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La enfermedad infecciosa de la bolsa, conocida en ingles por sus siglas IBD (Infectious bursal disease), y también conocida como enfermedad de Gumboro, es una enfermedad viral, altamente contagiosa de distribución mundial y que afecta a la mayor parte de las áreas de producción avícola.
Su incidencia es alta, mientras que la severidad de la enfermedad dependerá de la edad y la estirpe de ave. Los signos de la enfermedad incluyen la rápida caída en el consumo de agua y alimento, diarrea mucoide con plumas erizadas y una apatía general de la manada con el clásico gesto de picaje del suelo por parte de las aves más afectadas.
Las aves son más susceptibles a la enfermedad clínica entra las 3 y las 6 semanas. Cuando la infección es anterior a la 3ª semana se manifiesta –usualmente- de forma subclínica sin síntomas detectables.
Estas infecciones subclínicas tempranas son las más importantes desde el punto de vista económico, ya que la enfermedad puede causar una supresión severa y duradera del sistema inmune. Esto es debido a que el virus se dirige a los tejidos linfoides primarios con una predilección por la bolsa de Fabricius.
Los pollos que están inmunodeprimidos por una infección temprana de IBD no responden bien a otras vacunaciones y son más susceptibles a otras enfermedades, incluidas aquellas que normalmente no afectan a los pollos sanos.
El impacto económico indirecto de la enfermedad se debe a infecciones secundarias, retraso del crecimiento y decomisos en el matadero. Además, una prevención ineficiente frente a esta enfermedad puede conducir a un uso cada vez mayor de antibióticos para controlar las infecciones secundarias lo cual constituye un problema creciente de salud pública y un mayor gasto en medicación.
Prevención y control
En muchas granjas, la limpieza entre crías no es exhaustivo y, debido a la naturaleza estable del virus, persiste fácilmente y proporciona una exposición temprana por medios naturales.
Inmunización
La vacunación contra la enfermedad de Gumboro es una práctica común en la producción avícola mundial, ya que la enfermedad es considerada por la OIE presente en el 95% del mundo; excluyendo pocos casos, por ejemplo, Nueva Zelanda y Dinamarca, donde esta vacunación no es continua.
Los programas de vacunación incluyen el uso de vacunas vivas en pollos de engorde y una combinación de vacunas vivas e inactivadas en reproductores, realmente importantes para la transmisión de la inmunidad materna a sus progenies. Dichos anticuerpos maternos protegen al pollito de infecciones inmunosupresoras tempranas, normalmente durante 1-3 semanas, dependiendo del nivel inicial de inmunidad.
El estrés ambiental y el manejo pueden ser factores a considerar al desarrollar un programa de vacunación que sea efectivo. El monitoreo de los niveles de anticuerpos en una parvada reproductora o su progenie (perfil de la parvada) puede ayudar a determinar el momento adecuado para vacunar.
El principal problema con la inmunización activa de pollos inmunes maternos jóvenes es determinar el momento adecuado de la vacunación utilizando vacunas vivas en la granja, ya que esto varía con los niveles de anticuerpos maternos, la ruta de vacunación y la virulencia del virus de la vacuna. Sin embargo, para ayudar a prevenir el IBD de manera más efectiva, se han desarrollado e introducido al mercado nuevas tecnologías y vacunas de próxima generación.
Vacunas vivias atenuadas clásicas:
Las vacunas vivas atenuadas clásicas imitan la infección en el huésped objetivo. Pueden replicar e inducir inmunidad celular y humoral y proteger contra la infección mediante exclusión competitiva. No requieren un adyuvante para ser efectivos y son adecuadas para la administración masiva a los pollos, generalmente bebiendo agua. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la práctica en la administración en la granja de las vacunas vivas clásicas a un gran número de animales también es un proceso técnicamente exigente, con dificultades inherentes a la variabilidad de granja a granja.
La mayoría de las vacunas vivas clásicas contra el IBD disponibles comercialmente se basan en cepas virulentas clásicas.
Vacunas intermedias:
Las clasificadas como vacunas ‘‘intermedias” exhiben relativa eficacia en presencia de ciertos niveles de anticuerpos derivados de la madre y contra vvIBDV.
Vacunas intermedias plus:
Las vacunas ‘’ Intermedias plus ‘’ ó ‘’ calientes ‘’ tienen una eficacia mucho mejor y pueden romper niveles más altos de anticuerpos derivados de la madre, pero pueden inducir lesiones bursales moderadas a severas y, por lo tanto, causar niveles correspondientes de inmunosupresión.
El principal obstáculo para el proceso de vacunación con la vacuna clásica son los anticuerpos derivados de la madre; así, se han desarrollado nuevas generaciones de vacunas, denominadas tecnológicas, como las vacunas de vectores e inmunocomplejas para evitar este problema.
Estas vacunas tecnológicas se pueden aplicar en la planta de incubación en el día 18 del embrión utilizando un equipo in-ovo o por vía subcutánea el día del nacimiento del pollito.
Las vacunas de inmunocomplejos son una combinación de un virus de la IBD vivo atenuado y las IgY específicas del IBD que, junto con el virus de la vacuna, forman el inmunocomplejo; mientras que las vectorizadas son vacunas de vectores recombinantes de herpesvirus de pavos (HVT) generadas mediante la inserción de un casete de expresión génica VP2 de IBDV en el genoma de HVT.
En lo que respecta a las características de las vacunas tecnológicas, existe una gran diferencia entre las vacunas inmunocomplejas y las vacunas de vectores, que es la presencia de un virus de IBD vivo atenuado en las primeras, mientras que en los segundos solo la proteína VP2 se expresa por el genoma del virus Marek.
Vacunas vectorizadas:
Las vacunas vectorizadas utilizan como vector el virus de Marek HVT; Para este tipo de vacunas, dado que no existe un virus IBD vivo, el mecanismo de protección se basa únicamente en la protección humoral producida como respuesta a la vacunación.
Vacunas inmunocomplejas:
Las vacunas inmunocomplejas protegen a los animales de la infección frente a IBD con un mecanismo similar a las vacunas clásicas: las IgY protegen el virus de la vacuna de los anticuerpos maternos que tienen los pollitos al nacer y comienza a replicarse cuando están en un nivel bajo, por lo que el mecanismo de protección se debe principalmente a la replicación del virus de la vacuna en la Bolsa de Fabricius que impide la infección con otro virus, un mecanismo de protección conocido como exclusión competitiva.