Se estima que solo en la UE existen cada año 9 millones de casos de campilobacteriosis, con un costo de US$2.72 mil millones. Aún no existe una solución definitiva para controlar al Campylobacter en las parvadas. Sin embargo, se cuenta con varias estrategias que pueden reducir su incidencia, mejorando así la inocuidad alimentaria e incrementando las ganancias de las granjas.
Los productores de pollos de engorde necesitan aplicar una serie de medidas para reducir los niveles de contaminación por Campylobacter. Un enfoque mixto comienza con una mejor bioseguridad, cambios en las prácticas de manejo, intervención probada del alimento o agua con aditivos y finalmente, medidas de intervención durante el sacrificio.
Además de las estrategias de manejo, existe también la opción de utilizar aditivos o tratamientos del agua que pueden reducir aún más el nivel de contaminación por Campylobacter, como se muestra en el Cuadro 2. Entre ellos, los probióticos pueden ser el enfoque más prometedor para controlar al Campylobacter a través de intervenciones nutricionales.
Enfoques múltiples, beneficios múltiples
Cada una de las intervenciones enumeradas anteriormente ayudará a reducir la contaminación general. En combinación, pueden llegar a conseguir la necesaria reducción de la contaminación por Campylobacter en la carne de pollo para consumo.
El impacto de la campilobacteriosis en humanos es bien conocido. Habitualmente provoca intensos dolores abdominales y diarrea, lo que puede llevar a la hospitalización. Asimismo cabe recordar que puede conducir a la muerte y, en algunos casos, a complicaciones serias como el síndrome de Guillain-Barre, artritis reactiva, bacteriemia, enfermedad inflamatoria intestinal y síndrome del intestino irritable.
Fuente BM EDITORES