La mejora genética en las estirpes de gallinas ponedoras durante las últimas décadas ha incrementado enormemente su productividad. Esto se ha basado, principalmente, en la selección de aves para una mayor persistencia de puesta y calidad de cáscara.
Como resultado, los lotes de gallinas ponedoras son capaces de producir huevos comercializables durante ciclos mucho más largos.
De hecho, casi todas las líneas genéticas presentan ya estándares de producción hasta las 100 semanas de vida y la perspectiva para el futuro próximo es que este periodo productivo se alargue aún más.
En este contexto, el estado del sistema inmunitario de las aves de más de 60 semanas de vida está adquiriendo una relevancia mayor.
El motivo es simple: es necesario que las aves se mantengan vivas y sanas durante un ciclo productivo más largo para que puedan expresar todo el potencial genético anteriormente referido.
Si bien el sistema inmune de las aves se ha estudiado extensamente, la mayoría de los estudios en gallinas ponedoras no contemplan aves con una edad mayor de 65 semanas.
¿ Puede el sistema inmune dar una buena protección durante ciclos de vida extendidos?
El sistema inmune de las aves comprende diversos tipos de órganos, células y moléculas. Todos ellos se coordinan para dar una respuesta adecuada a diversos tipos de desafíos. Si bien es muy semejante al de los mamíferos, existen algunas diferencias importantes como la ausencia de sistema linfático o ciertas variaciones en el tipo de anticuerpos.
- Una característica clave es que el sistema inmune adaptativo no está plenamente funcional en los pollitos de un día.
- Este debe seguir un proceso de maduración en el transcurso de las primeras semanas de vida, siendo esencial el contacto con la microbiota intestinal.
- Por tanto, un buen desarrollo fisiológico de la pollita (cumpliendo el peso corporal estándar de crecimiento) y de la microbiota intestinal en las 8 primeras semanas de vida son esenciales para poder establecer un sistema inmunitario adaptativo plenamente competente. De lo contrario, tendrá consecuencias en el largo plazo, incluyendo la fase final del ciclo de producción.
Volviendo a la pregunta inicial, sí que existen diversos trabajos sobre el estado inmunitario de gallinas ponedoras en edades avanzadas:
- Star et al (2007) relacionó mortalidad en distintas líneas de gallinas ponedoras con parámetros inmunitarios como los anticuerpos naturales en edades anteriores 65 semanas de vida. Si bien no se estudian aves de más edad, se puede observar como los títulos de anticuerpos naturales estudiados aumentan con la edad.
- Elhamouly et al (2019) estudió la inmunidad innata y las barreras físicas de la mucosa uterina en gallinas de 135 semanas en comparación con la de gallinas de 35 semanas. Para ellos se comparó la expresión de determinados genes produciendo proteínas de uniones celulares, Beta-defensinas y TLR. Todos los valores estaban aumentados en gallinas de 135 semanas de vida con respecto a las de gallinas más jóvenes.
- Palya et al (2014) estudió la protección conferida durante todo el ciclo productivo por una vacuna vectorizada HVT-ND, sola o administrada junto con vacunas vivas durante la recría. Los resultados a 75 semanas de vida fueron que las gallinas aún presentaban niveles altos de anticuerpos y que estaban protegidas frente a un desafío de ND.
- Palomino-Tapia et al ( 2019) estudió la protección conferida por diversos programas vacunales contra ILT ( TCO, CEO, HVT- ILT) a 35 y 75 semanas de vida. Para todos los programas la protección a 75 semanas era mejor que para el grupo no vacunado.
Sin embargo, una observación común es que a partir de cierta edad:
- Existe un aumento de la mortalidad semanal de lotes
- Los programas vacunales no parecen dar la misma protección que en aves más jóvenes para algunas enfermedades.
Se pueden dar explicaciones plausibles para esta observación:
Parece factible concluir que la inmunidad en aves ponedoras no se agota de manera espontánea a partir de las 65 semanas de vida.
Programas vacunales y ciclo de puesta largo
Muchos de los programas vacunales no se diseñaron teniendo en cuenta ciclos de puesta tan largos. Esto no implica directamente que no ofrezcan ningún tipo de protección en la fase final del ciclo puesta. Sin embargo, parece necesario revisar qué nivel de protección ofrecen durante este periodo.
- Esto debe considerarse teniendo en cuenta el tipo de vacunas usado en el programa, el tipo de inmunidad necesaria para cada enfermedad y la situación epidemiológica de la explotación.
- Por tanto, es plausible replantearse revacunaciones en granjas de producción o el uso de nuevas vacunas en determinadas situaciones.
Inmunosupresión
Los procesos de inmunosupresión juegan también un rol principal. Es obvio que ningún programa vacunal funcionará correctamente y a largo plazo en aves inmunosuprimidas.
- Además, en muchos casos la mortalidad observada en la parte final de la fase de puesta se debe a mortalidad no específica.
- Este tipo de mortalidad no se puede asignar a un proceso patológico específico sino más bien a un deterioro general del estado de las aves y particularmente, de la inmunidad.
¿Qué puede estar detrás de los procesos de inmunosupresión en gallinas ponedoras en edades avanzadas?
Normalmente suelen agruparse las causas de inmunosupresión en aves en 4 grandes tipos:
Evidentemente, todas deben tenerse bajo control para tener aves sanas y productivas a cualquier edad. No obstante, aquellas que tengan un efecto acumulativo pueden tener un efecto mayor en aves de más edad.
