SULFONAMIDAS
Francisco Gómez , de S.P. Veterinaria S.A., participó en el aviFORUM-CARNE 2019, jornada celebrada en el Wanda Metropolitano de Madrid, con la ponencia titulada «Tratamiento de la coccidiosis clínica»
Una salud intestinal alterada afecta negativamente al rendimiento productivo de las explotaciones avícolas así como ser el origen de diferentes patologías tanto digestivas como sistémicas, Un elemento con alta capacidad para alterar esta integridad intestinal son los protozoos del genero Eimeria (conocidos como coccidios), tanto de forma directa, dañando el intestino, como indirecta al influir sobre la flora bacteriana presente en el intestino de las aves, incluso en las infecciones subclínicas.
Son abundantes los estudios que muestran la relación entre la infección por Eimeria tenella y la aparición de enteritis necrótica (infecciones de Eimeria tenella producen incrementos en los recuentos de clostridios de entre 100 y 10.000 veces). Pero cambios importantes también se han detectado respecto a otras especies bacterianas (Hauck, 2017) y causados por otras especies de Eimeria:
Incrementos en enterobacterias, E. coli, Salmonella spp, Streptococcus faecalis Disminuciones en Bacteriodiaceae, Lactobacillus spp, Bifidobacterium spp, Catenibacterium spp, Peptostreptococcus spp, Streptococcus spp, Enterococcus spp
Otras alteraciones producidas por la infección por coccidios en diferentes estudios son:
Actualmente disponemos de muchos y abundantes medios para tratar de tener controlada la presencia de las diferentes especies de coccidios en el intestino de las aves, los aditivos con actividad frente a ellos añadidos en el alimento, las vacunas o los diferentes prebióticos y probióticos.
A pesar de estas medidas preventivas, puntualmente surgen casos clínicos de coccidiosis con morbilidad y mortalidad muy variable en función de la especie de Eimeria; y por desgracia, más frecuentemente, situaciones de coccidiosis subclínicas, de difícil diagnóstico, y que son causa inicial de patologías digestivas más graves y/o descensos en los parámetros productivos del lote afectado
Una vez instaurada la coccidiosis, debemos pensar en un tratamiento que frene la multiplicación de los coccidios en el intestino lo más rápidamente posible.
Actualmente existen en la UE tres familias de fármacos autorizados para el tratamiento de la coccidiosis clínica:
SULFONAMIDAS
La publicación del estudio “Continuous feeding of low concentrations of sulfaquinoxaline for the control of coccidiosis in poultry” por L. C. Grumbles, J. P. Delaplane, y T. C. Higgins en la revista Poultry Science en 1948, supuso una revolución en el manejo de la avicultura moderna: se podían criar aves en granjas con alta densidad sin sufrir una enfermedad que causaba grandes pérdidas económicas: la coccidiosis
Las sulfonamidas fueron la primera herramienta para el control y el tratamiento de la coccidiosis aviar, y si bien su uso como preventivo se descartó por productos más eficaces hace muchos años, su utilización como tratamiento sigue vigente, aunque en una segunda línea. Actúan inhibiendo la síntesis de folatos, mediante exclusión competitiva frente al ácido para-amino benzoico, en los esquizontes de segunda generación y más ligeramente en los de primera generación. Además disponen de amplia actividad antibacteriana tanto frente a gram-positivos como gram-negativos, lo que las convierte en herramientas muy útiles en los procesos mixtos coccidios-bacteria. Se absorben entre el 70% y el 100% de la dosis administrada distribuyéndose por todos los tejidos. No tiene resistencias cruzadas con otros agentes.
Existen tres medicamentos veterinarios autorizados a base de sulfonamidas con la indicación coccidiosis:
Autorizada en pollo a la dosis de 160-180 mg/ Kg p.v./ día, durante 4-5 días, y con tiempo de espera de 15 días en carne. Uso no autorizado en ponedoras en puesta.
Autorizada en pollo y pavo a la dosis de 160-180 mg/ Kg p.v./ día, durante 4-5 días, y con tiempo de espera de 28 días en carne de ambas especies. Uso no autorizado en ponedoras en puesta.
