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El pasado mes de marzo, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (European Food Safety Agency, EFSA) publicó su informe anual sobre zoonosis, agentes zoonóticos y brotes alimentarios de 2015, en el que analiza los datos enviados por países miembros de la Unión Europea durante el año 2013 (EFSA & ECDC, 2015).
En el global de la Unión Europea en 2013, se notificaron un total 214.779 casos de Campylobacter confirmados laboratorialmente, frente a los 85.268 casos de Salmonella declarados, lo cual sitúa la campilobacteriosis como la primera zoonosis en la UE.
Además, al contrario de lo que ocurre con Salmonella, la evolución de casos de Campylobacter en estos últimos años, concretamente en el periodo 2009-2013, mantiene una tendencia significativamente ascendente Tabla 1.
Estos datos suponen una tasa de notificación en 2013 de 64,8 casos de campilobacteriosis por 100.000 habitantes, frente a los 20,4 casos de salmonelosis por 100.000 habitantes.
Los países con mayor tasa de notificación fueron la República Checa, Luxemburgo, Eslovaquia y Reino Unido (>100 casos por 100.000 habitantes).
En España se declararon 7.064 casos confirmados en el laboratorio de Campylobacter en 2013, lo cual supone una tasa de 50,4 casos confirmados por 100.000 habitantes con una tendencia también ascendente en los últimos años (Tabla 1).
En prácticamente todos los países, la mayor proporción de casos notificados son domésticos, a excepción de países escandinavos, Suecia, Noruega y Finlandia, en los cuales, los casos asociados a viajes son mayoritarios.
Si comparamos esta situación con Estados Unidos, encontramos varias diferencias.
En primer lugar, en EEUU se observan tasas de notificación menores en ambas zoonosis, pero especialmente en Campylobacter. Los últimos datos publicados por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC) del año 2014, muestran una tasa de notificación de 15,45 casos de salmonelosis por 100.000 habitantes, y de 13,45 casos de campilobacteriosis por 100.000 habitantes.
En segundo lugar, Salmonella sigue siendo la principal causa de toxiinfecciones alimentarias en EEUU, aunque seguida muy cerca por Campylobacter.
Respecto a las especies causantes de enfermedad en humanos, únicamente se obtuvo información en el 48,1% de los casos notificados de campilobacteriosis, y las especies con mayor frecuencia de detección fueron C. jejuni (80,6%) y C. coli (7,1%) seguidas de C. lari, C. fetus y C. upsaliensis detectadas en menos del 1% de los casos.
En España, en el año 2013, el 80,3% de los casos se asociaron a C. jejuni, mientras que solamente el 3,9% de los casos se atribuyeron a C. coli.
La EFSA estima que, el número de casos de campilobacteriosis anuales en la EU27 esté cercano a los 9 millones, y los costes se calculan sobre los 0,35 millones de años de vida ajustados por discapacidad (de sus siglas en inglés, DALYs), y los 2,4 billones de € al año
A diferencia de Salmonella, actualmente no existen objetivos comunes de reducción de Campylobacter en las diferentes producciones ganaderas, ni tampoco la obligación por parte de los Estados Miembros de la UE de establecer programas de control nacionales.
Por todo ello, a día de hoy, existen diferencias importantes entre los distintos Estados Miembros de la UE.
Algunos de ellos, como Dinamarca o Bélgica, han establecido desde hace unos años programas de Control Oficiales.
Además, al no existir obligación de controlar esta zoonosis, los datos remitidos por cada Estado Miembro a la Unión Europea son muy variables, tanto en número, no todos los países remiten datos de Campylobacter, como en la metodología utilizada para obtenerlos (tipo de muestra,
número de muestras, etc).
Esto conlleva que los datos de prevalencia de que disponemos hoy en día, particularmente en el caso de pavos, sean poco representativos. Así por ejemplo, los datos publicados en el último informe de zoonosis de la EFSA de 2015, sitúa la prevalencia global de Campylobacter en broilers en la UE en un 19,9% (Tabla 2).
Este dato dista mucho de los estudios realizados en los diferentes países, así como del 71,2% que se detectó en el estudio realizado en 2008 por la propia UE (y que probablemente sea el que arroje datos más fiables).
El problema radica en que en el informe de 2015 de la EFSA, el 73,2% de las muestras se tomaron en países nórdicos, en los cuales, desde hace unos años, se han establecido programas de control frente a Campylobacter y cuyas prevalencias oscilan entre 0,6% y 13,1%.
