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Miopatía Dorsal Craneal en avicultura de carne

Escrito por: Ing. Fabio G Nunes - Consultor en Procesamiento Avícola - Consultor en Procesamiento Avícola
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pollos procesados

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La Miopatía Dorsal Craneal – MDC ha sido descrita por primera vez por la Dra. F. C. Zimmerman en su tesis de maestría en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Brasil, en 2008, abriendo, así, los ojos de la industria para una miopatía más.

La MDC afecta a un o ambos músculos Latissimus dorsi anterior – LDA. Equivalentes a los músculos trapecios en los humanos, los LDA se originan en la línea torácica dorsal media y se prenden al humero, y su función primaria es mantener las alas alzadas y pegadas al cuerpo del ave.

La MDC hace que la piel que recubre la región craneal del LDA se abulte y adquiera una coloración variando de un amarillento leve al rojo en función a la gravedad de la lesión. El examen subcutáneo del área abultada puede mostrar la presencia de edema, petequias musculares superficiales, palidez, adherencias, y en los casos más graves, un aumento del espesor y de la densidad del musculo, y necrosis. Así como en otras miopatías, los machos pesados y de rápido desarrollo son los más susceptibles a la MDC

Por ser visible externamente, la MDC, en sus formas más graves, es decomisada durante la inspección, infligiendo perjuicio a la industria. En Brasil, el decomiso por miopatía promedia un 0,5% de la faena, según datos del Servicio de Inspección Federal – SIF, con una pérdida de 50g a 180g de carne por canal decomisada, según autores.

La presión de selección genética del moderno pollo ha producido el exacerbado crecimiento de la pechuga, llevando al desplazamiento del centro de gravedad del ave, que de entre patas ha sido empujado hacia adelante. En consecuencia, se produjo un estado de desequilibrio esquelético-biomecánico constante en las aves, exigiendo que se mantengan con alas elevadas y abiertas, constantemente, para así asegurar su equilibrio.

Esta postura produce la prolongada contracción del Latissimus dorsi anterior, lo que puede generar lesiones varias, entre ellas la propia MDC. Además, aunque la etiología de la MDC no está clara, la mitigación del problema y de las pérdidas que produce parece no relacionarse solo a la genética, pero al manejo de engorde, también.

Trabajos de investigación mostraron que las aves creadas en ambiente enriquecido, con plataformas con escalones, por ejemplo, son menos propensas a la MDC por ser más fuertes y, así, capaces de lidiar mejor con el desequilibrio. Igualmente, son más tranquilas y menos reacias a la proximidad y el toque humano, y así no se huyen aleteando con frecuencia. El aleteo frecuente es otro factor que se tiene como predisponente de la MDC.

*Literatura disponible del autor mediante solicitud

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