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Tablas de ventilación mínima en avicultura, ¿Qué función tienen?

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Para entender por qué las tablas de ventilación mínima son problemáticas, primero debemos entender que las tablas de ventilación mínima no tienen nada que ver con el control de los niveles de oxígeno, dióxido de carbono, monóxido de carbono o incluso amoníaco en las naves.

De hecho, todas las tablas de ventilación mínima están diseñadas para hacer una sola cosa: ayudar a los productores avícolas a manejar los niveles de humedad en las naves.

Concretamente, las tablas de ventilación mínima proporcionan una estimación de cuánta ventilación se requiere para eliminar la humedad que las aves suman a la humedad total, que a su vez depende de la edad y/o peso.

Si se usa una tasa de ventilación más baja, entonces no se eliminará toda la humedad que las aves están agregando a la nave y los niveles de humedad se acumulan en el aire y en la cama.

Si se usa una tasa de ventilación mínima más alta, se eliminará más humedad de la nave de la que las aves están agregando a la nave y los niveles de humedad tenderán a caer.

Esto es así para todas las recomendaciones de ventilación mínima, ya sean las proporcionadas por las compañías avícolas, las empresas instaladoras, las casas de genética, un libro de texto o una universidad. Todos ellos proporcionan una tasa de ventilación mínima teórica para eliminar la humedad que las aves están añadiendo a la nave. “Teórica” es la palabra clave aquí.

 

Para calcular la tasa de ventilación para el control de la humedad, debe saber lo siguiente:

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Podemos incorporar estos valores a ecuaciones matemáticas que nos permitirán calcular la tasa de ventilación mínima para el control de la humedad.

El valor resultante de las operaciones anteriores, puede ser dividido por el número teórico de aves o por el peso de las mismas y esto da como resultado una tabla.

ANÁLISIS DE TABLAS DE RESULTADOS

Si va a utilizar una de estas tablas para determinar a qué velocidad deben funcionar sus ventiladores de ventilación mínima, recuerde que existen una serie de premisas muy importantes que se deben tener muy en cuenta cuando se utilizan estas ecuaciones:

1.Si mantiene una temperatura específica en la nave, y es constante para una edad o peso determinado de las aves. Cambiar la temperatura de la nave en +/- 2,5ºC puede traer consigo que la tasa de ventilación mínima requerida cambie +/- 25%.

2.Si mantiene una humedad específica en la nave y es constante a una edad o peso determinado. Cambiar la humedad interior +/- 10%, provoca que la tasa de ventilación mínima requerida pueda cambiar +/-25%.

3.Si añade una cantidad específica de agua en la nave para una edad o peso determinado de las aves. Cambiar el consumo de agua +/- 10%, puede dar lugar a que la tasa de ventilación mínima requerida cambie +/- 10%.

4.Si las condiciones ambientales externas son constantes para una determinada edad o peso de las aves. Cuando cambie la temperatura exterior en +/- 5,5ºC la tasa de ventilación mínima requerida puede cambiar +/- 15%.

5.Si todo el aire entrante se mezcla con el aire del interior:

Todo el aire fresco entra por el sistema de entrada de aire de la nave (es decir, sin fugas).

Se mantiene una apertura de entrada y una presión estática adecuadas. Las entradas de aire están bien diseñadas y mantenidas. Una nave mal acondicionada puede fácilmente requerir que las tasas mínimas de ventilación se incrementen en un 20% o más, debido a que el aire entrante no se calienta y seca adecuadamente antes de bajar al nivel del suelo. Es entonces cuando se necesita más aire fresco y húmedo para secar la cama que aire caliente y seco.

6. La capacidad de movimiento de aire de los ventiladores de ventilación mínima se conoce con precisión. Al cambiar la salida de los ventiladores +/- 10%, la tasa de ventilación mínima requerida puede cambiar +/- 10%.

7.El sistema de calefacción no añade humedad a la nave. Por cada galón de propano quemado, se agrega aproximadamente 0.8 de un galón de agua a una nave. Durante la crianza el sistema de calefacción puede estar fácilmente añadiendo 20% o más del agua que necesitamos eliminar.

8.El aire fresco se introduce uniformemente a lo largo de toda la nave

9.La temperatura y la humedad interior son uniformes en toda la nave.