Por otra parte, países como Reino Unido, Hungría y Polonia notificaron prevalencias mucho mayores (entre 74,2% y 80,1%), aunque representaban una menor proporción de las muestras.
Por ello, es preciso recordar que los datos presentados en este informe deben interpretarse con mucha cautela.
En el caso de los pavos, la disponibilidad de datos es mucho más limitada, y a día de hoy, no existe un estudio global representativo en la UE.
Según el informe de zoonosis de la EFSA de 2015, la prevalencia media de Campylobacter en pavos en la UE en 2013 fue de un 34%, pero solamente 3 países remitieron datos a la EFSA.
Algunos estudios en otros países indican prevalencias elevadas similares a los broilers. Así por ejemplo, un estudio realizado en Canadá mostró una prevalencia de Campylobacter en lotes de pavos de un 46%, y en lotes de broilers de un 35% (Arsenault et al., 2007).
Respecto a las principales especies de Campylobacter en pavos, el informe de la EFSA de 2015 recoge que C. jejuni es más frecuente (20,58%) que C. coli (10,66%) (EFSA & ECDC, 2015).
Pero este aspecto no siempre es coincidente, de modo que algunos estudios en Polonia y Reino Unido muestran una mayor prevalencia de C.coli en carne de pavo fresca en tienda (Korsak et al. 2015; Little et al. 2008).
Tabla 2. Prevalencia de Campylobacter en broilers, pavos, cerdo y vacuno en 2013 en la UE. Tabla realizada a partir de los
resultados publicados en EFSA, 2015.
Actualmente no existe objetivos de reducción de Campylobacter
En el informe de zoonosis de la EFSA de 2015, la prevalencia media de Campylobacter en carne fresca de pavo en 2013 en la UE fue del 14,6%, frente al 31,4% en carne fresca de pollo.
La mayor proporción de muestras positivas se encontraron en matadero (18,4%), mientras que esta proporción fue menor en muestras obtenidas durante el procesado, o en la tienda (Tabla 3).
Solamente 11 países notificaron resultados de carne fresca de pavo en 2013, y este hecho probablemente cause una subestimación de la proporción de muestras positivas.
De hecho, en estudios realizados en Polonia, Reino Unido e Irlanda para determinar el porcentaje de Campylobacter en carne fresca de pavo en tienda, se obtienen prevalencias entre el 33,5% y el 42% (Korsak et al. 2015; Little et al. 2008; Whyte et al., 2004).
Así pues, la prevalencia de Campylobacter en carne fresca de pavo no dista mucho de la que podríamos encontrar en carne de broilers, pero ¿supone el mismo riesgo para las personas que la carne de broilers?
En el año 2010, el Panel de expertos de Riesgos Biológicos de la EFSA (BIOHAZ) redactó una Opinión Científica para determinar hasta qué punto la carne de broiler contribuye a la campilobacteriosis en humanos en la UE (EFSA BIOHAZ, 2010).
En esta opinión se revisan los resultados de los diferentes estudios de atribución de fuentes, es decir, estudios en los que se pretende determinar y cuantificar el origen o la fuente de infección de los casos de campilobacteriosis en humanos. Estos estudios pueden dar lugar a resultados
distintos, dado que existen diferentes metodologías.
Así, algunos se basan en criterios microbiológicos (comparan las cepas obtenidas de diferentes fuentes y las de casos en humanos a nivel fenotípico o genético), otros en criterios epidemiológicos (mediante el estudio de casos o brotes), mientras que otros se basan en el análisis de resultados de intervenciones concretas (se determina la reducción de casos en humanos tras aplicar una medida de control en un origen o fuente de infección).
Tras revisar los resultados de todos los estudios publicados, se estimó que la manipulación, preparación y consumo de carne de pollo broiler puede causar entre el 20-30% de los casos en humanos. Pero a su vez, entre el 50 y el 80% de los casos de Campylobacter se atribuyen al pollo como reservorio en general.
Esto quiere decir que cepas de Campylobacter del pollo como reservorio, pueden llegar a los humanos por otras vías que no son la comida (p.e. ambiente o contacto directo).
Respecto a los pavos, no existe una cuantificación muy clara de su contribución a los casos en humanos, pero los estudios existentes les atribuyen no más del 1% de los casos de campilobacteriosis en humanos.