Proteger las aves de corral contra las enfermedades consiste en algo más que simplemente administrar vacunas preventivas. La prevención de enfermedades es un proceso complejo y multifacético. Cuando aparece una enfermedad muchas veces se echa la culpa a la calidad de la vacunas; sin embargo, generalmente hay otros factores responsables. A menudo se pide una investigación exhaustiva para identificar la(s) causa(s) y resolver el problema.
Las explotaciones avícolas comerciales han seguido aumentando de tamaño y, en una zona geográfica, encontramos un mayor número de aves y granjas; esto ha dado lugar a una situación dinámica de enfermedades. En los últimos años, varias enfermedades infecciosas nuevas han infectado las aves de corral y se han extendido ampliamente. Además, las enfermedades que ya existían han sufrido cambios considerables. Muchas de ellas estaban bien controladas en el pasado por las prácticas de salud y de gestión existentes. Sin embargo, debido a las presiones de selección, estos agentes han cambiado a formas más virulentas o variantes. En estos casos, los programas de vacunación existentes muchas veces no son adecuados para dar protección contra el riesgo de las enfermedades.
Está claro que ningún programa de vacunación será adecuado para todas las granjas en todas las áreas. Por lo tanto, los productores avícolas y los asesores técnicos deben reconocer que las recomendaciones de las vacunas pueden cambiar a medida que se descubra nueva información sobre la inmunidad y las enfermedades de las aves.
Las vacunas se usan para prevenir o reducir los problemas que puedan ocurrir cuando una bandada de aves de corral se exponga a organismos causantes de enfermedades de campo. Las vacunas deben considerarse como un seguro. Al igual que los seguros, hay que pagar un precio por la protección contra una posible amenaza.
Otro coste importante de las vacunas, que rara vez se tiene en cuenta, se debe a las pérdidas de las reacciones a las vacunas atenuadas y las reacciones locales de tejidos relacionadas con las inyecciones de vacunas inactivadas.
Las enfermedades son ubicuas y, donde hay concentraciones de aves de corral comerciales, sus efectos pueden ser devastadores. La principal estrategia para controlar las enfermedades no deben ser las vacunas, sino medidas para evitar que la enfermedad entre en las instalaciones.
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Los esfuerzos de prevención deben centrarse en nuevos sistemas de gestión, productos y prácticas que ayuden a bloquear la entrada de enfermedades infecciosas y que mejoren la resistencia innata o inherente de las aves.
Las vacunas pueden ser la siguiente línea de defensa cuando las enfermedades ocasionalmente entran en las instalaciones debido a fallos en la bioseguridad. Los efectos de la enfermedad se pueden minimizar si las aves tienen inmunidad porque se han vacunado previamente. Sólo se deben incluir las vacunas necesarias en el programa porque el coste total puede ser caro.
Inmunosupresión
También se debe tener en cuenta el estado del sistema inmunológico de la bandada al vacunar.
Los sistemas inmunitarios de los pollos pueden haber sido inhibidos por una infección causada por el virus de la enfermedad de la bursitis infecciosa (IBD), el virus de la anemia infecciosa de pollo (CIA por sus siglas en inglés), el virus de la enfermedad de Marek o por el consumo de alimento balanceado con altos niveles de micotoxinas.
El término inmunosupresión se refiere a circunstancias en las que los componentes no celulares (anticuerpos) y celulares del sistema inmunitario no funcionan adecuadamente. Esto puede causar el desarrollo de una protección limitada de las vacunas y una reacción excesiva a las vacunas incluyendo morbilidad y mortalidad.
Fracasos de las vacunas
Un fracaso de una vacuna ocurre cuando, después de la administración de la vacuna, los pollos no desarrollan niveles adecuados de títulos de anticuerpos y/o son susceptibles a un brote de una enfermedad de campo.
Cuando fracasa una vacuna, la tendencia natural es echar la culpa a la vacuna. Aunque esto es sin duda un factor importante que se ha de tener en cuenta, se deben evaluar muchos otros factores para determinar la causa del fracaso. Los factores comunes responsables de los fracasos de las vacunas en aves de corral comerciales son los siguientes.
¿Cuál es el papel de las micotoxinas en el fracaso de las vacunas?
La micotoxicosis aviar se considera uno de los problemas más importantes en la industria avícola. Provoca graves pérdidas no solo en términos de pérdida de rendimiento, sino también como agente inmunosupresor que aumenta la susceptibilidad de las aves a las enfermedades y la mortalidad.
Es bien sabido que la inmunidad adquirida debida a las vacunas se puede ver afectada por la ingestión de micotoxinas.
El estudio egipcio de Hegazy et al. (2011) reveló que la micotoxicosis podría ser la causa del fracaso de vacuna contra el virus de la gripe aviar. La inmunosupresión inducida por micotoxinas se puede manifestar como una actividad deprimida de los linfocitos T o B y una producción inhibida y un deterioro de las funciones efectoras de los macrófagos/neutrófilos (Hatori et al., 1991).
Las micotoxinas reducen el nivel de anticuerpos tras la infección o la vacuna y reducen la actividad de las células fagocíticas.
La inhibición de la función inmunitaria por micotoxinas puede llegar a disminuir la resistencia a las enfermedades infecciosas, reactivar las infecciones crónicas y/o disminuir la eficacia de las vacunas (Oswald et al., 2005).
