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Influenza aviar en América Latina. Entrevista con David Stallknecht

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El peligro de la Influenza Aviar en América Latina. Con algunas excepciones, la influenza aviar ha sido un problema primordialmente de Norteamérica. ¿Por qué América Latina no ha sido afectada?

En entrevista exclusiva, a través de siete preguntas clave, el Dr. David Stallknecht de la Universidad de Georgia opina sobre las posibles razones por las cuales la influenza aviar no ha causado epizootias como en Norteamérica.

David E. Stallknecht BS, MSc, PhD es profesor del Departamento de Medicina de Poblaciones en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Georgia en Athens, Georgia (EEUU).

Su investigación se concentra en epidemiología de enfermedades virales y enfermedades con vectores naturales en animales de vida libre. El Dr. Stallknecht ha trabajado como investigador y profesor durante muchos años en el programa de colaboración en investigación en animales de vida libre del sureste de los Estados Unidos (SCWDS)

Todas las rutas migratorias de aves silvestres de Norteamérica están conectadas al menos parcialmente con Centro y Sudamérica. ¿Por qué razón los virus de influenza norteamericanos no han causado epizootias en aves comerciales hacia el sur del continente?

Aunque es cierto que las rutas migratorias del norte del continente americano tienen influencia sobre América del Centro y del Sur, es importante considerar varios aspectos en la ecología de los virus de influenza aviar (AIV) en aves de vida libre. Por ejemplo, la prevalencia de estos virus es fundamental. Las aves silvestres son el hospedador natural de AIV y es importante que los virus circulen en altas concentraciones para que realmente representen un riesgo considerable.

En otras palabras, el riesgo se basa en cuestiones numéricas. A mayor concentración de virus, mayor el riesgo de diseminación e infección de especies aviares que normalmente no son infectadas.

Otra dimensión importante es la distribución geográfica de aves migratorias y la estacionalidad de sus migraciones.

La etapa biológica de la especie migratoria es también muy importante. Por ejemplo, durante los meses de invierno, cuando las aves migran hacia el sur, la tasa de infección y diseminación de virus es muy baja, mientras que durante la primavera y el verano, cuando las aves están reproduciéndose en el norte, la tasa de infección y diseminación viral es sumamente alta. Esto se debe en parte a las grandes concentraciones de aves en territorios reproductivos, y también se debe al rango de edad de las aves en cuestión.

Las aves muy jóvenes que apenas están desarrollándose en el norte antes de migrar al sur en el invierno no han montado una respuesta inmunológica muy completa contra diversos AIVs y, aunque no enferman o mueren ante la infección, no controlan tan eficientemente a los virus.

Por ello en el norte, cuando predominan las aves jóvenes, la inmunidad poblacional tiende a ser menor y la diseminación de virus es mayor.

Cuando las aves están listas para mirar hacia el sur, para entonces ya han desarrollado inmunidad y tenderán a mostrar una prevalencia o tasa de infección menor, y con ello representan un menor riesgo para la avicultura comercial del centro y sur del continente.

Otro aspecto muy importante es que conforme las aves jóvenes maduran y van siendo expuestas a varios subtipos de AIV, comienzan a mostrar un cierto grado de protección cruzada aún entre subtipos.

¿Cuáles son las especies de aves migratorias que más probablemente sea portadoras de virus de influenza aviar que pudieran causar problemas en avicultura comercial en Centro y Sudamérica?

Definitivamente hay varias especies de patos que podrían ser consideradas como el vehículo más importante por varias razones. La primera es que los patos tienden a mostrar patrones de migración a grandes distancias, mientras que otras especies aviares cubren distancias más cortas y por ello tienen una menor cobertura geográfica.

Las mismas especies de patos que habitan los Estados Unidos alcanzan fácilmente el territorio mexicano, y algunas de ellas llegan hasta América del Sur.

En otras palabras, México tiene aproximadamente la misma composición de especies de patos migratorios que Estados Unidos, y hasta cierto punto Guatemala y Belice están en la misma situación, como parte de Centroamérica y por su proximidad al mar Caribe.

La diversidad de especies de aves acuáticas de Norteamérica se diluye progresivamente hacia el sur del continente, con solo unas cuantas especies de patos y otras aves acuáticas alcanzando el cono sur.

