POLLOS DE ENGORDE
El manejo ambiental en las granjas de pollos de engorde es uno de los pilares fundamentales para garantizar el bienestar animal, la eficiencia productiva y la rentabilidad del sistema. A medida que la avicultura moderna evoluciona, se vuelve imprescindible implementar tecnologías, protocolos y rutinas que permitan mantener un entorno óptimo para las aves, minimizando factores de estrés y previniendo enfermedades respiratorias y metabólicas.
1.1 Temperatura: un factor dinámico
Durante los primeros días de vida, los pollos son extremadamente sensibles a la temperatura, ya que aún no regulan eficazmente su calor corporal. Por ello, es esencial proporcionar una temperatura de arranque adecuada, generalmente entre 32 y 34°C, que se va reduciendo gradualmente a medida que las aves crecen. Un descenso inapropiado o acelerado puede generar problemas como amontonamiento, baja conversión alimenticia, enteritis o mortalidades tempranas.
Las curvas de temperatura deben seguirse rigurosamente, pero también ajustarse según el comportamiento de las aves. Herramientas como termómetros digitales, sensores infrarrojos y sistemas de calefacción automatizada ayudan a mantener la constancia térmica y detectar anomalías a tiempo.
1.2 Ventilación y calidad del aire
Una buena ventilación asegura la eliminación de gases nocivos como el amoníaco, el dióxido de carbono y el monóxido de carbono, además de controlar la humedad y renovar el oxígeno disponible. Existen dos tipos de ventilación: natural y mecánica. En climas cálidos y húmedos, se prefiere la ventilación mecánica con extractores, túneles de viento y paneles evaporativos.
El monitoreo del amoníaco debe ser constante. Niveles superiores a 25 ppm afectan la salud ocular y respiratoria del ave, reducen el consumo de alimento y predisponen a infecciones. El uso de ventiladores controlados por sensores de gases o humedad mejora significativamente la eficiencia de los sistemas de ventilación.
1.3 Humedad y manejo de la cama
Una humedad relativa entre el 50% y el 70% es ideal en pollos. Valores bajos generan polvo, mientras que los altos provocan camas húmedas, lo cual conlleva dermatitis plantar, pododermatitis, proliferación bacteriana y un aumento de las emisiones de amoníaco.
Para controlar este factor, la densidad de aves, el tipo de cama (viruta, cascarilla de arroz, paja), el flujo de ventilación y la distribución de bebederos y comederos deben ser evaluados constantemente. La remoción y reemplazo parcial de la cama puede ser una estrategia útil en ciclos largos o con alta humedad ambiental.
1.4 Iluminación: más allá de la visibilidad
La luz regula el comportamiento de los pollos, su consumo de alimento, su descanso y su desarrollo hormonal. En la avicultura de engorde, se recomienda un fotoperiodo intermitente, permitiendo períodos de oscuridad para el descanso. Esto mejora la salud ósea, reduce lesiones en patas y mejora la inmunocompetencia.
La intensidad lumínica debe estar en un rango de 10 a 30 lux, adaptándose según la etapa de crecimiento. El uso de luces LED con controladores automáticos no solo es eficiente energéticamente, sino que permite una mejor programación y control ambiental.
1.5 Densidad poblacional y espacio útil
Un manejo ambiental adecuado también implica respetar la densidad máxima por metro cuadrado, según el peso final del ave y el sistema de ventilación. Una densidad excesiva incrementa la competencia por recursos, eleva el estrés térmico, dificulta la ventilación y predispone al deterioro de la cama.
En sistemas intensivos bien manejados, la densidad puede oscilar entre 30 y 38 kg/m². La distribución uniforme de aves dentro del galpón es una tarea diaria que debe realizarse para prevenir zonas de concentración o áreas inactivas.
1.6 Automatización y sensores inteligentes
La digitalización del manejo ambiental ha cobrado gran relevancia en los últimos años. Actualmente, es posible integrar sensores de temperatura, humedad, CO₂, NH₃ y consumo de agua y alimento a sistemas que ajustan automáticamente los ventiladores, cortinas, extractores o nebulizadores.
Plataformas que permiten monitoreo remoto y alertas en tiempo real ayudan a prevenir condiciones críticas y a tomar decisiones informadas de manera oportuna. Esta tecnología no solo mejora el bienestar de las aves, sino que facilita el trabajo diario y mejora los márgenes económicos.
1.7 Capacitación continua del personal
Ninguna tecnología o infraestructura reemplaza al recurso humano capacitado. Es fundamental que el personal de granja de pollos comprenda la importancia del manejo ambiental, sepa interpretar el comportamiento de las aves y reaccione ante signos de estrés térmico, amontonamiento o reducción de consumo.
Capacitar regularmente al personal sobre lectura de sensores, uso de equipos de ventilación, interpretación de curvas de temperatura y mantenimiento de camas resulta en mejoras tangibles en la productividad y la salud del lote.
Conclusión
El manejo ambiental en las granjas de pollo de engorde es una combinación de ciencia, observación diaria y tecnología. Su correcta aplicación permite no solo reducir los costos asociados a enfermedades y mortalidad, sino también maximizar el potencial genético de las aves, mejorar la eficiencia alimenticia y satisfacer las exigencias del consumidor moderno. Invertir en un ambiente óptimo no es un lujo, sino una necesidad estratégica para toda operación avícola sostenible.