 

Como resultado de esta amplia variedad de variables, una persona que crea una tabla que proporciona una tasa de ventilación mínima sugerida semanalmente por ave o por peso de ave necesita:

Literalmente, docenas de suposiciones hechas por el creador de una tabla de ventilación mínima tienen que ser correctas para que la tabla proporcione una tasa de ventilación mínima precisa

El problema, por supuesto, es que el usuario no sabe qué suposiciones se hicieron al desarrollar la tabla y si se aplican a su situación particular. ¿La tabla fue desarrollada asumiendo que la nave está en Alemania o Alabama? ¿Se suponía que la nave tenía un nuevo sistema de bebedores o un sistema de bebedores más antiguo? ¿Fue desarrollado asumiendo una nave con cortinas o una nave totalmente cerrada? La lista continúa.

 

Cuanto más variadas sean las suposiciones de lo que realmente está sucediendo en una explotación en particular, más imprecisa será la tasa mínima de ventilación proporcionada por la tabla y los costos adicionales de calidad del aire/salud de las aves/calefacción estarán alejados de los ideales.

Si las tablas de ventilación mínima son tan problemáticas, ¿por qué se han desarrollado?

Las tablas de ventilación mínima no son un concepto nuevo. Las primeras tablas se popularizaron hace más de 40 años, cuando se instalaron por primera vez extractores de aire en las naves ventiladas de forma natural, como un método para controlar con mayor precisión la cantidad de aire fresco que se introduce en una nave durante el clima frío.

Mucho antes de esto, los ingenieros y científicos sabían que las tasas mínimas de ventilación deberían basarse principalmente en los niveles de humedad de las naves.

Las investigaciones al respecto, entonces y ahora, han demostrado que cuando la humedad está bajo control, las otras variables de calidad del aire como el dióxido de carbono, la humedad de la cama, el polvo y el amoníaco, la gran mayoría de las veces, también estarán controladas.

La humedad relativa es simplemente el mejor indicador general de la calidad del aire.

Pero, en el pasado, medir la humedad era difícil y laborioso. Se trataba de usar un psicrómetro para medir la temperatura del bulbo húmedo y del bulbo seco y luego usar una tabla para calcular la humedad relativa. Los medidores digitales de humedad eran extremadamente caros y como resultado fueron relegados a los laboratorios, no a las naves avícolas.

Las tablas de ventilación mínima se desarrollaron para proporcionar una estimación muy aproximada de la cantidad de ventilación necesaria para controlar la humedad y, por lo tanto, la calidad del aire. Proporcionaron a los avicultores un punto de partida. Eran en cierto modo un mal necesario…eran mejores que no dar a un avicultor ninguna orientación sobre las tasas mínimas de ventilación.

La Figura 1 ilustra una tabla de ventilación mínima de principios de la década de 1980. Esta figura en particular intenta tener en cuenta la temperatura exterior al proporcionar una tasa de ventilación mínima, lo que muchas tablas modernas no hacen.

Las tasas de ventilación mínima indicadas, tienden a ser más bajas que las que se usan hoy en día porque las aves crecían más lentamente que en la actualidad y como resultado bebían menos agua (y comían menos alimento), especialmente a edades más tempranas, por lo que era necesario extraer menos agua de la nave.

La pregunta es por qué continuamos usando tablas para determinar nuestras tasas mínimas de ventilación cuando los sensores digitales de humedad están disponibles para ayudar a los productores avícolas a determinar con precisión si están ventilando lo suficiente durante el clima frío.

tabla de ventilacion

Después de todo, no usamos una tabla de tiempo de ejecución de calefactores para determinar cuánto necesitamos hacer funcionar nuestra calefacción. Medimos la temperatura, a través de nuestras sondas, y nuestra calefacción funcionan en consecuencia en función de las órdenes que les ofrece el ordenador.

Por ello, tenemos que empezar a pensar en el control de la calidad del aire de la misma manera, sabiendo que la mejor medida de la calidad del aire es la humedad. Debemos monitorear continuamente la humedad de la nave y luego hacer los ajustes necesarios en nuestros ventiladores de mínimas para mantener el nivel deseado de humedad.

• Si la humedad es demasiado alta, como mínimo se incrementa el tiempo de funcionamiento del ventilador.

• Si es demasiado baja, el tiempo de ejecución debería reducirse.

Es realmente así de simple.

Los sensores de humedad se consideran con demasiada frecuencia como un artículo de lujo. Aunque los sensores de humedad modernos son relativamente caros, rondan los 300€ y probablemente tienen una vida útil realista de sólo unos pocos años, vale la pena realizar el gasto para nuestras explotaciones avícolas.

