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Las granjas de reproductoras se enfrentan hoy día a problemas de bienestar. La selección intensiva de caracteres productivos, especialmente de la tasa de crecimiento, se asocia con incrementos en los requerimientos nutricionales y las necesidades de consumo de alimento. Pero también se observan problemas reproductivos como la disminución de la libido de las aves a la par que la excesiva agresividad en la cópula y sobreapareamientos.
La gestión del problema pasa por abordar la cuestión tanto desde el punto de vista de la selección genética de los animales, como de la adecuación del ambiente (instalaciones y prácticas de manejo). Si bien se realizan esfuerzos en ambos sentidos, conviene revisar la situación a fin de limitar la incidencia de problemas de bienestar.
El principal problema es la restricción alimenticia a la que se somete a las pollitas durante la fase de cría a fin de prevenir problemas de salud (cojeras, muertes súbitas, menor fertilidad) y optimizar la producción de huevos.
Esta severa restricción causa un estrés crónico (más nocivo, por definición, que un estrés agudo) por el hambre que sufren. La restricción en condiciones comerciales llega a un 25-33% (en la fase de cría) y a un 50-90% (en la fase de puesta) de lo que consumirían si se las dejara comer ad libitum.
A esta situación de hambre crónica se asocian estereotipias (comportamientos anormales sin sentido aparente y a menudo lesivos, como la conducta pica) y sobreconsumo de agua. Pero también se observan indicadores fisiológicos de estrés (niveles plasmáticos elevados de corticoesterona; aunque este parámetro tenga una interpretación compleja por la multitud de factores que lo afectan). En este sentido se han intentado desarrollar prácticas de manejo para minimizar los efectos de la situación.
Se ha observado cómo el enriquecimiento ambiental reduce la agresividad asociada a la competencia por la comida. También ayuda el reparto del pienso por la cama, del mismo modo que la dilución energética del pienso (uso de dietas más fibrosas). Incluso se ha ensayado, con éxito, la combinación de dietas fibrosas (con cascarilla de avena) con supresores del hambre (propionato de calcio). A pesar de todo, parece que han de ser necesarias modificaciones más profundas de la dieta.
Desde el punto de vista de selección genética, se ha observado que broilers de crecimiento más lento o estirpes enanas no necesitan de tanta restricción alimentaria. Sin embargo, este sistema no será plausible si no se compensa económicamente a ganaderos y empresas por los incrementos de coste asociados. Aún así, todavía quedan puntos por aclarar, pues la alimentación ad libitum de los animales tampoco supone la desaparición de los problemas de bienestar asociados. Falta determinar si existe un nivel de restricción que no cause problemas de bienestar.
Desde el punto de vista del comportamiento y de la reproducción, se han observado problemas de lesiones en las gallinas por exceso de agresividad en la cópula de los machos, los cuales no suelen mostrar una clara conducta de cortejo. Parece ser que los gallos muestran una libido menor durante el cortejo y una agresividad mayor durante la cópula. Además está la cuestión de la elevada incidencia de sobreapareamientos.
Así, las hembras, además de presentar lesiones derivadas de la cópula, suelen permanecer en el área de slats mientras los gallos se quedan en el suelo. Aunque esta segregación sexual también puede explicarse por la mayor precocidad de los machos en su llegada a la madurez sexual, debería valorarse el efecto de la selección sobre este comportamiento. Con los datos actuales, parece ser que la restricción alimentaria no interviene en este problema.
Una de las soluciones que proponemos a este problema es el trabajo a menores densidades y en grupos de menor tamaño. El uso de paneles verticales ayuda a que las gallinas se acerquen más al suelo, por lo que disminuye la competencia por las hembras, aunque no el comportamiento agresivo en el apareamiento.
CONSECUENCIAS DE LA SELECCIÓN GENÉTICA
Sólo queda por analizar el efecto de los sistemas de selección genética que vienen aplicándose desde los años 50: la selección de líneas por caracteres cárnicos ha conllevado una disminución en los niveles de actividad, incluyendo el comportamiento sexual de las aves, además de mayores requerimientos nutricionales e incidencia de cojeras. Mientras que la selección para una mayor productividad de huevos ha conllevado más nerviosismo, pica y agresividad. Si bien actualmente estas cuestiones se tienen en consideración, la gran diversidad de sistemas productivos dificulta la tarea de selección.
Que la selección por caracteres productivos sea difícil de conciliar con el tema de la restricción alimentaria es el principal dilema.
La primera responde a las demandas del mercado y a la sostenibilidad de la producción, mientras que la restricción supone problemas de bienestar. Sin embargo, hoy día los animales también se seleccionan para minimizar la incidencia de mortalidad por ascitis y problemas esqueléticos, además de por resistencia a enfermedades genéticas.
Otro dilema es la cuestión que los caracteres productivos por los que se seleccionan los animales requieren que estos sean estabulados en forma diferente a la que se utiliza comercialmente, y la medición no es fiable. De esto se desprende que, igual los mejores en la granja de selección no tienen por qué serlo en las granjas de producción. En este sentido, algunas compañías de selección ya aplican sistemas de cría comercial (combinados con sistemas de identificación electrónica y marcadores genéticos) en sus fases de selección para valorar estos caracteres, y también otros sociales como la conducta de pica, el canibalismo o el comportamiento sexual. Cabe destacar la dificultad y el coste de medida de los caracteres sociales a nivel comercial.
A nivel de manejo, para prevenir problemas por lesiones por agresividad en el apareamiento, pica y canibalismo se han realizado de forma sistemática prácticas como el corte de picos, uñas y espolones. Las tendencias legislativas actuales parece que desplazarán estas estrategias.
En conclusión, los problemas principales de bienestar actuales hacen referencia a la restricción alimentaria y a las lesiones por sobreapareamiento y excesiva agresividad durante la cópula. Las prácticas habituales de corte de picos, uñas y espolones no son viables considerando las tendencias legislativas actuales. Como tampoco lo es la estabulación individual combinada con inseminación artificial.
Si bien viene realizándose un cambio de rutina en los criterios de selección genética, aún hay parámetros que no se consideran de forma suficiente a nivel comercial. Estas dificultades actuales a nivel de selección quizás se superen con nuevas herramientas como marcadores genéticos e identificadores electrónicos individuales. En cualquier caso, a nivel de granjas de reproductoras la modificación de instalaciones y de rutinas de manejo son las herramientas de las que disponemos ahora.