En la última década hemos podido experimentar en el sector de la avicultura de puesta unos cambios, quizás demasiado acelerados, que empezaron con la modificación de las jaulas enriquecidas en 2012 y que parece que culminará en la próxima década con el fin de éstas ante la imposición del modelo de crianza conocido hoy como alternativo.
Una idea bastante asentada en el sector es la imagen del pequeño productor de huevo campero o ecológico como un avicultor poco tecnificado y con bajo nivel de profesionalización.
Este planteamiento es un error absoluto, ya que es en este tipo de granjas donde los factores de riesgo e inestabilidad se multiplican, en las que se precisa de una alta cualificación tanto en el manejo como en el conocimiento de dichos factores.
Ser competitivos en un mercado cada vez más competitivo.
En estos años, nuestra prioridad como veterinarios ha sido formar y convencer al granjero precisamente de esta necesidad para poder ser competitivos en un mercado cada vez más complicado para ellos.
Cuestiones como:
Control permanente de la calidad del agua,
Escrupulosidad con la bioseguridad,
Ajustar la formulación del pienso dependiendo de los factores climáticos y no sólo de la edad del ave, eran ajenas a este tipo de productores hace 15 años.
Hoy sin embargo son el día a día de muchas de estas granjas llevándolas a niveles productivos muy semejantes a los que ya teníamos en la avicultura de puesta.
Imagen 1. Mercado del sector de producción de huevo
Durante años creímos, y me incluyo, que este tipo de producción se iba a ver afectada por sus características por un mayor riesgo epidemiológico. Sin embargo los datos que cada año se publican nos están indicando algo muy diferente.
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En número, este tipo de granjas ya es muy superior al de gallinas en batería o suelo, donde a priori podemos establecer medidas de bioseguridad más eficaces.
Aunque el número de casos declarados por salmonella cada año es bajísimo gracias al gran trabajo llevado a cabo por todo el sector, hemos comprobado que los casos en granjas ecológicas o camperas en proporción es aún menor.
Imagen 2. Salmonella
Otro dato que por desgracia hoy estamos comprobando es que en plena expansión de brotes de influenza aviar en nuestro país, por ahora los casos se están dando mayoritariamente en granjas de producción industrial.
Creemos que una de las causas que pueden estar salvando, por el momento, a la pequeña explotación de huevo alternativo, no es el hecho de que sean sistemas alternativos, sino el hecho de que sean pequeñas.
De este modo son granjas que reciben muy pocas visitas de riesgo epidemiológico, donde el pienso llega cada mes o mes y medio y el volumen de bajas en peso es tan pequeño que se pueden permitir mediante almacenamiento en congelación, no llamar a la retirada de cadáveres por periodos de más de 6 meses en muchos casos.
Producción alternativa y fijación de la población rural
Estas granjas en su mayoría son empresas familiares, constituidas por jóvenes emprendedores, matrimonios o familia, que fijan sus puestos de trabajo en el entorno rural llevando a cabo una impagable repoblación de la que hoy conocemos como “la España vaciada”.
Son empresas donde no existe una separación clara entre el equipo de producción y el equipo de comercialización, siendo muy frecuentemente el mismo “equipo” el que lo lleva todo para adelante.
Imagen 4. Producción de pollos de engorde
Diferenciación de cara a la comercialización
Hace 15 años bastaba con ser productor de huevo ecológico o campero para ya de por sí tener ganado el valor de diferenciación de cara a la comercialización. Con la entrada en la producción de huevo alternativo de los grandes productores de huevo tradicionales, esto ya no es tan sencillo.
Basta con pararse un minuto en el lineal de huevos de una cadena cualquiera de supermercados para darnos cuenta de que ya, ni siquiera una presentación original con un estuche diferenciado es una herramienta demasiado válida para lograr dicha diferenciación de cara al consumidor.
Imagen 5. Huevos camperos
El lineal de huevos se ha convertido actualmente en un crisol de formas y colores en el que se hace muy complicado destacar visualmente.
A este crisol ahora se añaden multitud de certificaciones y logos de bienestar animal que rara vez el consumidor comprende pues en algunos casos son certificaciones que puede recibir cualquier tipo de granja independientemente del tipo de cría que se lleve a cabo (ecológica, campera, suelo o jaula).
Malas prácticas en el etiquetado se suman a esto, pues resulta muy sencillo encontrar en los lineales estuches que contienen huevos de suelo o incluso jaula con representaciones de gallinas andando por la hierba o bajo un cielo azul luminoso.
Con este panorama en el mercado, se añade en la actualidad una subida de las materias primas, costes energéticos y de logística de las que no se recuerdan.
Debido a la economía de escala de toda empresa, estas subidas repercuten de una forma más grave en los costes de producción cuanto menor es la granja.
Ya no sólo vale ser productivamente impecables por tanto, el canal convencional de venta está desplazando a este tipo de productores por una mera cuestión de precio.
Fase de profesionalización y reconversión
Ante esto, se hace necesaria una segunda fase de profesionalización y reconversión de este tipo de granjas tan necesarias para la pequeña economía de nuestro país.