Aunque hay varias especies acuáticas migratoria de interés, las dos especies más importantes en cuanto a influenza aviar y migraciones hacia el sur son el Blue Wing Teal (Anas sp.) y los patos Mallard. Los Mallards son quizá los más importantes en cuanto a portabilidad y transmisión de AIVs; mientras que los Blue Wing Teal son los más importantes en cuanto a cobertura de territorio y migraciones a grandes distancias. Además de estas dos especies, diferentes especies y subespecies de gaviotas y gaviotines, y algunas aves costeras también son capaces de migrar a grandes distancias y de transportar AIVs hacia el sur.

Es importante mencionar que los patos tienden a migrar por dentro del continente, mientras que las gaviotas y otras especies costeras como el Rudder migran siguiendo los litorales del Pacífico y el Atlántico. En realidad, las aves costeras solo representan un peligro para países que acostumbran a alojar aves comerciales en zonas muy cercanas a la costa como es el Perú. Para el resto de países del continente quizá algunas especies de patos son más peligrosas.

“En el norte, cuando predominan las aves jóvenes, la inmunidad poblacional tiende a ser menor y la diseminación de virus es mayor”

Conociendo la ecología de los virus de influenza y los patrones migratorios de aves silvestres en el continente americano, ¿debería esperarse una mayor diseminación de virus en el ambiente cuando las aves se concentran el norte o cuando se concentran en el sur?

En general es mucho más probable que haya más virus de influenza en el norte que en el sur, debido a la inmadurez de la respuesta inmunológica de aves jóvenes que apenas comienzan a ser expuestas a virus de influenza en el norte, además de la mayor concentración de aves y de especies aviares en el norte.

Como comentamos antes, la gran diversidad de especies del norte va diluyéndose conforme van migrando hacia el sur. Esto no significa que no haya una gran diversidad de especies aviares en el sur. Por el contrario, existen muchísimas especies aviares en América del Sur que no necesariamente cubren el territorio norte del continente.

En realidad, debemos pensar en AIVs como un grupo de virus que tiende a representar a las aves del norte en América del Norte; y un grupo separado de virus que prevalece en el sur. Es decir, de alguna manera las grandes poblaciones de aves portadoras de virus de influenza tienden a ejercer influencia ya sea en el norte o en el sur, y el intercambio de virus de influenza entre el norte y el sur es en realidad infrecuente o simplemente no ocurre fácilmente.

A riesgo de simplificar demasiado algunos conceptos, las aves migratorias del norte y sus AIVs tienden a abarcar un área de influencia que abarca desde Canadá hasta la porción norte de América del Sur. Un ejemplo de especie aviar que sigue este patrón es el Northern Pintail, que cubre una gran parte del territorio canadiense, los Estados Unidos y México, además de que se le ha registrado tan lejanamente como Asia.

Una razón más que podría explicar una mayor prevalencia de AIV en América del Norte es que las latitudes norte muestran varios meses de frío intenso al año, lo cual contribuye a perpetuar la viabilidad de los AIVs, mientras que el calor extremo que se registra entre los trópicos de Cáncer y Capricornio podría disminuir la viabilidad de AIV durante la mayor parte del año.

¿Cuáles son los requerimientos para que los virus de influenza que circulan en poblaciones de aves silvestres (migratorias) alcancen a infectar y adaptarse a poblaciones de aves en avicultura comercial?

Contrariamente a la opinión general, los virus de influenza provenientes de aves silvestres sólo infectan ocasionalmente a aves comerciales.

En realidad no es fácil que estos virus de aves silvestres infecten efectivamente gallinas o pavos pues no están adaptados a ellos.

Por ello, es común que las infecciones con virus de influenza pasen desapercibidas o que causen escasa mortalidad y signos clínicos. Como ejemplo, es sumamente difícil que subtipos como H12 lleguen a infectar aves comerciales.

Otros subtipos pueden infectar y adaptarse a gallinas más fácilmente. Sin embargo, una vez que se les ha dado la oportunidad de replicarse irrestrictamente en aves comerciales y una vez que se han adaptado a pollos, gallinas o pavos, es entonces que se observan signos clínicos e incluso alta mortalidad.

Es difícil aceptarlo, pero la mayoría de los brote de influenza aviar son causados por una o unas cuantas introducciones a partir de aves silvestres y es realmente el personal de la industria avícola y las fallas en bioseguridad quienes se encargan de diseminar estos brotes de influenza aviar. Sin embrago, se sabe que una de las principales fuentes de infección podrían ser las heces de aves silvestres, pues es ahí donde hay una gran concentración de virus.

En las aves comerciales encontramos grandes concentraciones de virus en el tracto respiratorio, mientras que los mismos virus tienden a estar presentes en altísimas concentraciones en el contenido intestinal de aves silvestres.

