En el último año hemos visto como la avicultura de puesta intensiva en jaula ha estado en el punto de mira hacia un cambio a sistemas alternativos. Esto no solo supone un cambio a nivel estructural si no también en el manejo de los animales así como un control sanitario con nuevos horizontes. El manejo constituye el pilar fundamental de este nuevo tipo de producciones y siempre se debe recordar el papel importante que juega la recría en el éxito del futuro lote.
Previo al traslado
Es bien conocida la importancia del correcto vacío sanitario, pero con este tipo de producciones también entra en juego el exterior de la nave, por lo que la desinfección de parques tiene que estar dentro del programa de LDDD. Las características del parque determinarán las medidas y actuaciones a realizar, así como también las debidas al historial previo del lote.
Las parasitosis intestinales – nuevo horizonte sanitario – cobran especial importancia. El volteo previo de la tierra permitirá que los huevos depositados en capas internas de suelo puedan salir a la superficie lo que facilitará una mayor destrucción por la acción UV así como una exposición más fácil a la acción de los desinfectantes.
En el interior de la nave puede ser aconsejable el uso de algún material de cama fino con la finalidad de facilitar la creación de la misma (por ejemplo arena) aunque apenas tiene que ser un reparto superficial para evitar la formación de ponederos.
Traslado y alojamiento
Los traslados a edades tempranas han dado buenos resultados en cuanto a manejo y adaptación, aunque hay que tener en cuenta el tamaño en altura de los animales, pues debe ser el adecuado tanto para facilitar moverse por el sistema con total facilidad así como poder llegar a todos los elementos que hay en el mismo (comederos, bebederos, et).
En naves donde se disponga de red, puede ser útil dejar a los animales en el sistema durante 5-7 días máximo para facilitar la adaptación a los elementos estructurales. En el caso de excederse de días dentro de la red existe el riesgo de desigualar el lote dada la alta densidad de animales y las características de reparto de pienso de este sistema.
No dejar la supervisión de la manada durante el apagado de luces ya que en los primeros días donde hay un importante factor de estrés por el traslado pueden ocurrir ahogamientos contra la red del sistema.
En sistemas donde no hay red se deberá prestar especial atención al inicio del acueste desde el primer día así como facilitar un movimiento constante de los animales por el sistema.
15-17 semanas
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La configuración de la nave en cuanto al control de luz, ventilación y reparto de pienso debe ser lo más minuciosa posible y siempre adaptada para cada lote.
El manejo de la alimentación debe ser siempre ad libitum y con un número adecuado de repartos según las horas de luz del lote, empezando con menos y aumentando conforme sea necesario. Es importante durante esta fase estimular los consumos.
Cuando se utiliza un sistema de alimentación por cadena, el uso de avances y/o humedecer el pienso puede ser útil ya sea aportando más agua a la fórmula o humedeciéndolo durante su reparto desde la salida de la tolva, aunque todo dependerá del desarrollo del ave y de la evolución del peso corporal.
17-20 Semanas
Con la suelta del lote es importante asegurarse de que las aves se acuestan adecuadamente.
Si desde la recría se hizo un buen manejo previo, simplemente habrá que hacer un recordatorio durante unos días.
Es importante ajustar el fotoperiodo a las características de la nave e intentar que el manejo de puntos de luz sea adecuado en cuanto a tiempos y duración.
Normalmente un acueste estándar suele estar en 30 minutos de duración y siempre debe efectuarse haciendo un orden de apagado similar al ocaso de forma natural, es decir, apagando paredes – techo y por último el sistema.
Si la instalación no lo permite es preferible terminar apagando la luz del techo para estimular a los animales a subir a las partes altas del sistema.
El encendido de luces es recomendable que sea de la misma duración y en sentido inverso al apagado.
El manejo de luz debajo del sistema suele hacerse más drástico y en el caso del ocaso se suele apagar de golpe al inicio del crepúsculo para facilitar que los animales salgan de esa zona y vayan a la luz del pasillo.
