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En la avicultura profesional las parcelas productivas están fuertemente marcadas y el proceso global muy compartimentado, donde cada uno sabe lo que hace o debe hacer para que todo funcione correctamente.
Si hay algún desvío frente a lo esperado, el último eslabón de la cadena productiva avícola, el que engorda los pollos con destino a sacrificio, es el que más sufre en sus carnes los problemas: pollos pequeños,
deficientes sanitariamente, irregularidad de la partida, etc.
Es evidente que no podemos adjudicar todas las problemáticas al origen de los pollos, no es ni con mucho lo más frecuente, pero si tiene unas repercusiones económicas importantes.
De dónde vienen las gallinas y gallos que entran en la granja de reproductoras para producir huevos incubables…
Esta es la imprescindible e importantísima función que granjeros como Manuel Samitier Angusto realizan con una dedicación, responsabilidad y profesionalidad sorprendentes, una actitud esencial para un trabajo bien hecho. Ellos saben que son un pilar del que dependen muchos y lo viven con pasión, en este caso dentro de la organización SADA, donde Manuel se encuentra integrado.
Manuel Samitier vive en Graus, un municipio encantador y tranquilo de apenas 3700 habitantes que tiene el título de “ Villa Muy Noble y Muy Antigua” desde inicios del siglo XIII, situado en el norte de la provincia de Huesca. Cuando finalizó el servicio militar, ahora hace cerca de 20 años, al volver a casa le ofrecieron quedarse una granja que se cerraba.
Ya había trabajado anteriormente en ella haciendo trabajitos temporales, de los que ahora ya nadie quiere hacer, como sacar estiércol… Se trataba de una granja que, además de conocerla a fondo, ya se dedicaba a la recría de gallinas y gallos. Como el trabajo le gustaba y tenía ganas de trabajar, se decidió y la compró.
La nave tenía una capacidad de 16.000 gallinas y 2.000 gallos y desde el principio hacía la recría de gallinas y machos. Después de tantos años se decidió a aumentar con una instalación nueva de 3 naves “llaves en mano” realizada por EXAFAN que ha inaugurado en este año 2013. Dos son para la recría de pollitas con 100m de largo por 16m de ancho diseñada con ventilación mixta transversal/túnel y capacidad para 39.000 pollitas en total y la tercera nave es para la recría de gallos, con 70m de largo y 16m de ancho, diseñada para una ventilación transversal y con una capacidad total de 5.000 gallos.
En todas las naves la altura lateral es de 2,3 m y tienen una pendiente de la cubierta del 20% para evitar problemas meteorológicos como el acumulo de nieve. En la estructura, enseguida se observa una característica no habitual. Las tres naves están conectadas con un pasillo de servicio totalmente cubierto y con paredes aisladas, como si formara parte de las mismas naves donde están los animales. Con este diseño EXAFAN ha dado respuesta para extremar las normas de bioseguridad evitando que la transición del avicultor entre naves repercuta en un riesgo sanitario grave. Así nos encontramos que una vez se ha entrado en las naves, no hay conexiones con el exterior donde Manuel pudiera tener contacto, aunque el riesgo sea mínimo, con aves silvestres, roedores, insectos o sus deposiciones. De este modo, posteriormente a la ducha obligatoria y utilización de ropa exclusiva para la instalación, no hay puntos críticos en la bioseguridad de la instalación que conlleve contacto del avicultor con factores de riesgo que puedan comprometer la sanidad de los animales que se encuentran alojados dentro.
Las naves han sido diseñadas para que la limpieza sea perfecta, sin dificultades. El tejado y paredes son de panel sándwich ofreciendo la superficie interna totalmente lisa, sin puentes visibles. Solo se observa el techo totalmente liso, imprescindible para poder lavar a conciencia las cuatro esquinas 4 irremediables, y que además aportan un aislamiento térmico impecable para el interior de la nave .
Aunque no es necesario, cada nave cuenta con 2 silos de pienso, permitiendo vaciar un silo y posteriormente limpiarlo y desinfectarlo mientras la siguiente partida de pienso se ha descargado en el otro silo. De todos es conocido la gran importancia del alimento, y aún más si está en este tipo de aves. Por ello, han instalado una báscula automática de pesaje en el silo: para controlar la existencia de pienso y evitar problemas de logística en el suministro.
La alimentación es la misma para los gallos y las gallinas, y la diferencia fundamental con otras instalaciones es que el alimento se distribuye mediante unos comederos aéreos que esparcen el pienso todos los días y el sistema de bebederos es el mismo que en la otra granja.
Los animales se pesan manualmente cada semana para comprobar su evolución y se compara con una tabla estandarizada que permite estipular el pienso por animal que se tendrá que administrar y de paso observar el comportamiento de la crianza. A pesar de tener una báscula de pesaje automático, hacerlo manualmente permite observar a los animales y recoger de primera mano información de su evolución. Prácticamente cada semana se aplica una vacuna, la mayoría vía agua, pero algunas se han de realizar manualmente inyectadas.
Se aprovecha cuando salen los animales para hacer la limpieza total, con ayuda de espuma enzimática que ayuda a desincrustar la suciedad y la materia orgánica y luego desinfección a fondo. La importancia de los techos lisos son fundamentales en esta fase para no dejar puntos oscuros donde no se puede acceder para la limpieza. Al ser una nave diseñada con un total aislamiento del exterior por EXAFAN, el uso de plaguicidas se realizan sobretodo en el exterior, contratando una empresa especializada en control de roedores para el exterior de las naves y evitar males mayores.