Este tipo de empresas deben atesorar en la actualidad unas aptitudes creativas e innovadoras para la comercialización de su producto.
De este modo, en los últimos años hemos podido ver surgir nuevos modelos productivos que en primer lugar han tratado de captar la atención del consumidor de la manera más sencilla de hacerlo, a través del sentido de la vista.
Cuando hay que vender algo a un mayor precio por ser diferente, además de serlo, debe parecerlo.
Ser diferentes para ser competitivos
Así, ya son múltiples las granjas que crían lotes de gallinas ponedoras de diferentes estirpes para poder vender en sus presentaciones huevos mezclados de diferentes pigmentaciones.
El caso más repetido es el de introducir lotes mixtos de gallinas de estirpes brown y de ponedoras blancas.
Ojo a la importancia en estos casos de que las gallinas sean recriadas juntas desde el momento de su nacimiento, o nos encontraremos problemas de territorialidad y jerarquizaciones entre las estirpes
El producto ofertado de esta manera es un cartón donde veremos huevos marrones mezclados con huevos blancos.
La homogeneidad en los productos de alimentación está demostrado que evoca en el consumidor un concepto de producción industrial, sin embargo la heterogeneidad evoca en él un proceso productivo artesanal y diferenciado.
A estos modelos se añade además en los últimos años el trabajo de nuevas estirpes ponedoras de huevos azulados, verdosos o achocolatados.
Imagen 6. Huevos mezclados de diferentes pigmentaciones
El poder de las redes sociales
Un denominador común en este tipo de productores es que se sienten profundamente orgullosos de aquello que hacen y no dudan en enseñar a través de sus redes sociales e incluso mediante visitas concertadas a sus propias granjas en jornadas de puertas abiertas.
Es en estas visitas donde también el hecho de tener diferentes razas mezcladas en un mismo parque genera un impacto visual en el visitante que rara vez conseguimos con las tradicionales técnicas de marketing.
Estos productores deben aprovechar que la realidad de sus granjas se acerca mucho más al concepto que el consumidor tiene fijado en su mente para el huevo campero o ecológico de lo que se puede acercar la realidad de un gran aviario de camperas o ecológicas y ya no digamos de suelo.
Deben ver esto como una ventaja con respecto a los grandes productores y conseguir que el cristal por el que su cliente ve su granja sea completamente transparente.
Imagen 7. Producción avícola en redes sociales
El modelo holandés ¿es el adecuado?
Sirva esto de paso para hacer reflexionar al gran productor tradicional sobre el método de producción en el que se está asentando en estos últimos años de cambios.
En nuestro país se ha tomado mayoritariamente el modelo Holandés de producción como ejemplo, teniendo sin embargo realidades de partida muy diferentes, tanto climáticas como de disponibilidad de suelo.
Así el modelo de producción campera se ha limitado a reproducir instalaciones de código 2 dotándolas del parque necesario para poder ser catalogadas como código 1.
Sin embargo estas instalaciones, sus sistemas de ventilación y refrigeración, rara vez están concebidos y diseñados para poder permitir una apertura de trampillas al parque durante ciertos períodos estacionalidades.
Sería un tremendo error a nuestro entender seguir perseverando en este modelo desde el sector en España, pues va en contra, como apuntábamos antes, de la imagen mental que el consumidor tiene de un huevo de gallinas “libres de jaula”.
No podemos engañarnos al solitario pensando que esto, tarde o temprano, no nos pase factura a TODOS los productores de huevo alternativo.
Deberíamos haber aprendido ya en el año 2012 que muchas de las grandes inversiones que el sector realizó en España para acondicionar las jaulas al Real Decreto 3/2002 jamás se verán amortizadas por los cambios que el mercado ha obligado a implantar.
No perdamos de vista la posibilidad de que el mercado vuelva a hacer lo mismo en un futuro no lejano con aquellos sistemas que no guarden total coherencia con la imagen del producto por parte del consumidor.
Imagen 8. Gallinas libres de jaula
Diferenciación en los métodos de venta
Dicho esto y centrándonos de nuevo en el pequeño avicultor alternativo, se hace precisa para este tipo de productores una segunda diferenciación, ya no sólo en sus métodos de producción sino que deben de diferenciarse en sus métodos de venta de huevo.
Así, principalmente en los últimos dos años coincidiendo con la pandemia que nos ha tocado vivir, surgen iniciativas explorando nuevas técnicas de venta en canales cortos como es la venta a domicilio directa a consumidor final, la venta online, o iniciativas y plataformas privadas que promueven la venta del producto justificando una justa retribución al avicultor.
Algo tan antiguo como fue el repartidor de pan, de leche o de huevos por las casas, puede convertirse en una herramienta eficaz en una era de clientes acostumbrados y acomodados a pedir sus necesidades a través de Amazon.
Estoy seguro de que hay espacio en el mercado para todo tipo de productores y que cada uno tendrá su nicho, pero yo personalmente siempre preferiré darle el dinero de los huevos que me coma a Dona, Sergio, Jesús o Carolina antes que al señor Jeff Bezos.