«El gran compromiso del sector avícola a pesar de las adversidades» por Jordi Montfort
Disfruta de la columna de opinión de Jordi Montfort, secretario general de Avianza, del mes de julio
La avicultura en España destaca por su proactividad, innovación y capacidad de adaptación a nuevos desafíos. Este éxito se debe a una inversión constante en cada fase productiva, desde la genética hasta el marketing final de los productos. Además de ser un pilar económico, la industria avícola también impulsa el desarrollo en áreas rurales.
Nuestro sector se ha caracterizado por ofrecer a los consumidores un producto cárnico con valores, cercano y de calidad, con mucho esfuerzo detrás para asegurar pilares que hoy definen la producción cárnica española, y que nos sitúan a la cabeza incluso en Europa. Hablamos de Seguridad Alimentaria, Sostenibilidad y Bienestar Animal.
Las granjas avícolas españolas están equipadas con la última tecnología para la prevención de enfermedades y la gestión eficiente de recursos. Estas instalaciones priorizan las buenas condiciones y la bioseguridad de las aves, gracias a innovaciones en control de humedad, ventilación, temperatura, luminosidad, bebida y alimentación, garantizando el bienestar de nuestras aves en todo momento.
La responsabilidad del sector avícola español se refuerza con la colaboración de expertos académicos, organismos de certificación y organizaciones de protección animal. Este enfoque colaborativo ha dado lugar a la certificación Avianza Animal Welfare (AAWS), bajo el sello "B + Compromiso Bienestar Animal";. Esta certificación asegura el cumplimiento de los más altos estándares de bienestar animal avalados por ENAC, elevando los requisitos por encima de la normativa legal comunitaria.
Pero, lamentablemente, a pesar de los avances y el compromiso del sector avícola español, las nuevas normativas propuestas por la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) representan una amenaza significativa. Estas normativas podrían reducir un 70% de la superficie útil de las granjas, requiriendo una inversión adicional de 1.800 millones de euros para construir nuevas instalaciones. Además, estas medidas podrían triplicar el precio de la carne de ave, haciendo que productos básicos como la pechuga de pollo se conviertan en un lujo para muchas familias.
Es devastador saber que, aunque el sector avícola español ha demostrado su capacidad para innovar y mejorar continuamente, las nuevas normativas europeas van a poner en riesgo estos avances y la accesibilidad de la carne de ave para los consumidores. Por esto no podemos dejar de alzar la voz para que se nos escuche.