Los pollos de engorde solamente transforman en proteína animal el 45% del nitrógeno consumido, mientras que el 55% restante es eliminado. Parte del nitrógeno no utilizado puede reciclarse como fertilizante, pero una fracción se acumula en el ambiente (suelo, agua y aire).
Es importante intentar reducir los excesos de N, a través de estrategias nutricionales como la alimentación a través de sistemas más eficientes; reduciendo el nivel de proteína en la dieta; o adecuando el balance de aminoácidos mediante el uso de aminoácidos sintéticos y suplementos enzimáticos para mejorar la digestibilidad de la ración.
Su suelen usar las siguientes estrategias:
- Utilizando aminoácidos suplementarios que ayudan a obtener un mejor balance, reduciéndose el N eliminado hasta en un 10 a 15 %
- Reduciendo el aporte de proteína cruda utilizando un balance de aminoácidos ideal (proteína ideal) para optimizar el rendimiento productivo y reducir la excreción del N.
Cuando se incrementa el N consumido se aumenta el N excretado y los altos consumos de N no necesariamente resultan en altas retenciones de N.
Cuando se reduce ligeramente el nivel de proteína bruta manteniendo los niveles de aminoácidos limitantes no se compromete el rendimiennto productivo y se reduce significativamente la excreción de N, lo cual tiene mayor impacto ambiental hacia el final del crecimiento. La aplicación del concepto de “proteína ideal” junto con la utilización de aminoácidos sintéticos puede contribuir a reducir la excreción de N.
Estudio
Con la intención de estudiar estrategias nutricionales para reducir la excreción de N y disminuir su impacto ambiental, se estudiaron varios niveles de aporte de lisina en dietas para pollos de engorde.
Se utilizaron pollos machos Ross, distribuidos aleatoriamente en 4 tratamientos de seis réplicas entre 4 y 46 días de edad. Las aves recibieron semanalmente proporciones decrecientes de lisina en la dieta (Tabla 1).
Tabla 1. Niveles de Lisina (%) para cada tratamiento y semana.
En todas las semanas del experimento, se determinó el consumo de alimento y la cantidad de N excretado por réplica durante 48 horas. Al final, las excretas fueron pesadas y homogeneizadas para obtener una muestra representativa por réplica para hacer las determinaciones químicas.
Para la determinación del N retenido en las aves, éstas fueron sacrificadas en un matadero comercial, se molieron y del total de cada réplica se obtuvo una muestra representativa que fue homogeneizada, liofilizada y conservada a -20ºC hasta hacer las determinaciones analíticas.
Para las muestras de piensos, excretas y canales se determinaron:
- Materia seca (MS)
- Materia orgánica (MO)
- Proteína bruta (PB)
- Extracto etéreo (EE)
- Fibra bruta (FB)
- Energía bruta (EB)
Se realizaron las cuantificaciones de los diferentes aminoácidos en las materias primas y los piensos (Evonik Industries, Degussa Ibérica S.A., Barcelona).
Para diferenciar el N fecal del urinario se cuantificó el ácido úrico de las excretas usando un kit enzimático (Precimat, Boehringer Mannheim), seguido de espectrofotometría. Todos los parámetros estudiados fueron sometidos a análisis estadísticos (Tabla 3).
La Tabla 3 muestra que tanto el consumo como la retención de N disminuyeron significativamente (p≤ 0,001), en concordancia con el nivel de lisina y otros aminoácidos suministrados
Las aves del T1 ingirieron y retuvieron más que los pollos que recibieron niveles inferiores de lisina en las dietas T2, T3 y T4. Las aves de T1 y T2, que consumieron niveles de lisina por encima de las recomendaciones del NRC, excretaron más N que las aves de T3 y T4 (p≤ 0,01). La excreción de N urinario fue disminuyendo conforme se redujeron los niveles de aminoácidos (p≤ 0,05). La excreción urinaria de las aves T1 fue mayor que en las aves T2, T3 y T4.
Los niveles más bajos de lisina (T4) resultaron en menor excreción de N (fecal y urinario) y menor retención, tanto total como en la canal, en comparación con niveles de lisina por encima de las recomendaciones nutricionales. El grupo T1 mostró excreciones de N (fecal y urinario) similares a T2 y superior a T3 y T4, pero retuvo más N total que todos ellos, aunque el N retenido en la canal no difirió del N de T2 y T3.
Puede concluirse que las aves que consumieron niveles de lisina y otros aminoácidos recomendados por el NRC (T3) retuvieron tanto N en la canal como las aves que consumieron 15 % más (T1), pero excretaron lo mismo que las aves que consumieron 7 % menos (T4).
Tanto el consumo como la retención del N disminuyeron en función del nivel de lisina y otros aminoácidos. Las aves que recibieron el mayor aporte retuvieron más N que las que recibieron niveles inferiores de aminoácidos. Cuando se suplementaron niveles de lisina por debajo de las recomendaciones del NRC se excretó menos N pero también se produjeron menores retenciones.
Las aves que consumieron niveles de lisina y otros aminoácidos equivalentes a las recomendaciones del NRC retuvieron tanto N en las canales como aquellas aves que consumieron 15 % por encima de las recomendaciones, pero excretaron lo mismo que aquellas que consumieron 7 % menos de lo recomendado por el NRC.
La adición de aminoácidos sintéticos en las dietas, junto con la reducción del aporte proteico satisfaciendo los requerimientos de las aves contribuye a mejorar la transformación productiva y a reducir considerablemente la excreción de nitrógeno (hasta 26 %). En este estudio, la excreción de N urinario fue disminuyendo a medida que se redujeron los aportes de lisina y otros aminoácidos. Otros estudios han reportado que no todos los aminoácidos resultan en el mismo nivel de excreción en forma de ácido úrico; por ejemplo, la glicina y serina resultan en una mayor excreción, contribuyendo potencialmente a una mayor contaminación.
Conclusiones
Una reducción de 7 % en el aporte de proteína, lisina y otros aminoácidos (T4) no afectó significativamente la excreción total o urinaria de N, mientras que un aumento de un 15 % en el aporte (T1) resultó en un incremento significativo en la excreción total de nitrógeno (18-26%), mayoritariamente a través de la excreción urinaria. Por lo tanto, las ventajas de aumentar un 15 % en el aporte de proteína cruda, lisina y otros aminoácidos probablemente no compensa las desventajas en cuanto a la contaminación potencial del ambiente.
El autor agradece la colaboración de los Dres. Josep Gasa Gasó, Ana Cristina Barroeta y la técnica Olga Baños.
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