En el caso de los tóxicos
Es bien conocido que muchas micotoxinas tienen dicho efecto acumulativo. Igualmente debe considerarse en contaminaciones por metales pesados del pienso.
En el caso del estrés y la alimentación, existe también un efecto inmunosupresor a largo plazo aunque pueden ser menos conocidos.
Efecto del estrés sobre la inmunidad
El estrés se correlaciona con el envejecimiento del sistema inmune y su pérdida de función. Uno de los efectos más importantes en este sentido es el “ envejecimiento prematuro “.
- Este se define como la aparición de una inflamación crónica y de bajo nivel en ausencia de una infección manifiesta en edades avanzadas debido a la pérdida de control del proceso inflamatorio.
- Se produce debido a que el sistema inmune no sólo reacciona ante antígenos sino también ante cualquier tipo de estrés ( ambiental, social, oxidativo, …). Si se sobreestimula de maneracrónica el sistema inmunitario innato, este acabará desbalanceado perdiendo su funcionalidad.
- Mashaly el al ( 2004) estudió el efecto de mantener en temperaturas por encima de temperaturas de confort a gallinas ponedoras de 25 semanas de edad. Pudo constatar que tanto los marcadores para estrés crónico ( ratio heterófilos/macrófagos) como diversos marcadores inmunitarios se afectaban cuando se aplicaba un programa de temperaturas altas en continuo.
- Chen et al ( 2017) estudió el efecto de mantener aves a 30 ppm de amoniaco entre las 25 y 50 semanas de vida. Otra vez los marcadores para estrés (ratio heterófilos/ macrófagos) se vieron afectados, así como algunos marcadores inmunitarios (Complemento y IgM en sangre).
- Koziatek-Sadłowska 2020 estudió diversos parámetros inmunitarios en un lote de gallinas ponedoras infectadas por Dermansyssus gallinae. Constató un descenso en Linfocitos Th y en los títulos de anticuerpos contra ND y IB tras un segundo pico de infestación.
Los resultados de estos estudios parecen tener un punto en común: mantener a gallinas ponedoras bajo un estrés de cualquier tipo durante un periodo de tiempo prolongado conlleva la aparición de una disminución de la inmunidad. El punto definitorio no es tanto el tipo de estrés si no la duración del mismo.
Las restricciones de alimento durante un periodo prolongado o dietas desbalanceadas también producirán un estrés en las aves con resultados similares a los anteriormente mencionados.
Es importante tener en cuenta que actualmente las aves tienen una mayor capacidad productiva en la fase tardía de puesta que hace unos años atrás.
Por tanto, su exportación de masa de huevo es todavía muy alta en edades avanzadas y la nutrición debe adaptarse a estas demandas. La manera más simple de asegurarse que las aves reciben los nutrientes necesarios para sustentar la puesta es seguir la masa de huevo producida.
De esta manera el tipo de pienso usado en cada fase productiva se adecuará a las necesidades de las aves. Debe tenerse en cuenta que de lo contrario las aves no cesarán la puesta si no que intentarán adaptarse (con el consiguiente estrés) a la situación sobrevenida de desbalance nutricional.
De esta manera el tipo de pienso usado en cada fase productiva se adecuará a las necesidades de las aves.
Debe tenerse en cuenta que de lo contrario las aves no cesarán la puesta si no que intentarán adaptarse (con el consiguiente estrés) a la situación sobrevenida de desbalance nutricional.
Adicionalmente, este desbalance nutricional generara ineficiencias en el sistema antioxidante del ave.
- Este sistema se encarga de “detoxificar” los radicales libres que se producen durante la producción de ATP en el metabolismo y los que se originan durante periodos de estrés térmico o en la respuesta celular de la inmunidad innata.
Cuando el sistema antioxidante del ave se ve desbordado se incurre en un estrés oxidativo que producirá muerte celular y un deterioro en la viabilidad de las aves.
Los problemas por estrés oxidativo son igualmente acumulativos:
Por tanto, se desarrollan generalmente a largo plazo con la excepción de que haya una ingesta masiva de materias primas oxidadas.
Es por ellos que mantener el perfil de proteína ideal durante la producción, la adición de antioxidantes en alimento, uso de las vitaminas A, C, E a un nivel superior que el meramente productivo, o el uso de minerales traza de mejor calidad ha demostrado tener un efecto inmunoestimulante en gallinas ponedoras (Zduńczyk 2013, Gan 2018).
Conclusiones
Las estirpes ponedoras actuales tienen una gran capacidad de puesta en las fases tardías de su vida productiva.
Sin embargo, es necesario mantener un buen estado inmunitario durante la vida de las aves para poder sacar provecho de esta nueva característica.
Si bien el conocimiento que tenemos del estado inmunitario en aves de más de 65 semanas es aún limitado, parece correcto seguir esta serie de puntos clave:
- Garantizar una buena recría para asegurar un buen desarrollo del sistema inmune
- Replantearse el programa vacunal teniendo en cuenta que los ciclos de producción son ahora más largos
- Evitar procesos de estrés crónico de cualquier tipo
- Cuidar la nutrición de las aves teniendo en cuenta sus necesidades respecto a la masa de huevo producida, sin modificar el perfil de proteína ideal
- Prevenir problemas de estrés oxidativo en el pienso, asegurando que las aves tienen los elementos nutricionales que el sistema antioxidante necesita