Incubación artificial
La incubación y el papel del CO2 en el desarrollo del embrión según JAMESWAY
La práctica o el “arte” de incubar huevos de aves de manera artificial data de hace 3,000 años, con las antiguas salas tipo horno de los egipcios, hechas de barro y ladrillos, diseñadas en un intento por incubar huevos de un ave nativa.
Desde aquellas primeras tentativas de incubación artificial, el objetivo general de esas incubadoras, así como el de las incubadoras de hoy día, es el de imitar la “incubación natural” o la gallina. Sin embargo, con toda la tecnología de investigación con la que contamos hoy en día y con los equipos modernos desarrollados para implementar este conocimiento e información, aún nos queda mucho por aprender para brindarle al embrión el ambiente óptimo para que se desarrolle adecuadamente.
Además de la capacidad innata que tienen las gallinas para responder a los cambios ambientales en beneficio del embrión, le proporcionan al huevo calor, en su mayoría a partir del contacto directo de su piel con el huevo, con poco o casi nada de movimiento de aire alrededor de los huevos incubados.
Por lo tanto, esto puede explicar porqué la información que nos dice que la gallina proporciona temperaturas más cálidas que la mayoría de las incubadoras artificiales, tal vez no sea de mucha ayuda al momento de imitar el perfil diario de incubación natural. No obstante, los intentos de copiar a la “incubadora de la naturaleza” siguen siendo el objetivo principal de las plantas incubadoras comerciales y del diseño y funcionamiento de la incubación.
Incubación artificial
Aunque los equipos modernos de incubación tienen la capacidad de controlar las condiciones dentro de las máquinas mejor que nunca, se siguen aplicando los mismos principios básicos. A saber, debemos controlar la temperatura, humedad, ventilación (intercambio de aire o gases) y el volteo de los huevos. Cuan bien se cumplan estas condiciones puede variar con la antigüedad y tipo de equipo, así como del mantenimiento para tenerlo en funciones de la manera en la que fueron diseñados.
Una vez que se cumplieron estas condiciones, entonces se piensa a menudo que el proceso de incubación es un evento separado de la fase de engorde de la producción de pollo. Sin embargo, en realidad, el crecimiento embrionario y el desarrollo fisiológico básico del embrión deben considerarse que son las tres primeras semanas de la fase de engorde del pollo. Dicho de otra forma, las primeras tres semanas del período de engorde de la producción del pollo deben considerarse que suceden dentro del huevo y en la planta incubadora.
Por lo tanto, como sabemos que los primeros días de vida del pollito recién nacido pueden tener un efecto duradero en el desempeño del pollo de engorde; es lógico que las condiciones de incubación puedan afectar el desarrollo fisiológico del embrión de una manera que después afecte el desempeño del pollito mucho después de su nacimiento.
Al tener esto en consideración, queda mucho por aprender con respecto a los efectos a largo plazo del ambiente al que sometemos a los embriones en desarrollo, además de la incubabilidad y de la viabilidad de siete días.
¿Espacio para el cambio?
Un área que últimamente recibe bastante atención son los efectos del dióxido de carbono en el crecimiento del embrión durante el proceso de incubación. Las creencias de hace mucho tiempo acerca de la ventilación o del intercambio de aire/gases durante la incubación, eran de que una incubadora debe trabajar para sacar el dióxido de carbono de la máquina y reemplazarlo por oxígeno.
Se creía que el CO2 era dañino para el desarrollo del embrión y de que eran necesarios aire fresco y suficiente oxígeno para un óptimo desarrollo del pollito e incubabilidad. Sin embargo, con los niveles atmosféricos de CO2 normalmente alrededor de 400 ppm y con un CO2 medido promedio debajo de la gallina de alrededor de 4,000 ppm, es obvio que la gallina incuba los huevos para mantener un cierto nivel por arriba del que se encuentra en el ambiente.
Aunque es evidente que este nivel debajo de la gallina depende de la edad del embrión y la frecuencia con la que deja el nido, la idea es que la gallina incube sus huevos con niveles de CO2 sustancialmente mayores que los niveles atmosféricos.
En la actualidad, la mayoría de los fabricantes de incubadoras aceptan la necesidad de controlar y monitorear los niveles de CO2, no sólo en un esfuerzo por reemplazarlo con oxígeno, sino para mantener un cierto nivel en periodos al inicio del proceso de incubación.
Es sabido que conforme el embrión crece, su nivel de producción de CO2 continúa aumentando exponencialmente después de los primeros seis días de incubación.
Por ende, alrededor del sexto día de incubación, normalmente se monitorea el CO2 en un esfuerzo por controlar niveles pico logrados dentro de la incubadora, con la creencia general de que los niveles elevados de este CO2 a finales de la incubación son perjudiciales para la viabilidad del embrión. A nivel celular del embrión en desarrollo, se da con rapidez el intercambio de O2 y CO2 y conforme el embrión crece en tamaño y estructura, aumenta la demanda de O2 y la producción de CO2, como se mencionó anteriormente. Por lo tanto, la medición de intercambio de gases del embrión en desarrollo es sencillamente un aumento de lo que sucede a nivel celular.
Aunque el objetivo general de la incubación todavía es proporcionar condiciones óptimas para el crecimiento del embrión, la tecnología ha permitido un mejor control de estas condiciones y, por ende, permite “ajustar con precisión” el ambiente que creamos para los embriones en desarrollo.
Además, la mejora en los diseños de incubación de fase única ha permitido que nuestros programas de manejo incuben huevos de manera más cercana a la necesaria para un óptimo crecimiento de un embrión específico y no para ‘el promedio’.
Como una entidad biológica, el embrión del pollito está diseñado para crecer y desarrollarse, en un esfuerzo por sobrevivir.
¿Podría ser que, ahora que podemos controlar de manera precisa el ambiente en el que incubamos huevos de pollo y de cómo alterar varias condiciones como los niveles de CO2 durante la incubación, ocasionaría cambios fisiológicos en el embrión en desarrollo que puedan persistir después del nacimiento? Conforme se desarrolla el embrión en una situación que es apta para el crecimiento, pero que pudiera también alterar el desarrollo fisiológico elemental en un esfuerzo por sobrevivir, ¿podríamos producir pollitos de engorde que estén mejor preparados para las condiciones de estrés en las que a veces se crían? Aún queda mucho por aprender acerca del embrión en desarrollo y todavía sigue sin entenderse del todo las posibilidades de lo que podemos hacer durante el proceso de incubación para preparar a los pollitos para la última fase de crecimiento fuera del cascarón.
Para conocer las incubadoras de carga única y carga múltiple de Jamesway Incubators, haga click acá
Materias Primas
Suscribete ahora a la revista técnica de avicultura
AUTORES
Factores y estrategias que ayudan a mejorar el confort térmico de las aves
Humberto Marques Lipori MSc. ZootecniaEnfermedades que provocan infertilidad en machos reproductores de pollos de engorde
Edgar O. Oviedo-RondónEvolución y revolución: Retos planteados durante el engorde, prefaena y procesamiento
Eduardo Cervantes LópezBioseguridad en granjas avícolas
MVZ MPA. Rodolfo Marín SilvaPrograma de Alimentación con Luz de Señalización para parvadas de Reproductoras
Chance Bryant - Director de Servicios Técnicos En Cobb Vantress LLC.