Autorizada en pollo a la dosis de 500 mg de sulfadimetoxina/ Lt de agua de bebida y 250 mg/Lt de agua en pavos, durante 6 días, y con tiempo de espera de 8 días en pollos y 28 días en pavo. Uso no autorizado en ponedoras en puesta.
A nivel práctico, su eficacia suele ser muy alta, pero su uso se limita por su condición de antimicrobiano y los tiempos de espera, que reducen su posibilidad de utilización en los brotes tardíos.
TRIAZINAS
Las triazinas son compuestos benceno-aceto-nitrilo que se usan a nivel veterinario en el tratamiento de enfermedades causadas por protozoos, especialmente coccidiosis.
Las triazinas comúnmente usadas en especies veterinarias incluyen toltrazuril, ponazuril (toltrazuril sulfona), diclazuril, clazuril y nitromezuril, estando solamente disponible como tratamiento el avicultura el toltrazuril.
Las triazinas inhiben la citocinesis de los esquizontes, inhibiendo así la división nuclear completa, además, se observan cambios degenerativos en ambos gametocitos y segunda generación de merozoitos, y el cese de eliminación de ooquistes (Stock et al. 2018). En el vademécum español disponemos de tres productos autorizados a base de toltrazuril en forma de solución oral y con una concentración de producto activo de 2,5% (25 mg/ml). En los tres casos la dosis autorizada es de 7 mg/Kg de toltrazuril / Kg p.v./día, durante 2 días. Los tiempos de espera son de 14 ó 18 días en carne de pollo (según producto autorizado) y de 16 días en pavos. No están autorizados en ponedoras en periodo de puesta.
El toltrazuril se ha convertido en uno de los productos de elección a la hora de tratar la coccidiosis por su alto nivel de eficacia, su efecto coccidicida, disminución de la excreción de ooquistes y corto periodo de tratamiento. En su contra juega un papel importante el prolongado tiempo de espera que limita su utilización, y la aparición de algunos casos de resistencia debidos al uso de diclazuril en el alimento como preventivo. También es importante tener en cuenta su incompatibilidad con el uso de agua de bebida a pH ácidos, que pueden provocar la precipitación del toltrazuril
AMPROLIO
Es un análogo de la tiamina (vitamina B1) que actúa como antagonista competidor de los mecanismos de transporte de la tiamina en los coccidios. Usado como preventivo a nivel de pienso durante muchos años, su utilización disminuyó con la aparición de los coccidiostatos ionóforos y su posterior reserva como tratamiento vía oral en la UE, lo que dió lugar a una disminución drástica de los caso de resistencias. Muestra claramente una mayor actividad en el tercer día del ciclo de Eimeria, coincidiendo con la primera generación de esquizontes, evitando su diferenciación en merozoitos. También suprime, en menor grado, la fase de gametogonia y la esporulación del oocisto. La acción del amprolio depende directamente del contacto directo con el coccidio, y no de la absorción, que es muy limitada (2-6% de biodisponibilidad), por lo que su eficacia depende de la concentración de amprolio en el contenido a lo largo de los diferentes tramos del intestino.
Esta gran diferencia de presencia de amprolio entre los diferentes tramos del intestino debe tenerse en cuenta a la hora de seleccionar la dosis administrada, evitando que pueda ser insuficiente en los casos de coccidiosis a nivel de duodeno y yeyuno (E. acervulina, E. máxima, E. necatrix, E. meleagrimitis). Existen tres medicamentos autorizados a base de amprolio en España, autorizados en pollo, ponedoras y pavos y con tiempo de espera “0 días” en carne y huevos:
Autorizado a una dosis de 30 mg/ Kg p.v./ día, durante 5-7 días .
Autorizado a una dosis de 30 mg/ Kg p.v./ día, durante 5-7 días.
Autorizado a una dosis de 20 mg/ Kg p.v./ día, durante 5-7 días.
El amprolio se ha convertido en la primera opción en el tratamiento de la coccidiosis aviar por no tener tiempo de espera que limite su aplicación en cualquier edad o situación productiva de las aves, a lo que se añade un bajo nivel de resistencias por su limitación a uso como tratamiento y no existir resistencias cruzadas con otros coccidiostatos. Debe tenerse en cuenta el tramo intestinal afectado a la hora de seleccionar la dosis para evitar fallos de eficacia.
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