15% en situaciones de calor. Utilizar en su caso bicarbonato para reducir el Cl- y cumplir con el mínimo de Na.
8.Reducir el máximo a 0,85% (si fuera posible) en caso de excretas húmedas.
9.Niveles máximos podrían ser aplicables en caso de problemas de calidad de cáscara.
10.Niveles superiores podrían ser recomendables en situaciones de estrés calórico.

El aumento del tamaño del huevo con la edad se debe al mayor tamaño de la yema, que va acompañado por un aumento de la cantidad de clara depositada (Grobas et al)

Un nivel reducido (<1,1-1,2%) de C18:2 afecta al tamaño de la yema. Dado el poco conocimiento existente sobre el contenido real en C18:2 de las aDDGS y soja integral) y la variabilidad existente en relación con el contenido en grasa verdadera (y por tanto en LNL) de las mismas, se recomienda un mínimo práctico del 1,35%.

La inclusión de un 3% de grasa en piensos que cumplen con este mínimo de C18:2, mejora el tamaño del huevo en aproximadamente 0,6 g.

La grasa suplementaria es más beneficiosa en aves destinadas a la producción de huevos para venta en cáscara que en aves destinadas a la industria de ovoproductos, ya que la clara es fundamentalmente agua y por tanto tienen un menor valor energético y económico.

Niveles altos de energía tienden a mejorar ligeramente el tamaño del huevo (Pérez-Bonilla et al., 2012; Bouvarel et al., 2010), efecto que puede deberse bien al mayor nivel de grasa añadida de estos piensos o al mayor peso vivo de las gallinas. A tener en cuenta en el caso de producciones orgánicas, que la inclusión de habas (Vicia faba) reduce el tamaño del huevo, debido al alto contenido de las mismas en los glucósidos vicina y convicina (Mateos y Puchal, 1982; Lessire et al., 2017)

Debido a la prohibición de las mudas tradicionales y a fin de amortizar el coste inicial de las pollitas, existe una tendencia actual a aumentar la duración de los ciclos de puesta. En caso de ciclos largos (≥ 80-90 sem) y para minimizar el desgaste de la ponedora es conveniente evitar tamaños de huevo excesivos, reduciendo el nivel de Met (y del resto de AA esenciales) y controlando el porcentaje de grasa añadida.

Calidad y Color de la Cáscara

El principal problema comercial al final del ciclo de puesta es la calidad de la cáscara, problema que se complica cuando el porcentaje de huevos de tamaño excesivo aumenta.

Puntos a considerar:

Utilizar niveles de Ca superiores al 4,0% al final de la puesta. Parte de este Ca (65-75%) debe suministrarse en forma de carbonato granular (> 3-4 mm de diámetro).

A-El efecto positivo del Ca granular sobre la productividad y la calidad de la cáscara se debe a tres factores:

B. Utilizar niveles apropiados de P digestible:

C. Reducir el nivel de Cl- del pienso y del aportado a través del agua.

D. Controlar el contenido en Na+, Mg2+ y otros macrominerales presentes en el agua disponible que pueden reducir la calidad de la cáscara:

E. Reducir los niveles de Met y grasa añadida al pienso.

F. En la práctica, la mejora del manejo ayuda a reducir los problemas de rotura de cáscara en aves viejas.

Color y uniformidad de los huevos:

El color y la uniformidad del mismo es un importante parámetro de calidad de la cáscara por su influencia sobre la decisión de compra por el consumidor. La protoporfirina, principal pigmento responsable del color en gallinas rubias, se sintetiza en la glándula cascarógena y se concentra en la capa externa de la cáscara y en la cutícula. Los principales factores que influyen sobre este parámetro, aparte de enfermedades tales como la bronquitis infecciosa, son la edad y la genética de las gallinas, el sistema de alojamiento y el estrés (Samiullah et al., 2015).

A este particular, los huevos procedentes de gallinas con acceso a parque podrían presentar cáscaras de color menos intenso que las criadas en jaulas (Sekeroglu et al., 2010). A destacar la alta incidencia de huevos con tonalidades moráceas de intensidad variable en gallinas muy jóvenes o aves que han sufrido un estrés. El color se debe a la deposición en el huevo de carbonato cálcico sobre la cáscara ya formada y pigmentada, consecuencia de que el huevo no se evagina correctamente.

Desde el punto de vista nutricional, es difícil mejorar la pigmentación y la uniformidad del color de la cáscara mediante modificaciones nutricionales del pienso.

Algunos trabajos han mostrado efectos positivos de la inclusión de ciertos Bacillus y de proteinato de Fe y efectos negativos del exceso Fe, Va o vitamina D pero los resultados no son siempre repetibles.

A tener en cuenta que la contaminación del pienso con nicarbazina aumenta la incidencia de huevos con cáscaras sin pigmentar y de baja calidad (McClary, 1955). A efectos prácticos, la edad de la gallina es el parámetro más importante a considerar en relación con el color y la calidad de la cáscara.

Calidad del Albumen

Los factores que más afectan la calidad del albumen, aparte de las enfermedades y la genética, son la edad de la gallina, la muda, la edad del huevo y la temperatura de conservación de los mismos durante el período de almacenaje (Williams, 1992). La composición y valor nutricional del pienso tiene poco efecto sobre la calidad del albumen, excepto cuando se incluye en el mismo cloruro amónico (ClNH4) o habas (Vicia faba). El uso de ClNH4, en los casos en que esté permitido, reduce el pH sanguíneo mejorando las unidades Haugh de la clara (Hall y Helbacka, 1959).

 

A cambio, la acidificación de la sangre perjudica los procesos de calcificación y la calidad de la cáscara. Por otro lado, la inclusión de habas mejora la calidad del albumen, pero a expensas de un menor tamaño del huevo (Mateos y Puchal, 1982). Otros ingredientes, tales como el Mg y los productos de fermentación, caso de los DDGS, podrían tener algún efecto positivo aunque no siempre es observable (Williams, 1992).

 

Pigmentación de la Yema

Niveles de luteína entre 4 y 7 mg junto a 2,2 a 3,5 mg de un pigmentante rojo (normalmente cantaxantina) por kg de pienso son suficientes para una buena pigmentación de la yema (> 10 de la escala de Roche).

La inclusión de pigmentación amarilla adicional (luteína o zeaxantina) no sería necesario en piensos con más de un 30-40% de maíz. Por otro lado, el exceso de luteína (XAMAS) puede ser contraproducente por diluir la apreciación del color de la yema del ojo humano.

A considerar que la suplementación con grasa de calidad tiende a mejorar la pigmentación del huevo. Por contra, en caso de uso de grasas de mala calidad el efecto es negativo

Las necesidades nutricionales (incluidas energía, AA y macrominerales) de gallinas ponedoras rubias en batería con un peso vivo a las 18 sem de 1,50 kg, se detallan en la tabla 1.

En ponedoras blancas, caracterizadas por producciones de masa de huevo similar, menores necesidades de conservación por su menor peso vivo y ciclos posiblemente más largos a las de las gallinas rubias, se estima conveniente incrementar los contenidos en AA y macrominerales en un 2-4% en relación a lo indicado en las tablas, siempre en función del consumo esperado.

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