MATERIALES Y MÉTODOS
Salud Animal
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En el estudio expuesto en este artículo, el objetivo fue evaluar la eficacia frente a la coccidiosis aviar de una vacuna viva atenuada por precocidad, administrada en una crianza de reproductoras pesadas en condiciones de campo y sin el uso de tratamientos anticoccidiales.
La coccidiosis es una de las patologías de mayor impacto económico en la avicultura moderna, provocando pérdidas millonarias anualmente a nivel mundial.
Debido a su repercusión, las estrategias para su control ocupan un lugar prevalente en el programa sanitario de los productores avícolas.
En aves de ciclo largo, el uso de vacunas frente a las distintas especies de Eimeria spp. es la opción más extendida.
Es de especial relevancia resaltar que las vacunas disponibles en el mercado se pueden diferenciar entre no atenuadas (cepas de Eimeria spp. salvajes) y atenuadas (cepas de Eimeria spp. modificadas para reducir su virulencia).
En un artículo publicado en 2017 por Dardi et al., se propuso el uso de vacunas vivas atenuadas por precocidad frente a la coccidiosis aviar como método seguro para desarrollar la inmunidad de las aves de ciclo largo, previniendo así la enfermedad y sus efectos perjudiciales.
MATERIALES Y MÉTODOS
Para cuantificar las lesiones intestinales causadas por la coccidiosis, se realizaron necropsias (según la escala de Johnson & Reid, 1970) en los días de mayor replicación del parásito (a los 21, 28 y 35 días de vida) y en el momento que históricamente había sido crítico en la aparición de brotes de Eimeria necatrix (56 días de vida).
Durante toda la crianza (20 semanas), se registraron semanalmente los parámetros productivos de las aves. Paralelamente, estos resultados fueron contrastados con otra parvada de la misma explotación, bajo los mismos manejos durante la crianza y con la única diferencia de haber recibido una vacuna frente a coccidiosis con cepas no atenuadas.
RESULTADOS Y CONCLUSIONES
Evaluando la dinámica de excreción de ooquistes de Eimeria spp. en el grupo vacunado con vacuna atenuada, se pudo apreciar una importante replicación de los ooquistes vacunales, con un buen nivel de excreción (mayor de 13.000 ooquistes/gramo) a los 21 días (Gráfico 1).
Cabe destacar que, tanto a los 14 como a los 21 días, la replicación de los ooquistes que se produjo fue de ooquistes de origen vacunal. Esto es así ya que las cepas son genéticamente precoces y, por lo tanto, sus replicaciones se producen de forma más veloz que las cepas de campo.
Otro punto a destacar en los resultados de la excreción de ooquistes fue el pico de replicación. Éste se produjo a los 28 días, siendo muy elevado (más de 100.000 ooquistes/gramo). Estos niveles confirman que la explotación sufría un importante desafío de coccidia, ya que típicamente en esta edad se produce el desarrollo exacerbado de los ooquistes de las cepas de campo presentes en la granja.
La replicación precoz de los ooquistes vacunales evitó que el pico de replicación fuese aún mayor, lo cual hubiese conllevado problemas clínicos en las aves y las pérdidas productivas correspondientes.
Por otro lado, el descenso del recuento de ooquistes por gramo a los 35 días indica que a partir de este momento las aves se inmunizaron.
Paralelamente, los resultados obtenidos en la valoración de lesiones intestinales fueron de 0 (según la escala de Johnson & Reid), para todas las especies de Eimeria presentes en la vacuna atenuada por precocidad.
Pese a los elevados recuentos de ooquistes resultantes en las muestras de heces, no se observaron lesiones en las distintas porciones del intestino y ciegos; esto es así debido al uso de cepas atenuadas, conjuntamente con la inmunización temprana de las aves antes del desafío de campo producido a los 28 días de edad.
Una de las variables de producción que más se ve afectada cuando hay problemas de coccidiosis (clínica y subclínica) es la mortalidad de las aves en edades tempranas.
En este estudio, las aves inmunizadas con cepas atenuadas por precocidad presentaron una mortalidad un 2.64% y un 4.11% menor en hembras y machos respectivamente (Gráficos 3 y 4) en comparación con el grupo vacunado con vacuna no atenuada.
El peso corporal de hembras y machos no se vio afectado por la administración de la vacuna atenuada por precocidad.
En las hembras vacunadas con la vacuna atenuada por precocidad, el peso corporal estuvo 10 gramos por encima del peso estándar.
En los machos, tanto los vacunados con cepas atenuadas por precocidad, como los vacunados con cepas no atenuadas, el peso a las 20 semanas de edad estuvo ligeramente por encima del parámetro recomendado para la estirpe.
La presión de selección, al obtener una mejor uniformidad, fue menor en las hembras y machos que fueron vacunados con la vacuna atenuada por precocidad (Gráficos 5 y 6), reduciendo así el manejo y estrés de las aves (los cuales pueden llegar a ser factores inmunosupresores).
La uniformidad de la parvada fue mayor en las edades críticas de desafíos por coccidias (entre la semana 8 y 12) en el grupo de aves inmunizadas con la vacuna viva atenuada por precocidad (Gráfico 7).
Además, las aves vacunadas con cepas atenuadas por precocidad no fueron sometidas en ningún momento a tratamientos anticoccidiales, obteniendo buenas integridades intestinales, ganancias de peso adecuadas y menor necesidad de selección.
CONCLUSIÓN
Los resultados obtenidos en este estudio mostraron no solamente la eficacia del uso de las vacunas vivas atenuadas por precocidad en la prevención de la coccidiosis en pollitas de reproductoras pesadas sometidas a un desafío en zonas geográficas y granjas con riesgo de brotes de coccidiosis, sino también la mejora de índices productivos en comparación con el uso de vacunas no atenuadas.