La bioseguridad es la piedra angular del control de las enfermedades infecciosas, especialmente de la salmonelosis, la campilobacteriosis, la influenza aviar altamente patógena y la enfermedad de Newcastle.
Se entiende por bioseguridad al conjunto de barreras físicas y pautas de manejo que se han de implantar en una explotación avícola para impedir la entrada —y la salida— de agentes infecciosos que supongan una amenaza para las aves y los seres humanos.
Puntos básicos en el control sanitario
Seguir un plan de aislamiento. Toda granja nueva estará vallada y a más de 500 metros de otra explotación avícola. En el caso de las granjas de reproductoras la distancia mínima será de 1000 metros.
Toda granja debe estar lo más separada posible de otras granjas avícolas. En caso que no sea posible, porque hay granjas viejas muy próximas que se construyeron antes de la actual normativa, se recomienda realizar entradas y salidas conjuntas de las manadas, como si fueran de una sola granja o edad.
Seguir un sistema “todo dentro, todo fuera”.
Disponer de un arco de desinfección de vehículos.
Control y registro del personal (libro de visitas).
Control de perros y gatos.
Disponer de un cuarto de aseo con “zona sucia, zona limpia”.
Seguir normas estrictas de higiene personal.
Cambio de calzado (o calzas de plástico) y ropa (o mono desechable).
Limpieza y desinfección.
Control de roedores (desratización) y pájaros (malla metálica de 2 cm).
Desinsectación (escarabajo del estiércol, ácaro rojo y moscas).
Hacer un vacío sanitario.
Disponer de un sistema de eliminación de cadáveres y residuos avícolas.
Análisis microbiológico y químico del agua de bebida.
Análisis de Salmonella de pollitos de 1 día y pollitas de reemplazo y de cada lote de pienso (mínimo 25 g).
Implantar programas vacunales.
Respetar las normas de bienestar animal.
La bioseguridad es un proceso continuo, es una filosofía de trabajo que deberá seguir toda persona que trabaje en una explotación avícola.
Las prácticas de recogida y de clareo de las manadas de aves para el traslado al matadero son de alto riesgo si el personal no sigue normas estrictas de bioseguridad como el cambio de ropa y calzado y la higiene en general.
Los sistemas de cría extensivos de aves camperas tienen alto riesgo de contaminación, debido a las limitadas medidas de bioseguridad. Por otro lado, las malas prácticas de manejo, la muda y los factores de estrés en general son factores predisponentes de la excreción de Salmonella.
La bioseguridad, el bienestar animal, la integridad intestinal y el control de las causas de estrés y de los agentes inmunodepresores (micotoxinas, enfermedad de Gumboro, anemia infecciosa, enfermedad de Marek) prevendrán o minimizarán la colonización y la excreción de salmonelas en las aves.
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Además, se limpiarán y desinfectarán los accesos exteriores a las naves y las salidas de aire y polvo de los ventiladores que pueden diseminar las salmonelas al exterior.
Limpieza y desinfección
No se puede realizar una desinfección eficaz sin una buena limpieza previa.
La desinfección supone la aplicación de productos biocidas (peróxido de hidrógeno, formaldehido, hidróxido de sodio, cresoles, compuestos de cloro, de amonio cuaternario o de fenol) para la eliminación de los microrganismos patógenos.
Es muy difícil eliminar todas las salmonelas de una nave contaminada. Requiere un estricto protocolo.
Finalizado el ciclo de producción y la recogida de las aves, se retirará toda la yacija o gallinaza de la nave y se limpiará en seco lo más escrupulosamente posible.
Seguidamente, con agua (preferiblemente caliente) y un detergente a presión, se eliminarán todos los restos de materia orgánica y polvo.
Una vez seca la nave, se realizará la desinfección propiamente dicha por pulverización, eligiendo el desinfectante en base a su eficacia, actividad residual, facilidad de empleo y coste. Una vez finalizada, se procederá a la colocación de todo el equipo bien desinfectado y, si es necesario, la yacija nueva libre de salmonelas.
En las granjas problemáticas, como desinfección última, antes de la entrada de las aves, se puede realizar una fumigación con formaldehído o una termonebulización.
Los gases que se generan penetran en las zonas de difícil acceso aumentando su eficacia. A la hora de elegir un desinfectante, seleccionar productos autorizados para uso ganadero y seguir siempre las instrucciones del fabricante y las normas de seguridad de aplicación (ropa de protección, guantes, mascarilla, gafas, etc.).
Desinsectación
El insecto más común en las granjas avícolas es el escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperinus). Éste es un vector potencial transmisor de salmonelas, entre otras enfermedades, y es un destructor de los materiales aislantes de las naves.
Existen dos momentos claves para su control: acabada de salir la manada de la nave, realizar la primera desinsectación con un insecticida autorizado para evitar que, al enfriarse la nave, los escarabajos y sus larvas se refugien en las grietas y migren al interior del material aislante, utilizando para ello productos insecticidas autorizados que sean adulticidas y larvicidas o una combinación de ambos.
