La alimentación desde el traslado hasta el pico de producción es una fase crítica para asegurar la consecución de los objetivos productivos de las ponedoras.
Poco hay que decir de la influencia de esta fase, que es crucial, para que nuestros lotes se comporten en producción según esperemos.
Es importante incidir que esta fase no podrá cubrir los errores o déficits que se hayan visto durante la fase de recría:
- Falta de uniformidad.
- Pesos por debajo del objetivo.
- Consumos bajos.
Sin embargo, es importante conocer cómo se recibe el lote y sus circunstancias para establecer una estrategia de nutrición. Y saber a dónde queremos llevarla:
- Objetivo de tamaño vs número de huevos.
- Densidad de animales en producción.
- Época del año y capacidad de refrigeración o calefacción de las naves.
- Tipo de producción; jaula vs aviario vs campero.
Algunas referencias para asegurar una buen inicio y establecimiento de la producción durante la fase de transición:
- Conseguir un aumento de peso consistente, al menos 200 gr de peso al inicio de puesta, >350 g a la semana 25 de vida y >450 g a las 30 semanas. Todo ello con una uniformidad > de 85%.
- Conseguir un consumo de pienso que cada semana sea mayor que la anterior. Pasar de 80 a 120 g en 10 semanas.
- Conseguir un inicio de puesta homogéneo, pero sin competencia para el nidal, y que el pico de puesta sea máximo.
- Mantener crecimiento y consumo una vez alcanzado el pico de puesta, para asegurar cubrir necesidades del pico de masa de huevo.
Cuando revisamos las recomendaciones de distintas estirpes, para las dietas de prepuesta e inicio de puesta, observamos que a priori no existe gran variación entre unas recomendaciones y otras, salvando alguna particularidad (Tabla 1).
Todas las recomendaciones indican la necesidad de una dieta de prepuesta, para la fase de formación del hueso medular a partir de la semana 15 de vida, donde se aumenta el aporte de calcio y de fósforo, comparado con las dietas de desarrollo de final de la recría.
- Además, hacen la recomendación de no alargar el consumo de esta dieta más allá de 2 o 5% de puesta o de 18 semanas de vida, según la estirpe.
- El uso de este tipo de dietas de prepuesta aún presenta controversia por los problemas que puede ocasionar de descalcificación en las gallinas si se alarga su consumo durante mucho tiempo.
- Asimismo, valores de Calcio por encima de 2-2,5% podrían dar lugar a problemas de consumo.
En un trabajo publicado recientemente, A.F. de Juan y colaboradores (2023), observó en gallinas marrones el efecto que podía tener aplicar un 2,5 o un 3,8% de Ca en las dietas de prepuesta (de 16 a 19 semanas de vida) sobre parámetros de producción, calidad de cáscara y de tibia hasta las 63 semanas de vida.
Aumentar la cantidad de Ca suministrado, redujo el consumo de pienso en 2,1 gramos de consumo medio diario en la fase de 16 a 19 semanas de vida y una ralentización del inicio de puesta en esta fase.
- Sin embargo, no influyó negativamente en parámetros productivos hasta las 63 semanas de vida.
Por el contrario, la administración de un pienso con un nivel más alto a lo recomendado por las genéticas (3,8%), supuso una reducción de huevos rotos y fárfara, así como mejoras significativas en los parámetros de calidad de la cáscara (dureza de la cáscara, % cáscara y espesor de cáscara de huevo) hasta las 63 semanas de vida de los animales, momento en que terminó la prueba.
Tanto H&N como Lohmann proponen unas dietas específicas a partir de la semana 18/19 de vida hasta las 25 semanas o hasta alcanzar 105/110g de consumo, respectivamente.
La peculiaridad de estas dietas está en el contenido de energía, algo menor que el propuesto por las otras estirpes.
- El nivel nutricional de la propuesta de Lohmann es algo más concentrado (PB, aa’s, Ca y Pd) que el de H&N.
La empresa Trouw Nutrition, también propone una dieta Pre-Pico para administrar entre las semanas 17 y 24.
En su centro de investigación de Casarrubios del Monte (Nutreco PRC) desarrollaron esta dieta específica a lo largo de tres pruebas realizadas en gallinas marrones.
Esta dieta Pre-Pico con un nivel de 2,77 g dLYS/Mcal se comparó con una dieta altamente concentrada y una dieta estándar, ambas con 2,44 g dLYS/Mcal (misma proporción de nutrientes por Mcal de AMEn).
