Introducción
Las gallinas ponedoras modernas tienen la capacidad de producir más de 300 huevos por ciclo productivo. Para alcanzar este potencial genético es indispensable un plan nutricional que asegure no solo la producción en cantidad, sino también la calidad del huevo y la salud de las aves a largo plazo.
Fases productivas y requerimientos nutricionales
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Etapa de recría (0-16 semanas): El foco está en lograr un crecimiento uniforme y el desarrollo adecuado del sistema esquelético. La dieta debe tener proteína digestible, minerales y un aporte controlado de energía.
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Inicio de postura (17-25 semanas): Se requiere un ajuste gradual en calcio y fósforo para preparar la formación de la cáscara.
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Postura pico (26-40 semanas): Máxima demanda de energía y aminoácidos esenciales para sostener la producción.
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Etapa tardía (>40 semanas): El énfasis se coloca en mantener la persistencia productiva y compensar la pérdida de eficiencia digestiva.
Energía, proteína y aminoácidos
Una gallina en postura necesita suficiente energía metabolizable para sostener tanto el mantenimiento como la síntesis del huevo. Los aminoácidos limitantes, como metionina, lisina y treonina, son críticos para la producción de albúmina y yema.
Calcio y fósforo: calidad de la cáscara
El calcio es el mineral más importante en la dieta de ponedoras, pues cada cáscara requiere entre 2 y 2.5 g de este mineral. Es fundamental ofrecerlo en forma de partículas gruesas que permitan una liberación sostenida durante la noche, cuando ocurre la calcificación. El fósforo disponible, junto con la vitamina D3, garantiza una adecuada absorción y utilización del calcio.
Micronutrientes y vitaminas
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Vitamina D3: clave en la regulación del metabolismo del calcio.
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Vitamina E y selenio: antioxidantes que mejoran la calidad del huevo.
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Manganeso y zinc: fortalecen la cáscara y la integridad ósea.
Estrategias para la persistencia en la postura
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Ajustar los niveles energéticos para evitar pérdida de peso corporal.
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Incluir aditivos funcionales (enzimas, probióticos, extractos vegetales) que mejoren la digestión.
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Monitorear el consumo de agua y su calidad, ya que una gallina puede necesitar hasta 250 ml/día.
Conclusiones
La nutrición de las gallinas ponedoras debe diseñarse de acuerdo con las fases de producción. El suministro equilibrado de energía, aminoácidos, minerales y vitaminas asegura una alta tasa de postura, buena calidad de cáscara y bienestar general del ave.