Justo antes de que entre el nuevo lote de aves, aplicar el insecticida sobre la cama, perímetro de paredes y columnas, sobre la cama debajo de la línea de comederos y superficie bajo el slat para combatir a los adultos que atraídos por el calor y amoniaco migren al interior de la cama. Se utilizarán productos adulticidas y larvicidas autorizados que no dejen residuos ni sean tóxicos para las aves.
Los medios de control incluyen:
EL AISLAMIENTO LO MÁS ESTRICTAMENTE POSIBLE DE LA GRANJA
CONTROL DEL STATUS SANITARIO DE LAS RECRÍAS
EL CONTROL DE JAULAS, CARTONES DE HUEVOS, VISITAS, CAJAS, CESTAS U OTROS OBJETOS CONTAMINADOS CON ÁCAROS
EVITAR EL CONTACTO DIRECTO CON AVES SILVESTRES
La aplicación de insecticidas en las explotaciones avícolas infestadas con animales en producción debe ser muy cuidadosa para evitar la posibilidad de dejar residuos tóxicos en los productos avícolas.
Las alternativas actuales para el control del ácaro rojo en las granjas con aves en producción son el uso de productos a base de polvo de sílice, productos químicos a base de spinosad y algunos repelentes a base de aceites esenciales y hierbas.
Su inocuidad para gallinas y huevos permite que puedan usarse y estén autorizados en presencia de aves.
El ácaro rojo (Dermanyssus gallinae) es un insecto muy común en las granjas de gallinas ponedoras y reproductoras pesadas. Es también una importante fuente de transmisión de salmonelas (S. enteritidis y S. gallinarum) y muchas otras enfermedades, causando anemia e incluso mortalidad en casos de infestación extrema.
Los ácaros viven en los gallineros escondidos en las rendijas, grietas, baterías, ponederos y aseladeros, y salen por la noche preferentemente para picar y chupar la sangre a las aves.
El polvo de sílice se aplica en todas las superficies de las naves y baterías formando una capa estable y homogénea que ataca la cutícula del insecto causando la deshidratación y muerte de los ácaros, reduciendo las infestaciones.
Los productos a base de spinosad se aplican diluidos en agua mediante spray hasta empapar bien todas las superficies. Su efecto residual actúa sobre el sistema nervioso del parásito provocando una hiperexcitación neuronal permanente y posterior parálisis y muerte.
Los productos repelentes y a base de hierbas y aceites esenciales se aplican sobre las superficies y alteran en mayor o menor medida el comportamiento y migración de los insectos.
Las moscas (Musca domestica) también juegan un papel importante en la epidemiología de Salmonella y, en especial, de Campylobacter. Son una plaga frecuente en las explotaciones avícolas de ponedoras, reproductoras y broilers.
Entran en las naves a través de las ventanas y puertas en las épocas climatológicamente más propicias, ponen sus huevos y se reproducen sobre las heces frescas y zonas con humedad debajo de los slats y en las cintas transportadoras. Tras pasar por tres estados larvarios, a los pocos días emergerán miles de adultos.
Las medidas de control contra las moscas se basan en el uso de telas mosquiteras y la prevención de las humedades y acúmulos de gallinaza y materia orgánica.
Adicionalmente se deben aplicar larvicidas sobre la gallinaza y otras zonas de cría, e insecticidas adulticidas químicos y trampas físicas en los pasillos, marcos de ventanas por dentro de la nave, sala de recogida de huevos y almacenes.
Desratización
Los roedores son una de las fuentes de contaminación de salmonelas más importantes en las granjas y ocasionan numerosos destrozos de material.
La lucha contra ratas y ratones debe ser permanente, tanto en el interior como en el exterior de la nave.
Se tiene que mantener la integridad de los muros exteriores e interiores y una estricta limpieza de los almacenes.
En un buen programa de lucha deben utilizarse trampas y cebos o rodenticidas específicos, generalmente a base de productos anticoagulantes, colocados en lugares estratégicos de paso, pegados a la pared, y en lugares escondidos y oscuros. Éstos se revisarán periódicamente y se realizará una rotación de productos.
La colocación de cebos en la granja debe extenderse a todos los almacenes, locales y madrigueras que puedan ser motivo de cobijo.
La tenencia de gatos para luchar contra ratas y ratones está totalmente desaconsejada ya que pueden ser portadores asintomáticos de Salmonella y diseminarla por toda la explotación.
El plan integral de control de Salmonella abarca de la granja a la mesa.
Aunque la vacunación es un elemento clave en la prevención de las infecciones causadas por Salmonella en las gallinas ponedoras y reproductoras, sin la aplicación consecuente de medidas estrictas de bioseguridad y el diseño de un programa de gran alcance en cuanto a la limpieza, desinfección, desratización y desinsectación en toda la cadena de producción no es posible lograr una eliminación duradera de las salmonelas.
El control de las salmonelas en las aves de producción se fundamenta en las medidas de bioseguridad, las buenas prácticas de manejo, altas exigencias de higiene y la implantación de autocontroles.
Los análisis microbiológicos de las superficies, equipos y utillaje de la granja para la determinación de Salmonella nos permitirán comprobar y verificar la eficacia de los Programas LDDD.