Los resultados observados probaron que la dieta Pre-Pico ocasionó un mayor consumo de pienso y de nutrientes (Tabla 2) y una mayor producción al inicio de puesta evaluado hasta las 32 semanas de vida (Gráfico 1).
A nivel práctico, estas dietas con baja energía tras el traslado de las pollitas a naves de puesta permiten aumentar los consumos más rápidamente.
- No obstante, hay que controlar que la evolución de los pesos y consumos semanales sea la adecuada.
Temperaturas altas en verano, así como densidades de animales altas que provoquen competencia por comederos, pueden dar lugar a la recomendación de dar este tipo de dieta en forma de migaja o gránulo hasta alcanzar consumos de 110 g/d.
Además, cuando se pasan de dietas energéticamente bajas a dietas con niveles más altos o recomendados, a estas edades cerca del pico de producción, la gallina aún no es capaz de regular su consumo por energía de forma precisa.
Lo que supone un aumento de consumo de nutrientes muy beneficioso en fases donde es muy habitual ver pérdidas de peso (especialmente en alojamientos libres de jaulas).
- Este mismo comportamiento al pasar de dietas bajas en energía a dietas más ricas, también fue observado por Lieske van Eck et al. (2024) en edades comprendidas entre las 17 y 20 semanas de vida
- Lo contrario se observó al pasar de dietas concentradas a dietas más diluidas, donde se observó un consumo de nutrientes menor hasta que se reguló el consumo por energía.
En los últimos años se han publicado varios trabajos para evaluar la conveniencia de alimentar dietas más o menos nutritivas en función del peso de los animales.
- De esta manera, Muir et al., alimentó a dos grupos de gallinas ISA Brown, de peso por encima (+120 g; HW) o por debajo del peso estándar a las 16 semanas de vida (-120 g; LW), con dos dietas que diferían en su nivel nutricional (alto o bajo), desde las 18 a las 24 semanas de vida y observó sus resultados hasta las 50 semanas de vida primero (Muir et al., 2022a) y a las 90 semanas finalmente. (Muir et al., 2023).
Concluyeron que administrar dietas con niveles nutricionales altos (2900 Kcal de EMAn y 0,83% de Lys digestible) durante las primeras semanas de producción mejoró la calidad de la cáscara del huevo tanto en gallinas LW como HW.
- Además, la dieta más rica en nutrientes contribuyó a una mayor cantidad de tejido de oviducto y una menor oxidación hepática en las aves LW en comparación con las HW.
Asimismo, de este trabajo también se puede concluir que las gallinas LW son capaces de mantener la producción de huevos hasta la puesta muy tardía, junto con una menor probabilidad de desarrollar osteoporosis, en comparación con las gallinas HW.
Es importante remarcar que, en sistemas de producción libres de jaula, durante el inicio de la producción no es extraño ver que los animales no ganan el peso que deben e incluso que empiezan a perder peso y usar sus reservas.
Estas fases de balance nutricionales negativos, hay que evitarlos o limitarlos al máximo.
Muchas veces, o casi siempre, la nutrición sola no puede conseguirlo y es importante que en estas semanas donde los lotes tienen que arrancar se vigilen las pasadas de pienso, apertura de tajaderas o patines y se realicen los manejos necesarios para que la gallina coma, crezca y produzca.
Un recurso que se ha vuelto no poco habitual en esta fase en sistemas alternativos, es el uso de dietas migajadas o granuladas.
Estas presentaciones podrían no potenciar el desarrollo del digestivo, pero consiguen que los animales no seleccionen tanto y que en menos tiempo, comparado con la harina, consuman su ración.
Podemos resumir la importancia de esta fase a nivel nutricional en tres aspectos:
- El uso de una dieta de prepuesta es una estrategia para “alimentar” la formación de hueso medular. Niveles de Ca mayores a los recomendados pueden ser interesantes si se consigue no alterar el consumo.
- Dietas especiales, tipo PrePico, pueden ayudar a llegar a un consumo alto en menos tiempo. Pero tiene sus inconvenientes en situaciones de calor y densidades altas en naves.
- Al inicio de la producción, al menos hasta semana 25/30, las dietas deben de tener un nivel nutricional alto, para poder atender las necesidades de todos los animales (mayores o menores pesos). Además, esta dieta ayuda a reducir problemas de hígados y problemas óseos, especialmente en animales de peso bajo.