Por lo tanto, la presencia de micotoxinas en las raciones de las aves de corral podría llevar a un fracaso de la inmunidad debida a las vacunas y a la aparición de enfermedades como la infección por el virus de la enfermedad de la bursitis infecciosa (IBDV) (Somvanshi y Mohanty, 1991) o el adenovirus (Shivachandra et al., 2003).
El deoxinivalenol (DON) puede modular los parámetros inmunológicos. La determinación de los títulos séricos de anticuerpos contra la enfermedad de Newcastle (ND por sus siglas en inglés) después de la vacuna regular es un método que se puede usar para evaluar los efectos inmunomoduladores de ciertas micotoxinas in vivo.
Tabla 1. Titulos anti-Newcastle (ND) de pollos de engorde al día 42 para los diferentes tratamientos.
Letras diferentes en una columna indican diferencias estadísticamente significativas (P ≤ 0,05).
De los resultados de la tabla 1 se puede concluir que la adición de las micotoxinas de Fusarium tuvo un efecto decreciente significativo sobre el título de anti-ND en comparación con el grupo de control.
La suplementación de TOXY-NIL® Plussin micotoxinas no produjo un cambio de anticuerpos ND en comparación con el nivel del grupo de control. La reducción del título de anti-ND con micotoxinas se contrarrestó completamente con la adición del producto de desactivación de micotoxinas al alimento balanceado contaminado.
Conclusión
Aunque las prácticas agronómicas y de otro tipo tienden a reducir o eliminar las micotoxinas en el campo, todavía hay razones considerables para estudiar formas de contrarrestar las micotoxinas en los granos y otros alimentos tras la cosecha. Los costes y las limitaciones de los tratamientos físicos y químicos han impulsado la búsqueda de otras soluciones para combatir el riesgo que suponen las micotoxinas.
La forma más práctica de controlar los niveles de micotoxinas es usar kits de pruebas rápidos para analizar las micotoxinas en ingredientes crudos que aún no hayan llegado al silo. Hay distintos kits de pruebas rápidos validados para distintas micotoxinas y alimentos y ofrecen una forma muy rápida y efectiva de examen de las materias primas antes de que entren en la fábrica de alimento balanceado.
Una vez conocidos los niveles, cada fábrica de alimento balanceado puede estimar la calidad de sus materias primas en términos de contaminación por micotoxinas y aplicar de forma efectiva y más precisa (ajustando las dosis) aditivos alimentarios durante la producción del alimento.
Otra estrategia de gestión del riesgo por micotoxinas es comprobar la presencia de micotoxinas en el alimento balanceado ya elaborado.
Este método tiene ventajas y desventajas. Dado que cada ingrediente puede aportar sus propias micotoxinas al alimento ya elaborado, la ventaja principal consiste en que la presencia de materias primas con un bajo porcentaje de inclusión (5–10 %) — que puede provocar una contaminación significativa del alimento balanceado, pero puede pasar inadvertida si no se realizan pruebas — se puede detectar en el examen del alimento balanceado elaborado.
La principal desventaja es que el análisis del alimento balanceado requiere mucho tiempo, por lo que el alimento analizado puede haber sido suministrado ya a los animales para el momento en que se conozcan los resultados del análisis. La contaminación por micotoxinas en el almacenamiento (ocratoxinas, aflatoxinas) se puede evitar manteniendo la temperatura y la humedad en los silos a niveles bajos, y aireando regularmente el grano. Cuando no se puedan garantizar condiciones de almacenamiento perfectas, se recomienda encarecidamente el uso de inhibidores del moho.
Los resultados del estudio mencionado indican que el uso de un control eficaz de las micotoxinas ofrece la oportunidad de modificar significativamente la respuesta animal a las vacunas y ayuda a mejorar la salud y el rendimiento de los animales.
La aplicación de aditivos para alimento balanceados específicos (desactivadores de micotoxinas) que puedan ayudar a reducir los efectos negativos de las distintas micotoxinas en diferentes especies animales es muy recomendable.
La reciente aplicación web de NUTRIAD, MYCOMAN®, informa sobre el riesgo de micotoxinas y, según los niveles de contaminación, calcula la dosis necesaria y eficaz de la línea de productos desactivadores de micotoxinas de NUTRIAD.
Hatori, Y., Sharma, R.P. and Warren, R.P. (1991): “Resistance of C57B1/6 mice to immunosuppressive effects of aflatoxin B1 and relationship with neuroendocrine mechanisms”. Immunopharmacology 22: 127–136.
Hegazy, A.M., Abdallah, F.M., Abd-El Samie, L.K. y Nazim, A.A. (2011): “The relation between some immunosuppressive agents and widespread nature of highly pathogenic avian influenza (HPAI) post vaccination”. Journal of American Science, 7 (9).
Oswald, I.P., Marin, D.E., Bouhet, S., Pinton, P., Taranu, I. y Accensi, F. (2005): Immunotoxicological risk of mycotoxins for domestic animals, Food Additives & Contaminants: Part A, 22:4, 354–360.
Shivachandra, S.B., Sah, R.L., Singh, S.D., Kataria, J.M. y Manimaran, K. (2003): “Immunosuppression in broiler chicks fed aflatoxin and inoculated with fowl adenovirus serotype-4 (FAV-4) associated with hydropericardium syndrome”. Vet. Res. núm 27, pp. 39–51.
Somvanshi, R. y Mohanty, G.C. (1991): “Pathological studies on aflatoxicosis, infectious bursal disease and their interactions in chickens”. Indian J. Vet. Pathol. 15: 10–16.