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El pollo: una proteína globalmente apreciada y su desafío en la producción
El pollo es una de las proteínas más consumidas en todo el mundo, y existen diversas razones que explican su predominio en los mercados globales. Su precio, generalmente más bajo que el de otras fuentes de proteína, lo convierte en una opción asequible para una gran parte de la población, especialmente en países donde la inflación afecta el poder adquisitivo. La producción masiva y globalmente distribuida de pollo facilita su disponibilidad en grandes cantidades, lo que contribuye a la reducción de los costos de crianza.
La carne de ave también destaca por su sabor suave y su versatilidad en la cocina, lo que la convierte en un alimento popular en múltiples culturas y tradiciones. Además, su aceptación en diversas religiones ha contribuido a consolidar su consumo a nivel mundial. Nutricionalmente, es una fuente excelente de proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales esenciales, como vitamina B6, niacina, fósforo y selenio. También es baja en grasas (si se elimina la piel), lo que la hace una opción ideal para aquellos que buscan mantener una dieta equilibrada y saludable.
En los últimos años, la industria avícola ha logrado importantes avances en términos de seguridad alimentaria, con estrictos controles de calidad que generan confianza en los consumidores. Sin embargo, a pesar de estos avances, el sector avícola enfrenta varios desafíos, en particular la dependencia de materias primas como el maíz y la soya, cuyo precio está sujeto a fluctuaciones por factores como emergencias climáticas, eventos geopolíticos y disrupciones en la cadena de suministro global. Estas variaciones en los costos de las materias primas pueden afectar considerablemente los márgenes de producción.
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La importancia de optimizar el proceso de producción
Ante estos desafíos, es más importante que nunca optimizar los procesos de producción. Desde la mejora en las técnicas de inyección hasta la reducción de pérdidas por merma y la optimización de los tiempos de producción, todo debe ser gestionado cuidadosamente, sin comprometer el sabor y la textura, aspectos clave para los consumidores.
En Budenheim, hemos combinado nuestros fosfatos con hidrocoloides, desarrollando una fórmula perfecta para maximizar todos estos beneficios en un solo producto. Esta innovadora solución asegura una producción de pollo y pavo más estable y eficiente, manteniendo la calidad constante a lo largo de todo el proceso.
Beneficios de nuestra solución
Los fosfatos juegan un papel fundamental en la regulación de la humedad y la estabilización de la proteína de la carne, mejorando su textura y garantizando que las piezas de carne de ave mantengan su jugosidad. Por su parte, las carrageninas, un aditivo natural, ayudan a reducir las pérdidas de líquido durante la cocción y refuerzan el gel de proteína, mejorando la mordida y el corte, a la vez que reducen la sinéresis (la expulsión de líquido durante el cocinado).
Nuestra solución no solo mejora el rendimiento del proceso, sino que también reduce las pérdidas por sinéresis durante la comercialización, lo que se traduce en una mayor eficiencia a lo largo de toda la cadena de producción. Esto permite que los productos lleguen al mercado en mejores condiciones y con menos desperdicio.
Además, nuestra tecnología maximiza el rendimiento durante la cocción, lo que se refleja en una mejora significativa en la textura del producto final. Este beneficio no solo mejora la calidad del pollo, sino que también optimiza el uso de recursos, resultando en una mayor rentabilidad para los procesadores.
Por último, ofrecemos soluciones rentables que permiten a los procesadores optimizar los costos de producción sin comprometer la calidad. En un mercado competitivo, esto representa una ventaja crucial. Además, nuestra fórmula puede ayudar a reducir el contenido de sodio en el producto final, mejorando el perfil nutricional y respondiendo a las crecientes demandas de los consumidores por opciones más saludables.
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