CICLO BIOLÓGICO
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La coccidiosis es una enfermedad parasitaria de los pollos de engorde causada por protozoarios del género Eimeria conocidos como coccidias.
Es la enfermedad más común de los pollos de engorde, y mientras estos se continúan criando en confinamiento sobre el suelo, es muy probable que continúe siéndolo.
Existen 2 tipos de coccidiosis, la clínica y la subclínica:
La coccidiasis se refiere a una infección tan leve que no produce efectos medibles en los parámetros productivos.
CICLO BIOLÓGICO
Existen 7 especies de Eimeria que afectan a los pollos, todas tienen el mismo ciclo biológico, aunque su duración varia, E. praecox lo completa en 3,5 días y E. tenella en 7.
Las coccidias de las aves tienen un ciclo biológico directo consistente de 3 fases:
Muy resumidamente, los ooquistes expulsados con las excretas esporulan con las condiciones ambientales requeridas de oxigenación, temperatura y humedad, una vez esporulados, son infecciosos.
Los pollos ingieren los ooquistes directamente de la cama o el alimento contaminado.
De igual manera, los esporozoitos emergen al lumen intestinal para invadir enterocitos e iniciar su primer ciclo de reproducción asexual conocido como “esquizogonia” que resulta en la producción de cientos de merozoitos.
Se ha estimado que de un ooquiste esporulado de E. tenella se pueden generar hasta 400.000 ooquistes.
ESPECIES IMPORTANTES DE EIMERIA
Aunque en los pollos de engorde existen 7 especies de Eimeria, solo 3 causan problemas de importancia económica, Eimeria acervulina, E. maxima, y E. tenella.
Cada Eimeria tiene una predilección singular por un área del tracto intestinal, las lesiones de E. acervulina se localizarán en duodeno, las de Eimeria máxima en el yeyuno e íleon y las de E. tenella en los ciegos.
Es importante determinar qué especie de Eimeria está afectando a la parvada, ya que la respuesta a la terapia puede variar.
Las especies que infectan el intestino (E. acervulina y E. máxima) son más susceptibles a la terapia con sulfonamidas mientras que la especie que infecta a los ciegos (E. tenella) es más susceptible al amprolio.
DIAGNÓSTICO
Pese a que las técnicas moleculares han avanzado y han sido útiles para determinar la prevalencia de las diferentes especies y finiquitar dudas en cuanto a su existencia, todavía no hay equipos prácticos para el diagnóstico a nivel de campo.
La coccidiosis clínica es más fácil de diagnosticar porque existen signos que indican que los pollos están enfermos.
Es imprescindible hacer raspados seriados de intestino medio para detectar o confirmar E. maxima.
Las lesiones macroscópicas se clasifican con el método de Johnson y Reid. Los pollos con coccidiosis clínica con frecuencia muestran signos de:
En la coccidiosis cecal, la sangre en las excretas y el aumento en la mortalidad son típicos. Un parámetro más sensible para la coccidiosis (inclusive la de tipo subclínico) es la pigmentación, con frecuencia una pigmentación deficiente es la primera indicación de que existe un problema de coccidiosis.
Más recientemente, se han desarrollado métodos para automatizar el conteo de ooquistes y diferenciación de especies.
CONTROL
Los ooquistes de las coccidias son muy resistentes a las condiciones ambientales y agentes desinfectantes.
Aunque la inmuno-profilaxis mediante el uso de vacunas vivas ha continuado ganando aceptación, la quimio-profilaxis con el uso de agentes anticoccidianos en el alimento continúa siendo el principal método de prevención en Latinoamérica y muchos otros países.
En EE.UU. existen 6 anticoccidianos sintéticos y 5 ionóforos aprobados para la prevención de la coccidiosis en pollos de engorde (Tablas 1 y 2).
En EE.UU. están aprobadas 6 vacunas vivas para prevenir la coccidiosis en pollos, y con la excepción de una (Hatchpack Cocci-III) todas son no atenuadas (Tabla 3).
TENDENCIAS
En EE.UU. ha habido un crecimiento muy rápido del segmento de pollos criados sin antibióticos (incluyendo a los anticoccidianos ionóforos), lo que ha resultado en un crecimiento paralelo en el uso de las vacunas vivas y anticoccidianos sintéticos.
Se estima que hasta el año pasado la producción de pollos criados sin antibióticos (NAE y RWA) ya había superado el 50%.
Las vacunas vivas cuando se manejan bien y se administran uniformemente generan buena protección, sin embargo, todavía no existe un método de administración masiva que asegure la entrega de una dosis de vacuna a cada pollo.
Esta falta de uniformidad en la dosificación de la vacuna, aunada a la exclusión del conocido efecto “antibiótico” de los ionóforos, ha dado como consecuencia que la enteritis necrótica se haya convertido en una de las enfermedades más problemáticas.
Esto es muy serio, ya que por el bienestar animal las parvadas afectadas deben tratarse con antibióticos y, con ello, ya no pueden mercadearse como libres de antibióticos, lo que genera problemas económicos muy serios para las empresas avícolas.
Para minimizar los problemas de resistencia con el uso de anticoccidianos sintéticos, las pruebas de susceptibilidad a anticoccidianos han cobrado mayor relevancia.
Estos problemas han generado otra tendencia a usar una serie de productos naturales (probióticos, prebióticos, eubióticos, simbióticos, fitoquímicos, aceites esenciales, saponinas, especias, etc.) con el fin de prevenir los problemas de coccidiosis y enteritis necrótica generados por la falta de uso de antibióticos y ionóforos.
*Referencias bibliográficas bajo consulta al autor.