La información existente sobre las necesidades nutricionales de pollitas y reproductoras pesadas es limitada.
El programa de alimentación de las reproductoras busca altos índices de puesta, con huevos de tamaño aceptable y buena cáscara que produzcan un alto número de pollitos viables de buena calidad.
El objetivo principal es conseguir 162 a 165 huevos y 138-140 pollitos por ave alojada a las 60 sem de vida.
Para lograr este objetivo se precisa que:
Las reproductoras alcancen un pico de puesta superior al 86%
Mantengan una buena persistencia durante el ciclo de puesta
Con un nacimiento medio entre y el 85 y 87%
Y con una mortalidad durante el ciclo inferior al 8-10%
La continua mejora del apetito y del crecimiento del pollo de engorde, obliga a restringir el consumo durante las fases de recría y puesta en las reproductoras pesadas.
La restricción se ha acentuado con la mejora genética y se implementa cada año a edades más tempranas.
De hecho, es frecuente iniciar la restricción a edades de las aves inferiores a las 4 semanas de vida, y no es raro en la actualidad restringir los animales desde la segunda semana de vida.
Por el contrario, tampoco es extraño observar que las pollitas no alcanzan los pesos objetivo en las 2 primeras semanas de vida, en este caso puede ser recomendable usar piensos algo más concentrados durante esas semanas.
El objetivo es conseguir que la pollita alcance un peso a las 22 semanas de vida similar al de su futura descendencia a las 6 semanas (Leeson y Summers, 2012). Esta situación conlleva problemas a resolver en relación con el bienestar animal (Jong y Guémené, 2011).
Como consecuencia de los avances genéticos en el pollo de engorde, las reproductoras actuales son muy magras y tienden a depositar poca grasa, lo cual es un problema más evidente durante las 30 primeras semanas de vida.
Esta evolución genética que afecta a la composición corporal de la reproductora obliga a modificar los programas de alimentación en relación al de sus antepasadas de hace 15 años.
Estos cambios son necesarios tanto durante la recría como en la fase de puesta (Van Emous et al., 2015; De los Mozos et al., 2017).
A fin de adecuarnos a la nueva situación, recomendamos un programa de alimentación en base a 2 piensos con características nutricionales específicas, que se adaptan mejor a las necesidades de las aves.
Un buen programa de alimentación de reproductoras pesadas exige una estrecha colaboración entre el nutricionista y el técnico de campo. De nada vale que el nutricionista ajuste con errores mínimos las necesidades en AA de un lote de reproductoras, si el técnico de campo decide arbitrariamente subir o bajar el consumo en 3-5 g/d.
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LOS PROBLEMAS CLAVES ACTUALES A RESOLVER EN reproductoras pesadas son:
necesidad de utilizar programas de alimentación restringida lo que conlleva problemas de bienestar del ave.
lograr una buena uniformidad del lote.
evitar un exceso de deposición magra previo y durante el inicio de la puesta.
mantener las hembras con un buen plumaje para mejorar la aceptación del macho.
conseguir huevos de tamaño adecuado que permita maximizar la viabilidad de los pollitos, especialmente durante la primera fase del ciclo de puesta, que den lugar a pollitos con alta capacidad de crecimiento.
PRESENTACIÓN DEL PIENSO Y TAMAÑO DE PARTÍCULA
Desde un punto de vista práctico, la presentación del pienso tiene una gran influencia sobre la productividad de pollitas y reproductoras pesadas.
La presentación en migas o en microgránulos es recomendable en primeras edades (<3 sem) e imperativa en aves mantenidas sobre suelo, con distribución aérea de pienso.
En alimentación en base a harina, la textura del pienso es importante, probablemente más en el caso de pollitas o reproductoras pesadas que en el caso de gallinas de huevo comercial.
Cuando la restricción del consumo es alta, tal y como ocurre durante la recría y el período de puesta, el gránulo facilita el consumo rápido del pienso por las aves dominantes, lo que en caso de naves escasas de espacio de comida o de comederos, reduce el consumo de las aves más débiles, lo que se traduce en menor uniformidad del lote
Por tanto, el uso de microgránulo es totalmente necesario en aves alimentadas directamente sobre suelo, mientras que en presencia de comederos en canal o platos, la presentación en harina o en migajas con buena textura puede dar buenos resultados.
En el primer caso, cuando el pienso se distribuye sobre el suelo por medio de sistemas de distribución aérea, es muy importante que el gránulo tenga muy buena durabilidad y la menor cantidad posible de finos para asegurar que las aves tengan disponible realmente la cantidad de pienso deseada.
En caso de utilizar gránulo en la nave de recría, el pienso de prepuesta desde las 17 a las 20 semanas debe suministrarse también en gránulo, y en la nave de puesta desde las 20 semanas hasta el primer huevo (≈23 sem), el pienso se suministrará en la misma presentación que reciban las gallinas en puesta.
