Por Lluis Puig, Veterinario
Piensos de calidad aseguran un crecimiento óptimo. Un ambiente controlado minimiza la incidencia de accidentes sanitarios. Pero la clave reside siempre en el origen.
La calidad de este pollito empieza con la selección de una buena estirpe de reproductoras y un manejo correcto de las mismas. También la recogida y selección de los huevos son claves. Pero una vez recogidos y almacenados llega el turno a la incubadora. No realizar bien el trabajo en esta etapa puede desmerecer todo trabajo previo y posterior que se realice con los animales.
Con incubadoras y nacedoras se pretende optimizar el manejo del huevo fecundado para que el desarrollo del pollito sea exitoso y coordinado dentro del conjunto de huevos de un lote. La meta no es sencillamente maximizar el número de eclosionados, es igualmente importante la calidad del pollito obtenido. Hay que tener una visión amplia del conjunto de la cadena: lo principal es maximizar la cantidad de canales sanas y uniformes salidas del matadero.
Si bien el desarrollo embrionario dentro del huevo es un proceso biológico programado, este depende en gran medida del ambiente de incubación. El control de este ambiente es la herramienta de la que disponemos para optimizar los resultados. Existen multitud de parámetros ambientales que afectan al huevo en esta etapa: temperatura, humedad relativa, concentración de gases (fundamentalmente oxígeno y dióxido de carbono), intensidad lumínica, velocidad del aire, ruido ambiental… Sin embargo, sólo nos fijaremos en aquellos sobre los que disponemos una capacidad de modulación con repercusión sobre los resultados.
Figura 1: Temperatura ideal de la cáscara en función de la edad del huevo incubado y el día de incubación.
Dentro de los sistemas en boga, de incubadoras y nacedoras de carga única, en el caso de las incubadoras es especialmente importante modular: la concentración de gases, la temperatura y la humedad.
Por lo que se refiere a gases, cabe destacar que las necesidades de oxígeno del embrión no son constantes. En concreto estas se mantienen muy bajas durante los primeros 8 días de desarrollo. También se ha observado que lo fundamental es optimizar la relación de oxígeno y dióxido de carbono dentro del embrión, puesto que así...