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Debido a la difusión de conocimientos sobre la resistencia a antibióticos, la sociedad ha decidido que debemos tomar medidas de control para evitar que se produzcan más acciones ineficaces de los medicamentos antimicrobianos.
En veterinaria, el alto consumo que hubo de antibióticos en las últimas décadas hizo que su uso se extendiera, a veces sin una excesiva necesidad. En avicultura estamos restringiendo su aplicación mediante buenas prácticas de sanidad, manejo y gestión de las explotaciones avícolas, y con un adecuado uso de los posibles programas vacunales para cada situación.
La implantación de la receta electrónica será otra herramienta que sirva a los veterinarios y a la administración para conocer la cantidad, el uso y el gasto que se hace de antibióticos en las distintas explotaciones.
Es difícil prever cuál será la próxima entidad patológica que afectará a los animales, o cuándo aparecerá. Pero hay que tener en cuenta que más del 50% de las infecciones que afectan a los seres humanos son zoonóticas y esto podría tener graves consecuencias en la sanidad animal y en la salud pública si no se establecen medidas.
Los medicamentos veterinarios han ayudado de forma indirecta a conseguir una mayor productividad en nuestras aves y por tanto a incrementar la calidad de los productos avícolas, con la consiguiente mejora de calidad de vida para los consumidores de estos productos. Debemos de tener siempre en cuenta que aunque criamos aves, producimos alimentos.
No se debe olvidar que nuestras aves y los seres humanos pueden necesitar en un momento determinado el uso de antibióticos que sean eficaces para corregir su estado de salud y para mejorar además su estado de bienestar.
En definitiva el principio que debe dirigir toda esta línea de actuación, por todos los profesionales sanitarios con respecto al uso controlado de los antibióticos, debería basarse en la frase “Tan poco como sea posible y tanto como sea necesario”.