ROEDORES Y BIOSEGURIDAD
Las plagas de roedores constituyen una importante fuente de infección para las explotaciones pecuarias, y ocasionan cuantiosas pérdidas económicas anuales, debido al consumo de pienso, a la destrucción de materiales y a la transmisión de enfermedades.
El planteamiento de una buena estrategia de control debe contemplar la elección del rodenticida adecuado a la plaga, así como su colocación estratégica.
ROEDORES Y BIOSEGURIDAD
La importancia del control de roedores queda patente cuando se analiza la extensión de los daños que pueden ocasionar.
Desde el punto de vista económico, provocan pérdidas importantes asociadas al consumo del alimento y a la destrucción de los materiales y equipos de las explotaciones. Sin embargo, el problema de mayor gravedad es su papel como transmisor de agentes patógenos.
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Los roedores son notorios por su gran versatilidad, habiendo colonizado todo tipo de ambientes, gracias a su inteligencia, adaptabilidad al entorno y su elevada tasa de reproducción.
Constituyen una importante fuente de transmisión enfermedades, muchas de ellas de carácter zoonótico, como la leptospirosis y la salmonelosis.
Entre los roedores que constituyen un mayor problema en las explotaciones, se encuentran:
Estos pequeños mamíferos omnívoros de hábitos nocturnos, son especialmente difíciles de eliminar, debido a su gran capacidad de aprendizaje, tanto por su propia experiencia como de la ajena.
Este tipo de aprendizaje hace que se produzca el fenómeno de la “aversión al cebo”, de forma que, si un congénere muere inmediatamente tras la ingestión de un cebo, todos los demás aprenden inmediatamente a alejarse del mismo.
EVOLUCIÓN DE LA LUCHA CONTRA LOS ROEDORES
Desde que, en sus inicios, se comenzara usando metales pesados (arsénico y talio) o venenos (estricnina) para la eliminación de roedores, los nuevos avances han dado paso a los rodenticidas actuales, con una eficacia y seguridad muy superiores.
Están indicados para hacer una primera aproximación en casos de infestaciones masivas, en los que se quiera lograr una rápida reducción inicial de la población.
En este grupo de rodenticidas podemos encontrar algunos como:
Compuesto neurotóxico, que provoca la muerte por parálisis respiratoria.
La ingestión de cantidades masivas de este compuesto da lugar a hipercalcemia, seguido de fallo cardíaco y renal.
Para el control a largo plazo de las poblaciones de roedores, se han desarrollado los rodenticidas anticoagulantes, derivados de la hidroxicumarina, que actúan inhibiendo la síntesis de factores de coagulación dependientes de la vitamina K, lo cual conduce a la muerte por hemorragia interna.
Dentro de este grupo de rodenticidas, podemos distinguir:
PRIMERA GENERACIÓN
Estos compuestos, si bien causan la muerte de los roedores, requieren ser consumidas en varias ocasiones para generar toxicidad, por lo que su eficiencia es inferior a la que ofrecen otros rodenticidas.
SEGUNDA GENERACIÓN
Ofrecen la máxima efectividad, debido a su elevada toxicidad con una única dosis.
No generan resistencias como en el caso de los rodenticidas de primera generación.
Entre estos compuestos se encuentran:
Se presenta en forma de CEBO FRESCO (Ratigen® Cebo Fresco) o en forma de bloque (Ratigen® Bloque de Parafina).
Se presenta en forma de cebo fresco (Ratolí® Cebo Fresco).
Se presenta en forma de líquido (Ratolí® líquido).
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PUNTOS CLAVE A TENER EN CUENTA EN LA LUCHA CONTRA LOS ROEDORES
A la hora plantear una estrategia de control de roedores, conviene seguir una serie de pasos que aseguren el éxito de la misma:
La determinación del tipo de roedor, así como una estimación del número de individuos nos permitirá elegir el cebo más adecuado, optimizando la dosis y la colocación estratégica de los portacebos.
Evaluar la explotación para determinar cuales son las zonas de cría y de tránsito, mediante la detección de indicadores:
Presencia de huellas, madrigueras, deyecciones.
Daños materiales (cables, tuberías, etc.)
La selección del rodenticida debe hacerse en función del tipo de roedor al que nos enfrentamos, así como las características del lugar donde se colocará, lo cual determinará el tipo de presentación:
El tipo de rodenticida también vendrá determinado por la magnitud de la infestación.
En el caso de una infestación de grandes proporciones, con el fin de hacer una primera aproximación, se puede utilizar un rodenticida que tenga un efecto muy rápido, para continuar posteriormente con un mantenimiento a base de rodenticidas de acción lenta.
Entre las cualidades a evaluar para asegurar la eficacia del cebo, se encuentran:
Palatabilidad
Teniendo en cuenta que en una explotación hay gran cantidad de alimento que atrae a los roedores, es evidente que el cebo deberá tener un gran poder de atracción.
Esto se logra gracias a la formulación del cebo, en base a harinas vegetales, cereales, grasas y aceites, enriquecidas con atrayentes especiales y sustancias palatables.
Letalidad
En el caso de infestaciones masivas, puede ser útil utilizar un cebo de letalidad inmediata. Pero a largo plazo, se recomienda el uso de alguno que no genere desconfianza, gracias a una letalidad retardada, de forma que la muerte se produce pasado un tiempo, de forma que los demás roedores no son capaces de relacionar esta muerte con el consumo del cebo.
Dosis necesaria
El cebo ideal debe ser capaz de provocar la muerte del roedor después de la ingestión de una única dosis.
Inocuidad
El cebo debe ser seguro para los animales no objetivo, lo cual se asociará a la existencia de un antídoto (como es en el caso de de la vitamina K para los rodenticidas anticoagulantes).
Seguridad en el manejo y para el medio ambiente
Resistencia al agua
Conservación de la capacidad de atracción
El cebo debe resultar atractivo durante semanas.
Colocación estratégica y monitorización sistemática
Para lograr la máxima eficacia de los rodenticidas, la colocación estratégica de los cebos en zonas de entrada y muy transitadas por los roedores, así como su reposición periódica, son cruciales.
Los cebos deben colocarse obligatoriamente en portacebos, ya que cumplen las siguientes funciones:
Es importante trazar un mapa que refleje la ubicación de todos los portacebos, así como la dosis utilizada. Esto nos permitirá evaluar la validez del programa de control.
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