Comenzamos año natural de calendario aunque agronómicamente estamos lejos de las cosechas en el hemisferio norte, lo que implica que las tendencias de precios podrían cambiar bruscamente.
Dos meses de transición y expectativa ante la próxima primavera
Comenzamos año natural de calendario aunque agronómicamente estamos lejos de las cosechas en el hemisferio norte, lo que implica que las tendencias de precios podrían cambiar bruscamente.
Los datos que vamos a comentar no difieren de lo que venimos reflejando en los meses anteriores pero sí intentaremos dibujar las tendencias que podrían seguir los precios de las diferentes materias primas durante este primer semestre de 2019.
La administración Trump continúa afectando a nuestros mercados. En esta ocasión, cabe resaltar la ausencia de los informes del Departamento de Agricultura en enero, ya que los funcionarios no cobran sus nóminas y evidentemente este tipo de funciones son las primeras que se abandonan mientras que no haya recursos.
Parece que los bloqueos comerciales están teniendo impacto en la economía de China, que el pasado año solamente creció en un 6,6%, el peor registro desde el año 1990. Además, el impacto de la Peste Porcina Africana en la demanda de materias primas agroalimentarias es importante.
Fijémonos en los stocks a la baja que mantienen los puertos chinos para soja y el histórico de importaciones.
Durante el pasado año, la demanda de alimento en Europa ha sido cubierta por maíz en un volumen muy superior a los años anteriores. La disponibilidad mundial ha provocado que sea el cereal más competitivo en precios a lo largo del año y, a pesar de que los porcentajes de incorporación en la formulación para alimentación animal no son tan altos como los del trigo o la cebada, el maíz ha estado alcanzando máximos en cada especie durante muchos meses, sobre todo en las fábricas del litoral de la Península Ibérica.
De momento las estimaciones para la próxima cosecha brasileña de maíz son muy buenas. Ello estabilizará la oferta y, salvo que aparezcan problemas climatológicos, no permitirá que los precios cambien bruscamente al alza.
No obstante, hemos entrado en un período (enero-julio) en el que la ejecución de la demanda para sur de Europa se ha de calcular con otros orígenes y la reposición durante este período será en precios algo superiores a los que nos hemos encontrado en el último trimestre de 2018. Así, en puerto grande peninsular hemos pasado de 170 €/tm almacén a los 176/178 €/Tm que tenemos en estos últimos días de enero.
La demanda de este cereal continuará siendo muy alta hasta que la cebada compita mejor en las fórmulas.
De momento, hasta enlace de campaña, las previsiones de mejora en precios para el trigo no son esperanzadoras.
Será difícil que el mercado internacional nos muestre precios invertidos en los reemplazos de trigo antes de mayo-junio, suponiendo que anticipe un poco las posibles buenas noticias de cara a la próxima cosecha. Aunque bien es cierto que para contratar hoy el periodo agosto-diciembre de 2019 sí que hablaríamos ya de inversiones dignas de mención.
Los precios están en torno a 215/213 €/tm puertos peninsulares con reemplazo 3 más alto, pero se podría operar para ese período comentado en torno a 195 €/tm almacén, lo cual aún no estimula el interés comprador.
Lo normal sería que los libros de venta se vayan construyendo a lo largo de los meses de febrero y marzo según suele ser habitual, una vez que la primavera en Europa comience a enseñarnos datos de estimaciones más fiables.
Mientras tanto y con estos precios en puerto, las mercancías almacenadas en el interior peninsular comienzan a calcular hacia las fábricas del litoral y, por ello, están subiendo las cotizaciones entre 2 y 4 €/tm en la última semana.
Las posibilidades de que Rusia bloquee las exportaciones se van reduciendo, ya que parece que internamente muestran intenciones de continuar con esa situación de mercado abierto.