Por otro lado, podría ser recomendable la distribución de granos enteros de cereales, fuentes de Ca granular o grit en suelo a fin de que las reproductoras bajen de los slats, facilitando la monta y mejorando la fertilidad. Además, el picoteo natural por las aves podría facilitar la pérdida de humedad y mejorar la textura y calidad de la cama.
Cuando las gallinas reproductoras en puesta se alimentan con piensos en harina, es muy importante una buena homogeneidad del tamaño de partícula, limitando, tanto el % de partículas muy gruesas (> 3mm) como el de partículas muy finas (< 1 mm), para evitar problemas de disgregación del pienso que empeoran la uniformidad del lote y problemas de reducción o retraso en el consumo en verano.
NECESIDADES ENERGÉTICAS
Se estima que las reproductoras pesadas precisan 460-475 kcal EMAn/d en el pico de puesta, variando en función de la temperatura ambiental, el peso y la productividad. Dado que los piensos comerciales tienen una concentración energética en torno a las 2.760-2.800 kcal EMAn/kg, se estiman unos consumos medios diarios en este período de 167-172 g de pienso.
Las pollitas reproductoras pesadas se adaptan bien a amplios rangos de concentración energética de los piensos
Durante la fase de recría, donde la restricción alimenticia es elevada, sería recomendable utilizar dietas diluidas, con bajos niveles de energía y resto de nutrientes pero altos en FB.
En las recomendaciones para reproductoras pesadas que se presentan en la tabla 1 se propone un nivel energético de 2.775 kcal EMAn/kg por ser un valor típico en inicio de puesta en la industria.
Sin embargo, niveles inferiores no suponen problema alguno desde el punto de vista productivo, siempre que se ajuste el consumo de forma proporcional.
Es más, una reducción en la concentración energética del pienso mediante la inclusión de fibra podría reducir el estrés de las aves, mejorando el bienestar animal.
Tabla 1. Recomendaciones nutricionales para pollitas, reproductoras pesadas y machos
NECESIDADES EN FIBRA DIETÉTICA
En general, el posible beneficio de elevar el nivel de fibra de los piensos destinados a pollitas y reproductoras pesadas sobre el bienestar no se tiene en cuenta en la formulación práctica. Sin embargo, la inclusión de ingredientes fibrosos en el pienso es un tema de interés creciente debido a su relación con el bienestar animal y la productividad.
Niveles altos de fibra podrían ser de particular interés en piensos de recría a partir de las 7/10 semanas de vida, una fase que se caracteriza por las fuertes restricciones de consumo que se practican para ajustarse a las guías de peso de las empresas de genética. Un volumen de pienso relativamente alto satisface mejor las necesidades del ave en relación con el confort fisiológico del TGI, evitando al mismo tiempo una ingesta excesiva de energía y de AA.
CANTIDAD DE PIENSO
La tendencia actual es aumentar la cantidad de pienso suministrada a las aves reproductoras.
Piensos con bajos contenidos en energía reducen la necesidad de aplicar restricciones cuantitativas excesivas, especialmente cuando se aplican programas de alimentación en días alternativos (De Beer et al., 2007, 2008; Ekmay et al., 2010).
Además, piensos bajos en nutrientes mejoran la uniformidad de los lotes (Zuidhof et al., 2015) y reducen el estrés relacionado con la restricción (De Los Mozos et al. 2017).
En general, las pollitas son capaces de consumir grandes cantidades de pienso (hasta un 15-25% por encima de lo recomendado por las distintas estirpes) y niveles de FB superiores al 10%, sin pérdida de eficiencia.
Piensos ricos en fibra dan lugar a aves más tranquilas, menos agresivas y con menor tendencia al picaje de plumas que piensos basados en maíz y harina de soja.
Como resultado, el emplume mejora, facilitando la aceptación del macho y favoreciendo los índices de fertilidad del lote.
Dentro de las fuentes de fibra disponibles se recomienda aquellas insolubles que no afectan a la viscosidad intestinal ni perjudican la digestibilidad de los nutrientes.
En base a estas informaciones y efectos, en la presente edición de las Normas FEDNA se ha considerado conveniente elevar los niveles de FB recomendados para gallinas reproductoras respecto a los indicados en FEDNA (2008).
NECESIDADES EN ÁCIDO LINOLEICO Y EN GRASA AÑADIDA
Las aves en general no precisan un aporte específico de lípidos, excepto para el caso del LNL. Una deficiencia en este ácido (< 1,2%) se traduce en huevos de menor tamaño, con baja incubabilidad y reducción del número de pollitos viables. Al igual que ocurre en ponedoras comerciales, la inclusión de grasa, especialmente si es de origen vegetal, mejora el tamaño del huevo.
A este particular la inclusión de lecitinas, grasa rica en fosfolípidos, en el pienso, podría ser de particular interés en reproductoras jóvenes (Mandalawi et al., 2015). Asimismo, trabajos recientes (Koppenol et al., 2014, 2015) sugieren la conveniencia de suplementar el pienso con ácidos grasos de cadena larga poliinsaturados, por sus efectos positivos sobre la calidad del embrión y del pollito recién nacido.