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Es evidente, y no hay más que hacer un simple seguimiento de los resultados técnicos de los pollos, que la evolución genética de las aves en los últimos años ha sido muy apreciable, pero…
Para alcanzar un determinado peso de sacrificio cada vez hacen falta menos días, ya que la mejora en ganancia de peso ha sido espectacular en estos años, pero otros elementos como índice de conversión o mortalidad han mejorado menos en España en un intervalo de 5 /6 años.
Una posible explicación de ello podría ser una mayor capacidad de ingesta de los animales.
Este hecho se refleja con un ejemplo real, donde podemos ver el promedio de resultados técnicos en España de 2010 comparados con datos de 2015 (datos de elaboración propia):
La mejora de la conversión del alimento se explica en su totalidad por la mejora de la ganancia, y no por una mejor digestibilidad o aprovechamiento de las dietas empleadas
Valga en cualquier caso los datos anteriores para valorar la enorme mejora obtenida de los índices zootécnicos en nuestro país.
Si empleamos los datos del 30% de las mejores granjas, obtenemos el siguiente cuadro:
Una vez en este punto, es conveniente tratar de valorar qué podemos esperar de la nutrición en términos de resultado, y en este punto es mucho más difícil dar una respuesta.
Hay que tener en cuenta que en una integración de pollos de carne nos encontramos con un valor que no siempre es suficientemente valorado, como es la variación entre granjas. Un análisis simple de ciertas integraciones nos da valores de coeficiente de variación (CV) para algunos datos zootécnicos, como conversión, ganancia o peso, de hasta el 10% (e incluso por encima del 50% para la mortalidad), mientras que en las más uniformes este valor está sobre el 4-5%.
En una integración con un CV de más de 8% para la conversión, por ejemplo, tratar de encontrar diferencias de un 2-3% como consecuencia de un cambio nutricional es, cuanto menos, arriesgado.
Pero, ¿esto quiere decir que ya no hay respuesta de los pollos a cambios nutricionales? Evidentemente no.
Hay respuesta, lo que ocurre es que, en determinadas circunstancias, tal vez no seamos capaces de verlas en campo. Y como siempre ocurre, finalmente lo que no se puede medir, no se puede valorar.
Mientras tanto, sigue en valor el hecho de que niveles superiores de EM en las dietas reducen el consumo de los pollos, si bien posiblemente no en la misma manera que hace unos años, con una capacidad de ingestión menor de los animales.
Así pues, si la nutrición está tan condicionada por factores genéticos (crecimiento, ingesta) o ambientales/patológicos (variación de los datos entre granjas), ¿en qué podemos seguir avanzando?
En mi opinión personal, son varios los elementos de ajuste de la nutrición del futuro que trataré de desarrollar. Fundamentalmente, el abaratamiento de las raciones y la mejora de la calidad de canal de los pollos
En baremo de remuneración, mejores resultados implican mejores pagos.
En relación al primer punto, no debemos olvidar que la mayoría de las integraciones tienen establecido con sus granjeros un baremo de remuneración en función de los resultados técnicos, de modo que:
Aunque en la mayoría de los contratos, las bonificaciones están establecidas en función de la relación que exista entre peso e índice de conversión, parece claro que, cuanto mayor sea esta diferencia, mayor será también la remuneración del granjero.
Si hacemos un pequeño análisis sobre la base de los resultados presentados previamente tendremos que:
Esto significa que, salvo cambios en las tablas empleadas, el coste de pago a granja se ha incrementado significativamente en el periodo.
Las bonificaciones se establecen en función de la relación entre peso e índice de conversión
Es posible que, en consecuencia, el coste de las integraciones se haya mantenido estable en términos comparables en el periodo, a pesar de la mejora zootécnica.
Esto es bueno si es lo que se pretende, pero no tanto si se produce como consecuencia de una acción involuntaria por parte de las empresas.
En los últimos cinco años, el coste del pago a granja se ha incrementado significativamente.
Por otra parte, se ha discutido bastante en relación a la dicotomía concentración/digestibilidad de las dietas. Una fórmula no siempre tiene que producir una conversión mejor, si este incremento de la concentración se acompaña de una reducción de la digestibilidad de la dieta.
Varios trabajos se han desarrollado en esa dirección, siendo actualmente el empleo de trigo entero mezclado con el alimento, y el especial cuidado con la digestibilidad de la dieta en el periodo entre 20 y 30 días, los elementos que, a la fecha, parece dar los mejores resultados.
Finalmente, se han estado desarrollando diferentes estrategias de alimentación basadas en el tamaño de partículas de la dieta. En esta dirección, el empleo de dietas en forma de harinas groseras vuelve a estar en consideración.
Principalmente la calidad de carne va más ligada a aspectos de la situación de la granja o del sacrificio que directamente con elementos de la dieta
En relación con la mejora de la calidad de canal en los mataderos, empezar diciendo que una parte muy significativa de los defectos de calidad encontrados no son directamente imputables a elementos de la dieta, siendo mucho más frecuentes los problemas relacionados con la situación en la granja o con el propio proceso de sacrificio.
A pesar de ello, desde el punto de vista nutricional, se puede tratar de mejorar algunos problemas, tales como calidad de piel y tegumentos (pododermatitis); calidad de osificación, relacionada con roturas y dislocaciones, así como parcialmente con la presencia de hematomas; oxidación de la canal; roturas y permeabilidad vascular y otros.
Hay en la actualidad una buena base de investigación sobre estos parámetros de calidad, aunque en todos ellos la intervención de la nutrición es solamente parcial.
También parece suficientemente demostrada la relación entre determinados parámetros nutricionales y los datos de rendimiento (tanto de canal como de porciones), por lo que se está trabajando en tratar de mejorar estos valores.
En este sentido, tanto los valores de proteína bruta o su relación con la energía de los piensos y un nuevo análisis del papel de los aminoácidos no esenciales puede ser el inmediato futuro.
Como resumen, la nutrición avícola, y especialmente para producir pollos de carne, está en un momento de cambio de objetivos, pasando de una prioridad por el resultado zootécnico a una situación de mejora de los costes de producción y de la calidad de canal que puede obligarnos a cambiar algunas ideas preconcebidas en nutrición.