De ahí que la detección de virus mediante métodos moleculares sea más exitosa a partir de muestras de secreciones orofaríngeas y traqueales en aves comerciales, en comparación con muestras de contenido intestinal e intestino en aves silvestres (acuáticas).

En forma práctica, los sistemas de bioseguridad deben concentrarse en impedir el transporte mecánico de materia fecal al interior de los galpones, lo que requiere duchas, cambio de calzado, pediluvios y sistemas de entrada a galpones bajo el sistema “danés”, que implica cambio de calzado dentro del galpón, pero antes de entrar a la zona donde están las aves, de manera que el calzado que se usa para pisar los corrales nunca se use para pisar zonas de riesgo.

“Las rutas migratorias del centro y del Mississippi y sus aves de gran alcance geográfico serían importantes candidatos para diseminar virus en América Latina”

¿Cuáles son las razones por las que aparentemente ha habido una mayor tasa de infección, diseminación y distribución de virus de influenza en aves silvestres, incluyendo aves migratorias en los últimos meses o años?

Se ha especulado que los cambios climáticos han favorecido la permanencia de aves silvestres y migratorias en algunas zonas donde han tendido a coincidir como especie con otras especies con las que normalmente no coinciden tanto geográficamente. Posiblemente esto ha facilitado un mayor intercambio de subtipos de virus (y recombinaciones entre ellos) entre diferentes especies de aves y distintas rutas migratorias.

En realidad es muy difícil poder responder objetivamente esta pregunta. Tal vez no hay más virus de influenza en aves silvestres, sino demasiada concentración de granjas comerciales con bioseguridad insuficiente.

Si fuera posible especular acerca de probables fuentes de infección en América Latina, ¿qué rutas migratorias de los Estados Unidos podrían se las avenidas más probables para la diseminación potencial de virus de influenza en América Latina?

Nadie tiene una respuesta concreta para esta importante pregunta, pero sabiendo que algunas especies de patos tienen mayor alcance geográfico hacia el sur; y que estas especies en su mayoría utilizan las rutas migratorias del centro y del río Mississippi, estas últimas rutas migratorias y sus aves de gran alcance geográfico serían importantes candidatos para diseminar virus en América Latina.

Lo cierto es que siempre hay virus de influenza en muchas especies de aves silvestres, particularmente marinas, costeras y en patos. Sin embargo, lo importante es impedir la oportunidad de contacto directo o indirecto entre estas aves y sus secreciones, y la avicultura comercial.
Los únicos países de América Latina con una historia documentada de influenza aviar en aves comerciales han sido México, Guatemala, Belice, Chile, Colombia y la República Dominicana (mediante serología pero sin subtipificación clara).

Es interesante que en su mayoría estos brotes hayan sido causados primordialmente por virus H5 y H7. ¿Es esto lógico o esperado? ¿O será posible que otros subtipos de baja patogenicidad no hayan sido detectados pues pueden haber inducido solo infecciones respiratorias leves?

H5 y H7 son naturalmente subtipos mucho más vigilados pues son los que mayor propensión tienen a convertir su patogenicidad de baja a alta, y porque en muchos países son virus de divulgación obligatoria, como lo son para la Organización Internacional de Epizootias (OIE).

Los virus H5 y H7 representan un gran problema también dese el punto de vista de comercio internacional, pues la mayoría de los socios comerciales de países exportadores impiden la importación de aves y productos avícolas de países, regiones o compartimientos afectados con estos subtipos (o con cualquier otro subtipo de alta patogenicidad).

Los países con un menor nivel de sofisticación en vigilancia, detección y control de influenza aviar posiblemente se concentren exclusivamente en vigilancia epidemiológica activa o pasiva modesta o moderada con base en serología HI (inhibición de la hemoaglutinación). Aunque las pruebas HI son excelentes para detectar seroconversión a infecciones de campo o ante vacunación, se limitan a la detección de anticuerpos contra virus H5 o H7 y no detectan infecciones (o seroconversión) con cualquier otro subtipo que no sea H5 o H7.

Por ello, países que se concentran en la vigilancia con base en HI solamente corren un gran riesgo de no percatarse de posibles infecciones con otros subtipos. Es bueno hacer pruebas HI pero deben complementarse con serología ELISA que detecta anticuerpos contra influenza A, o mediante métodos moleculares.

“Es bueno hacer pruebas HI pero deben complementarse con serología ELISA”

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