La industria debe reinventarse para reducir sus riesgos sanitarios
Para leer más contenidos de AviNews - América Latina - Marzo 2016
En producción viva, cualquiera de nuestras acciones y estrategias puede tener un impacto potencialmente muy significativo sobre el resumen económico de las empresas avícolas para las que trabajamos, la calidad del producto final y la inocuidad de alimentos. En procesamiento, cualquier error o acierto pueden representar millones de dólares en ganancias o pérdidas en cuestión de horas o días.
Sin embargo, el impacto que ha tenido la epidemiología de influenza aviar no tiene precedentes. Por ejemplo, para los Estados Unidos, un país que exporta aproximadamente el 18-20% de los pollos y pavos que produce y que sin duda es el mayor exportador del mundo en cuestión de genética avícola, los eventos recientes de influenza aviar en Norteamérica han representado pérdidas de más de 4.000 millones de dólares como resultado de interrupciones en las exportaciones de aves y productos avícolas asociadas a eventos de influenza aviar según cifras del Consejo Estadounidense de Exportación de Aves y Huevos.
Otros países exportadores como Brasil, Argentina y Chile definitivamente se han beneficiado (unos temporal y otros más permanentemente) de los problemas sanitarios de los Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea.
Los grandes perdedores perdieron a causa de la influenza aviar; los grandes ganadores triunfaron debido a su privilegiado estatus sanitario. Aunque hay problemas sanitarios que son prácticamente inevitables, la industria avícola afectada ha debido o deberá corregir sus problemas de bioseguridad y debe continuar aprendiendo de sus propias experiencias si desea sanear y restablecer sus mercados internacionales.
Las interrupciones en el tránsito de material genético (bisabuelas, abuelas, reproductoras y huevos fértiles) han afectado no solo a los países productores de este material genético que se afectaron con influenza aviar, sino también a los países importadores y sus industrias.
Por el bien de la avicultura mundial, la industria debe reducir drásticamente sus riesgos sanitarios; debe reinventarse para reducir sus riesgos y debe trabajar más en conjunto entre sí y con las autoridades domésticas e internacionales como la Oficina Internacional de Epizootias (OIE) para enfrentar con una nueva mentalidad y un nuevo enfoque desafíos sin precedentes. Vivimos en un nuevo orden mundial. Debemos buscar reinventarnos para poder continuar creciendo sin drásticas interrupciones en el aporte de proteína animal para los consumidores.
La industria debe reinventarse para reducir sus riesgos sanitarios