Para leer más contenidos de Avinews Marzo 2013
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Por Lluis Puig, Veterinario
Las camas mojadas son indicio de la instalación de un problema por enteritis en la manada. Saber reconocer la situación para tomar las medidas adecuadas y evitar pérdidas mayores es fundamental para unos resultados exitosos. Pues las pérdidas por problemas “subclínicos” suelen suponer un prejuicio no menor que un problema clínico, aunque sí más difícil de cuantificar. Además de las bajas tenemos: retrasos en el crecimiento, pérdida de eficiencia en la conversión, problemas pódales derivados…
Los signos clínicos de la enteritis son inicialmente de diarrea con heces húmedas. Las heces son más abundantes, aparecen con ayor tamaño, más claras de color y a menudo con un aspecto más viscoso, con un exceso de fluido a su alrededor. Paralelamente al inicio del problema puede detectarse un aumento en el consumo de agua, aunque a veces también puedeocurrir todo lo contrario.
Los animales más afectados pueden aparecer embolados, pero siendo este un signo común de enfermedad su aparición no es indicativa de una enteritis. Dado un inicio tan sutil e inespecífico es fundamental la vigilancia regular de la manada por parte de personal experimentado. La mejor garantía de prevención es un seguimiento escrupuloso y diario del bienestar de la manada, y en especial del estado de la cama.
Sin embargo, la detección clínica de la enfermedad pasa por la realización de necropsias de los animales, ya sea de cadáveres como de los pollos que por estar más afectados sea interesante sacrificar. Cabe recordar que la muerte sólo llega a un pequeño número de los afectados por la enfermedad, y que los muertos que encontremos no tienen porque deberse al problema de enteritis.
El típico cadáver por enteritis necrótica presenta un buche lleno, lo que indica que la muerte ha sido súbita. La superficie abdominal presenta un tono verdoso y el tracto intestinal aparece flácido e hinchado, con la pared adelgazada. Si lo abrimos podemos encontrar áreas focales de ulceración o más extensas de necrosis. En caso de heces húmedas y muertes escasas, lo más típico, se recomienda sacrificar al menos 6 aves por nave, que sean de la media (ni los más pequeños ni los más grandes), para el estudio de sus intestinos. Estos se abren a tres niveles: duodeno, intestino superior e intestino inferior, para valorar la evolución del aspecto de las heces dentro del tracto.
El contenido intestinal puede parecer acuoso, lleno de gas y/o contener cantidades apreciables de moco anaranjado. Las paredes pueden aparecer inflamadas o adelgazadas. La presencia de dieta sin digerir en el intestino indica problemas por disbacteriosis.
Dentro del diagnóstico diferencial debe considerarse la coccidiosis o un síndrome de mal-absorción.
El tratamiento de la situación pasa por el uso de antibióticos, a elección del veterinario que deberá considerar el historial de la explotación y el origen de los animales.
En cuanto a la prevención, esta pasa por el refinamiento en el manejo de los animales:
1. un control ambiental adecuado que mantenga en estado óptimo la cama.
2. el uso de alimento de la mejor calidad.
3. la higiene adecuada del agua y sus sistemas de distribución.
4. un estado sanitario adecuado de la manada, que pase por un programa vacunal adecuado a sus situación y por los sistemas de bioseguridad necesarios en las instalaciones.
Si bien algunas explotaciones parecen tener problemas recurrentes por enteritis mientras en otras la situación es excepcional, se puede concluir la elevada importancia el problema.
Los tratamientos con antibióticos no son más que una solución de emergencia no sostenible a largo plazo. Además de optimizar la nutrición y el manejo, conviene seguir las cepas implicadas cuando el problema sea frecuente.
Fuente: Some Clinical And Pathological Features
The Elanco Global Enteritis Symposium
Of Enteritis In Broilers – Observations On Treatment In The UK, “Abstract”, C-4
July 9-11, 2002
