Gallinas modernas, un desafío para los nutricionistas
Para leer más contenidos de aviNews España Febrero 2022
Las gallinas ponedoras actuales tienen un altísimo potencial genético para producir huevos y si reciben condiciones ambientales, sanidad y nutrición adecuadas pueden mantenerse sobre el 90% de postura por un largo período del ciclo productivo. En la última década hemos visto cómo el avance genético ha generado gallinas ponedoras con una extraordinaria persistencia productiva, acompañada de una ligera disminución del peso corporal, consumo de alimento y tamaño de huevo; alcanzando 50% de producción más temprano que hace 10 años.
Gallinas modernas, un desafío para los nutricionistas
Las gallinas modernas representan un desafío para los nutricionistas, pues uno ya no puede basarse completamente en la información científica generada en el pasado con otro tipo de aves.
Se podría pensar en un aumento de los requerimientos nutricionales; sin embargo, todavía siguen produciendo un huevo al día, con una masa de huevo diaria levemente reducida, por lo tanto, los requerimientos nutricionales diarios no deberían haber aumentado; de ahí la importancia de considerar los requerimientos nutricionales de la gallina en fase de puesta en base a un consumo diario de nutrientes.
La importancia de alcanzar el peso en la recría
Uno de los problemas frecuentes en la actualidad es en aves que están alcanzando el pico de producción y no son capaces de consumir suficiente alimento, teniendo que recurrir a su grasa corporal y estructura ósea para compensar la falta de nutrientes, generando una caída productiva típica que va a impactar el desempeño del ave por el resto de sus días si las reservas no son adecuadas y/o la demanda es alta.
Por lo tanto, es necesario preparar a las ponedoras para que inicien la postura con un tamaño y peso adecuado, un consumo de alimento de por lo menos 95 g e idealmente 100 g diarios y con una reserva de calcio apropiada, lo que significa un hueso medular bien formado
Formación ósea
Para la formación ósea es de suma importancia la nutrición de calcio, fósforo y vitamina D3 durante el crecimiento; mantener la relación adecuada entre calcio y fósforo disponible y proporcionar los niveles adecuados de estos minerales durante lapre-postura para la correcta formación del hueso medular
La formación del hueso medular comienza alrededor de 10 días antes de la postura y el esqueleto del ave se incrementa en un 20%; debido a un sinergismo hormonal de estrógenos y andrógenos que aumentan indirectamente la absorción y retención de calcio y fósforo.
El calcio
El tamaño de partícula de la fuente de calcio es una de las medidas más importantes para mantener una buena calidad de cáscara. Partículas mayores de 2 mm son retenidas en la molleja, solubilizándose lentamente y demorando así la asimilación del calcio. Este calcio dietético estará disponible durante la noche, que es cuando ocurre la mayor calcificación de la cáscara y la gallina no tendrá que depender exclusivamente del calcio proveniente del hueso medular.
Nivel de fósforo
El nivel dietético de fósforo disponible es también importante en la calidad de la cáscara. Durante el crecimiento del ave un nivel y una relación apropiada de calcio y fósforo disponible son necesarios para la óptima calcificación de los huesos y formación del hueso medular. Sin embargo, durante la postura, un nivel relativamente alto de fósforo disponible inhibe la movilización de calcio de los huesos; porque, aunque exista disponibilidad de calcio dietético durante la noche, la gallina siempre recurrirá al hueso medular para obtener parte del calcio que va a la cáscara y la movilización de calcio del hueso implica la presencia de un alto nivel de fósforo en la sangre.
Por lo tanto, es necesario limitar el nivel de fósforo disponible en la dieta, especialmente después de las 60 semanas de edad, para mejorar la calidad de cáscara.
Vitamina D3
La presencia de un nivel adecuado de vitamina D3 en la dieta es imprescindible para una buena calcificación de huesos y de la cáscara. En la actualidad se encuentran disponibles metabolitos de la vitamina D3 que permiten aumentar la retención de calcio y muchas veces reducir la mortalidad.
Zinc, manganeso y cobre
También es importante que la dieta contenga niveles adecuados de zinc, manganeso y cobre; pues participan en la formación de las membranas o cutículas internas de la cáscara del huevo y la matriz orgánica de la cáscara.
El zinc ayuda en la disponibilidad del carbonato para la formación del carbonato de calcio de la cáscara. La adición de estos minerales a través de una buena fuente orgánica ha resultado más beneficiosa.
Estrés calórico y calidad de la cáscara
Cuando las gallinas se encuentran bajo estrés calórico, el continuo jadeo genera una baja de carbonato en la sangre y el consecuente deterioro de la calidad de la cáscara por falta de carbonato.
Selección del alimento por parte de la gallina
La gallina en postura necesita un consumo diario mínimo de energía metabolizable de 280 a 300 kcal/kg con una ingestión balanceada de aminoácidos digestibles, minerales y vitaminas para asegurar una adecuada producción y tamaño de huevo. Cuando la gallina está en producción, tiene la habilidad de seleccionar diferentes componentes de la dieta durante el día. Este es un proceso muy eficiente por lo que se recomienda presentar un alimento donde el grano y la fuente de calcio tengan un tamaño de partícula entre 3 y 5 mm que promueva su selección.
Es recomendable el uso de por lo menos 2% de aceite adicional o ingredientes con alto contenido de lípidos, como la soja integral, para reducir el polvo y ayudar al ave con la selección de la porción más fina del alimento.
Tradicionalmente se han usado niveles iguales o superiores a 17% de proteína en las dietas de gallinas ponedoras. Sin embargo, la tendencia actual es formular en base a los requerimientos de aminoácidos digestibles indispensables. Niveles excesivos de proteína en la ración no sólo significan un alto costo adicional de la fórmula, sino que, además pueden afectar el desempeño productivo de las ponedoras, especialmente cuando las gallinas se encuentran bajo condiciones de estrés calórico. Su digestión y metabolismo generan un incremento calórico corporal innecesario, aumentan los aminoácidos circulantes, disminuyendo el apetito; y provocan la excreción de cantidades excesivas de ácido úrico, con gasto de energía, que finalmente incrementarán la contaminación ambiental.