El movimiento continuo de los animales es crucial para evitar una puesta posterior en suelo, por lo que el paseo continuo del trabajador en la granja debe ser exhaustivo.
Es importante el control y monitorización de las heces presentes en la nave pues pueden aparecer pequeños procesos de enteritis fruto del microbismo inherente a la nave, acompañado también por el estrés del traslado y de cambios de alimentación en ese momento.
El control de pesos debe ser minucioso para valorar la evolución del lote y decidir el fotoperiodo.
También otros aspectos como la muda de plumas, longitud de las alas en extensión así como el desarrollo de crestas y barbillas puede ayudar a establecer el mejor fotoperiodo, siempre en concordancia con el peso corporal y el consumo de pienso.
21-23 semanas
El aumento de repartos de pienso debe ser gradual y acorde al aumento de horas de luz.
El número exacto de tiradas dependerá de las características de la nave, ¿cuál es el factor estructural limitante?, así como la densidad del lote y la presentación física del pienso.
Un pienso en harina requerirá de mayor número de repartos que en gránulo y un manejo más preciso de las tajaderas a la salida de las tolvas, pues su posición influirá en la granulometría fina.
La selección de pienso juega un papel fundamental en estos sistemas y es fácil encontrarse con limitaciones en el peso corporal o incluso pérdidas ligeras de puesta provocadas por una alimentación muy heterogénea. Lo mejor es ajustar los repartos para que sean adecuados, pero siempre permitiendo un consumo de finos lo mejor posible intentando respetar un periodo de ayuno en torno a 4-5 horas para facilitar su consumo, pues el control de éstos es importante para garantizar una alimentación lo más homogénea posible (especialmente en piensos en harina).
El ajuste de repartos también se verá afectado por la suelta de los animales, siempre intentando que haya una buena alimentación previa a la salida al exterior.
La suelta de los animales al exterior debe realizarse lo más pronto posible para facilitar la interacción con el entorno y su correcta adaptación al medio. Para ello es recomendable realizar una suelta temprana y gradual, empezando con pocas horas de suelta y aumentando progresivamente hasta el cierre de la nave siempre en concordancia con el fotoperiodo natural de la estación presente.
El uso de parques de invierno – si la instalación cuenta con ello – puede resultar de ayuda en el manejo pues permite hacer una suelta más adaptativa. Es recomendable realizar la suelta a partir de la puesta de huevos para evitar la distracción de los animales, aunque esto dependerá del manejo de cada productor y de la certificación y/o etiquetado especial que englobe la citada producción.
Es fácil que ocurran asfixias en los primeros nidos dada la alta tasa de ocupación que suele haber durante las horas de puesta. En ese caso es recomendable el vaciado manual de manera frecuente para evitar el amontonamiento de las aves.
26 semanas en adelante
Una vez alcanzado el pico de puesta y cuando se considere oportuno, es recomendable ir reduciendo intensidad de luz para evitar el picaje de plumas y el canibalismo.
El uso de elementos estructurales como balas de alfalfa o bloques de pienso puede resultar de ayuda facilitando la distracción de los animales, aunque su uso debe ser cuidadoso teniendo en cuenta siempre el origen de la materia prima (posible contaminación exógena).
El manejo de los nidos también debe ser adaptado a este tipo de sistemas. Se suele recomendar un cierre automático por las noches para evitar que las aves duerman en su interior y prolongar así la limpieza de los mismos.
Aunque hay opiniones para todos los gustos, lo mejor es que se tenga una certeza de su correcto funcionamiento y una revisión continua de la limpieza de los mismos.
Con una edad más avanzada, es probable que haya un aumento de mermas e incluso colibacilosis ascendentes si no se tiene en consideración el estado de las esterillas.
Finalmente, aunque hayamos alcanzado un óptimo nivel productivo en el lote y tengamos una buena adaptación al sistema, no debemos eludir el control rutinario de los parámetros productivos y el comportamiento de los animales, pues de ello dependerá que podamos prevenir anticipadamente cualquier problema que pudiese ocurrir.