¡Prevención frente a las alertas!

Da igual dónde se produzcan las alertas o sus motivos lo que sí ocurre. Al final, es un fuerte quebranto económico que el sector asume una y otra vez. La eterna pregunta sigue siendo qué debe hacer el sector ante estas situaciones de alertas. En futuras situaciones, la respuesta debe marcarla la prudencia y los conocimientos técnicos.

Es muy importante establecer una base científica dinámica, con conocimientos actuales donde un equipo técnico de profesionales vaya incorporando las nuevas aportaciones científicas. Debemos comunicarla a la sociedad de una forma progresiva, sin prisas, informando de las bondades de los productos avícolas y de los posibles inconvenientes que un mal manejo puede ocasionar.

No debe olvidarse la educación continuada a los gremios de profesionales de distintas índoles, pero principalmente sanitarios, informándoles de la elaboración y calidad de los productos avícolas. Este proceso hará que en el futuro próximo, cada vez que salte una alerta sanitaria, el sector no empiece a temblar por las posibles consecuencias que en el consumo se puedan derivar y a calcular las pérdidas que se van a producir.

A veces surge la paradoja de que la alerta sanitaria en una zona o en un país puede beneficiar a corto plazo a otros productores. Cierto es que se trata de momentos donde algunos se arruinan y otros consiguen buenos beneficios. Pero como dice el refrán “pan para hoy y hambre para mañana“. Es necesario prepararse y rápido, por si dentro de poco nos toca a nosotros. Lo que sí es seguro es que los menos preparados serán arrollados de manera más violenta en las futuras alertas.

Ideas como la que se hizo ya hace años de asignar el segundo viernes de octubre como día mundial del huevo y celebrar sus bondades nutricionales en más de 150 países es una magnífica ayuda para que la sociedad recuerde las excelencias de los huevos y olvide los falsos mitos.

Esta situación la cuenta con acierto el nutricionista Juan Revenga, autor del blog “El nutricionista de la general“, cuando habla de la redención nutricional del huevo como alimento. El autor relata que la historia del huevo le recuerda a un drama penitenciario en el que se descubre, pasados muchos años, que el condenado era inocente.