PRIMERA ETAPA DEL ESTUDIO
Investigan uso de desechos lácteos como suplemento alimenticio en pollos de engorde
Los desechos de la industria láctea podrían servir como suplementos nutricionales para la alimentación de pollos de engorde en las primeras semanas de edad.
Los desechos de la industria láctea podrían servir como suplementos nutricionales para la alimentación de pollos de engorde. Lo cual, se está estudiando por investigadores argentinos para obtener mayor cantidad de levaduras a partir del lactosuero, y probar sus capacidades probióticas en modelos de laboratorio y también en animales de producción, particularmente en pollos, como suplemento alimenticio para las primeras semanas de edad.
Los investigadores proponen estudiar la capacidad antiinflamatoria de esta levadura, K. marxianus, para reemplazar con ella el uso de los antibióticos como promotores de crecimiento en pollos de engorde.
Este proyecto denominado “Valorización del lactosuero para producción de concentrado proteico, bioetanol y biomasa probiótica. Validación de propiedades probióticas de Kluyveromyces marxianus obtenido en escala piloto”, fue presentado por el investigador del CONICET Martín Rumbo, director del Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos, (IIFP, CONICET-UNLP-asociado a CICPBA.
Este estudio propone reutilizar el lactosuero, remanente de la producción de quesos, como materia prima para la obtención de bioetanol –de potencial uso como combustible ecológico–, proteínas y levaduras probióticas, gracias a las propiedades de la levadura Kluyveromyces marxianus, de excelente capacidad para ser empleada en la fermentación de ese suero.
Desde el equipo investigador señalan que en la primera etapa del proyecto se verificó que “Algunas de sus cepas alcanzan una eficiencia mayor al 90% en la transformación de lactosa en bioetanol. Asimismo, tras ese proceso mantiene sus propiedades probióticas: en las pruebas in vitro vimos que tiene la capacidad de sobrevivir al paso por el tracto gastrointestinal y de modular la respuesta inmune innata del epitelio intestinal; y, además, en un modelo animal, una de las cepas más eficientes para la fermentación permitió proteger contra el daño causado por colitis aguda. Es decir, el excedente de biomasa de levadura obtenido puede ser potencialmente comercializado como probiótico".
SEGUNDA ETAPA DE LA INVESTIGACIÓN
La próxima etapa del proyecto –que recibió un subsidio de 40 millones de pesos argentinos– consiste en
- El aumento de la escala productiva para obtener mayor cantidad de levaduras a partir del lactosuero;
- Probar sus capacidades probióticas en modelos de laboratorio y;
- También en animales de producción, particularmente en pollos, como suplemento alimenticio para las primeras semanas de edad.
En este punto, el investigador del CONICET, Martín Rumbo, explicó que “En general, en pollos de cría se están usando como promotores de crecimiento muchos antibióticos que cambian la ecología intestinal y, si bien favorecen el uso de la energía de los alimentos para crecimiento, generan mucha resistencia a esos antibióticos, sin tratar infecciones específicas. Lo que proponemos es estudiar la capacidad antiinflamatoria de nuestra levadura, K. marxianus, para reemplazar con ella el uso de los antibióticos como promotores de crecimiento”.
Del proyecto participan expertos y expertas del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA, CONICET-UNLP-CICPBA), el Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI, CONICET-UNLP) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA Castelar).
Fuente: CONICET La Plata, Argentina.