El consumo mensual total de cebada en España (con tanta incorporación de maíz) está siendo más bajo que el promedio necesario para cuadrar un stock final de cosecha razonable, las exportaciones se van a quedar en una cifra testimonial y, por ello, pensamos que los precios claramente tienen que coger una tendencia a la baja.
Quizá en febrero pueda haber un pequeño repunte tras la demanda sobre el trigo y según las necesidades de las fábricas en sus coberturas para febrero-marzo, pero a partir de ahí pensamos que tiene que buscar un nivel muy alto de competitividad para que durante los meses de marzo a junio su incorporación en fórmulas sea elevado.
Únicamente una primavera muy seca, que nos haga bajar las estimaciones de una cosecha normal de 8,5-9,0 millones de tm en España o una situación climática mala en Europa podrían llevarnos a cerrar el ejercicio con stock superiores a 2-2,2 millones de tm, sin que bajen los precios en ese escenario.
Lo más critico en nuestro mercado a día de hoy es la evolución de la soja en Sudamérica. Durante las últimas semanas, el clima seco en Brasil y exceso de lluvias en Argentina han provocado recortes en las producciones finales.
Brasil puede bajar de los 122 millones de tm estimados en el último informe del USDA a los 109/114 millones de tm, rango que maneja Cordonnier.
Argentina podría quedarse aproximadamente en unos 55 millones de tm o algo por debajo.
Entre todos los países sudamericanos la estimación actual sería de unas 15 millones más de tm de haba de soja que la pasada cosecha, cuando se llegó a barajar una producción superior a los 25 millones más que el año anterior.
Debido al clima, las tareas de recolección van más avanzadas que el año pasado. Estamos ya cerca del 10% cuando el pasado año apenas superabamos el 1,5% de la cosecha.
Los cereales pueden estar un poco tensionados en el interior durante febrero o algunos días de marzo, pero con tendencia bajista hacia verano con el inicio de cosechas, en especial, las cebadas.
El trigo internacional complica la reposición hasta verano y el maíz posiblemente estará estable hasta mayo, pudiendo estar algo mas alto en precios durante junio y julio. A partir de Agosto, lo normal es que vuelva a estar cerca de los 169-173 €/tm puertos hasta fin de año.
La proteína más competitiva continúa siendo la harina de soja, con un stock altísimo de habas en el mundo y las complicaciones de los flujos logísticos, pudiendo bajar de precio tras la cosecha sudamericana si no empeoran los datos de la misma, pero se siente muy cómoda desde el mes de julio (entre los 320 y 335 €/tm) la de alta proteína. No vemos motivos alcistas de momento para este producto.
En cambio, la competitividad de proteínas alternativas como DDG de Maíz, Harinas de Colza y de Girasol continuará siendo escasa en comparación con la soja.
No hay fluidez en las ofertas y los volumenes de consumo son muy bajos como vemos en el gráfico, pero si pensamos que la tendencia de precios para las mismas, deberá ser bajista a medida que nos acerquemos a nuevas cosechas, sobre todo para Girasol y Colza. La harina de Palmiste es ahora la única que quizá pueda competir en formulación, en la medida que puede ser incorporada.
Las fibras ya comienzan a operarse claramente a la baja para las contrataciones del mes de febrero.
Los salvados de trigo se sitúan entre -8 y -10 €/tm, dependiendo de zonas, mientras que la cascarilla de soja tiene una mayor oferta en puertos con niveles en torno a 177/180 €/tm. Estamos cerca de nuevas campañas de alfalfa, no con bajada de precios de momento, pero sí de cara a una mayor disponibilidad de mercancía.
Las fibras que aportan las proteínas alternativas también tendrán que competir mejor y soporta el pensamiento que deban bajar también por este motivo. Quizás la más complicada y con difícil solución sea la pulpa de remolacha que, hasta pasado el verano, puede no mejorar.
Fuentes de Información: Departamento de Agrigultura USA, Reuters, CRM Agri, International Grain Council, Coop. Agro-Alimentarias y Eurotrade Agrícola.
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