De hecho, un sensor de humedad es bastante barato cuando se considera en términos de pérdidas económicas, lo que supone un lote de aves enfermo por la mala calidad del aire o simplemente una factura eléctrica elevada debido a la sobre-ventilación de una nave avícola.

Además, una nave típica puede tener seis o más sensores de temperatura que en total cuestan mucho más que un sensor de humedad. Pocos productores podrían manejar adecuadamente el ambiente de la nave, y/o los costos de calefacción sin que los sensores de temperatura les digan lo que está sucediendo en su propia instalación. Lo mismo ocurre cuando se trata de tener un sensor de humedad que ayuda a manejar la salud y el bienestar de las aves.

¿Cuál es la humedad ideal para una nave cuando hace frío?  Alrededor del 50%. Pero el ideal no siempre es alcanzable, económico, o para el caso que sea necesario. De hecho, se reconoce generalmente que el rango aceptable está entre el 30 y el 70%.

Al igual que en el caso de la temperatura de la nave, el objetivo preciso de humedad es discutible y puede variar de una granja a otra, del momento del lote Sin embargo, lo que no es realmente discutible es que, si queremos controlar la calidad del aire, los productores necesitan tener una forma de medirlo objetivamente, y la humedad es lo que los productores deberían estar midiendo y tratando de controlar.

tabla ventilacion

La gestión de la calidad del aire mediante el uso de un sensor de humedad es bastante sencilla. Durante el precalentamiento, el productor proporcionaría una tasa de ventilación mínima de alrededor de 0,05 m3/seg por 1000 pollitos por pollito a colocar en la nave. Esto debe ser visto como un punto de partida. Esta tasa de ventilación también debería ayudar a eliminar el exceso de humedad que emana de la cama como el producido por la combustión de propano/gas natural. Además, se necesita aire fresco para reducir la acumulación de dióxido de carbono que produce el sistema de calefacción.

Comenzando el día después de que el sistema de calefacción se enciende, las tasas mínimas de ventilación deben basarse en lo que realmente está sucediendo en la nave, específicamente en los niveles de humedad.

Si la humedad está entre el 40 y el 60% y es estable, probablemente no sea necesario realizar cambios en el tiempo de funcionamiento mínimo del ventilador. Pero, si el nivel de humedad tiende a subir y alcanza el 60%, se deben aumentar las tasas mínimas de ventilación. Cuanto más rápido reaccione un gerente ante un aumento de la humedad, menor será el aumento necesario para alcanzar la tasa de ventilación mínima.

Es importante tener en cuenta que en ocasiones las tasas mínimas de ventilación pueden disminuir sin dañar la calidad del aire. Por ejemplo, si los niveles de humedad disminuyen debido a los cambios en el clima, es perfectamente aceptable reducir las tasas mínimas de ventilación. Una vez más, no es muy diferente a controlar la temperatura de la nave.

• Si la nave está demasiado caliente/húmeda, se deben aumentar las tasas de ventilación.

• Si hace demasiado frío/seco, las tasas de ventilación pueden disminuir.

• A medida que las aves crecen, tenderá a ser más difícil controlar la humedad relativa y, como resultado, los niveles más altos (es decir, el 70%) se consideran a menudo aceptables.

¿Qué hay del dióxido de carbono?

El hecho es que una tabla de ventilación mínima desarrollada para controlar la humedad no asegura que se mantenga la concentración deseada de dióxido de carbono. Al igual que en el caso del control de la humedad, si tiene un objetivo específico de concentración de dióxido de carbono, la única manera de asegurarse de que se cumpla ese objetivo es midiéndolo de forma continua.

Es casi imposible desarrollar una tabla de ventilación mínima para controlar con precisión el dióxido de carbono porque durante el clima frío la mayor parte del dióxido de carbono es producido típicamente por el sistema de calefacción de la nave y el tiempo de funcionamiento del sistema de calefacción varía enormemente de una nave a otra, de una explotación a otra, o de un día a otro.

Dicho esto, en la mayoría de los casos, si se mantienen los niveles adecuados de humedad, las concentraciones de dióxido de carbono no tienden a ser problemáticas.

Es realmente bastante sencillo. Si desea aves productivas y saludables, guarde la tabla de ventilación mínima e instale un sensor de humedad.

Mantenga control de la humedad como usted controla la temperatura y ajuste el tiempo mínimo de funcionamiento de la ventilación basado en lo que realmente está sucediendo en su nave y no en tablas teóricas anticuadas.

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