La cantidad y la composición de la microbiota intestinal dependen de la edad, del medio ambiente, de la dieta y de la porción del intestino (GABRIEL et al., 2006).
El embrión del ave puede ser colonizado por microorganismos mediante una transmisión vertical, es decir, los microrganismos presentes en el aparato reproductor de la gallina pueden colonizar el embrión durante la formación del huevo.
También puede ocurrir colonización a partir del decimocuarto día de la incubación, cuando las aves ingieren el contenido del líquido amniótico (PEDROSO, 2012). Además, el saco vitelino infectado permite que los microorganismos sean absorbidos junto con su contenido (DEEMING, 2005).
Después de la eclosión, los pollitos permanecen en contacto constante con microorganismos. La exposición continua vía:
alimento,
agua,
cama,
insectos,
polvo o
personas
Propicia el desarrollo y maduración de las comunidades microbianas (LU et al., 2003).
El mantenimiento del equilibrio de la microbiota es fundamental para asegurar el crecimiento y la salud de las aves, dado que los microorganismos comensales del intestino protegen al huésped contra la colonización por patógenos invasores, compiten por los sitios de unión y nutrientes, fortalecen la inmunidad mediante la producción de bacteriocinas y contribuyen a la renovación celular (LAN et al., 2005; BURKHOLDER et al., 2008).
La microbiota beneficiosa estimula la producción de mucina, que ayuda a inhibir la translocación bacteriana, y puede también:
modular la expresión de genes involucrados en funciones como la absorción,
demás de reforzar la función de barrera de la mucosa intestinal, el metabolismo y la maduración de las células (ZOCCO et al.,2007).
En la primera semana, las principales especies bacterianas observadas son las del orden:
Clostridiales (Clostridium y Ruminococcus),
Lactobacillus
Proteobacterias (Salmonella y E. coli)
(LU et al., 2003; AMIT-ROMACH et al., 2008).
Esto puede explicarse por el hecho de que el intestino es inmaduro luego de la eclosión y, debido a esto, el ave no tiene una respuesta inmune eficiente contra estos patógenos.
Además, después de la eclosión la microbiota no está totalmente establecida, por lo que el ave es susceptible a la invasión de patógenos (LAN et al., 2005).
El período entre los 14 y los 28 días es considerado el período de maduración.
En el ciego se observa una predominancia de especies del ordem Clostridiales (LU et al., 2003; AMIT-ROMACH et al., 2008), mientras que en el íleon aún no se detectan niveles significativos de Enterococcus y Streptococcus, pero se observa un aumento de los niveles de Lactobacillus y una reducción de los niveles de especies del orden Clostridiales (LU et al., 2003).
Después de 30 días, se considera que las poblaciones están alcanzando la maduración.
La composición de la microbiota intestinal varía a lo largo del tracto y puede observarse que el principal sitio de actividad
bacteriana es el ciego (donde ocurre la fermentación) y, en menor medida, el intestino delgado (Figura 1).
Las condiciones del duodeno son desfavorables para el desarrollo de la microbiota debido a la acción de numerosas enzimas, la alta concentración de oxígeno, la presencia de compuestos antimicrobianos (tales como las sales biliares) y los movimientos de reflujo a la molleja (GABRIEL et al.,2006).
En el íleon, la colonización es facilitada por la menor concentración de oxígeno y la menor acción de las enzimas y sales biliares.
En el ciego, el desarrollo bacteriano es más fácil debido a la menor velocidad del tránsito intestinal.
La mayoría de las bacterias Gram positivas y microorganismos anaerobios facultativos se encuentran en el íleon, mientras que en el ciego predominan las bacterias anaerobias estrictas.
En general, se observa una prevalencia de especies del orden Clostridiales en el ciego y bacterias del género Lactobacillus en el íleon (NAKPHAICHIT et al., 2011).
Se estima que el tracto gastrointestinal de las aves adultas contiene de 400 a 500 especies microbianas viviendo en equilibrio.
De este total, la mayor proporción (aproximadamente el 90%) está constituida por bacterias facultativas (aerobias o anaerobias)
productoras de ácido láctico (Lactobacillus spp., Bifidobacterium spp.) y bacterias exclusivamente anaerobias tales como Bacterioides spp., Fusobacterium spp. y Eubacterium spp. (MAIORKA, 2004).
El restante incluye bacterias que se consideran nocivas al huésped:
Escherichia coli y Clostridium spp. (GEDEK ,1986).
El sistema digestivo tiene la capacidad de responder a los estímulos externos, lo que posibilita manipular sus características morfofuncionales (BOLELI et al., 2008).
Los cambios en la alimentación, materias primas de baja calidad, micotoxinas, estrés térmico y ayunos prolongados son ejemplos
de factores que pueden afectar directamente el equilibrio de la microbiota, así como la susceptibilidad a los patógenos
(BURKHOLDER et al., 2008).
Cuando la microbiota normal es afectada en su equilibrio, puede producirse una colonización indeseable por patógenos que causan lesiones en el tracto gastrointestinal.
Además, al colonizar el sistema digestivo estos patógenos pueden alcanzar el torrente sanguíneo y diseminarse para otros órganos, lo que puede llevar a consecuencias clínicas y sistémicas importantes (SMITH y BEAL, 2008).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
AMIT-ROMACH, E. et al. Microflora Ecology of the Chicken Intestine Using 16S Ribosomal DNA
Primers. Poultry Science, Champaign, v.83, n.7, p.1093-1098, 2008.
BOLELI, I. C., MAIORKA, A., MACARI, M. Estrutura funcional do trato digestório. In: MACARI,
M.; FURLAN, R. L.; GONZALES, E. Fisiologia aviária aplicada a frangos de corte. 2a edição, Ed.
Funep, Jaboticabal, 2008, cap.5, p.75-95
BURKHOLDER, K.M.; THOMPSON, K.L.; EINSTEIN, M.E.; APPLEGATE, T.J.; PATTERSON, J.A.
Influence of Stressors on Normal Intestinal Microbiota, Intestinal Morphology, and Susceptibility to Salmonella enteritidis Colonization in Broilers. Poultry Science, Champaign, v.87, n.9, p.1734-1741, 2008
DEEMING, D.C. Yolk sac, body dimensions and hatchling quality of ducklings, chicks and poults. British Poultry Science. Welton -Lincoln, v.46, n.5, p.560-564, 2005.
GABRIEL, I.; LESSIRE, M.; MALLET, S.; GUILLOT, J.F. Microflora of the digestive tract: critical factors and consequences for poultry. World’s Poultry Science Journal, Cambridge, v.62, n.3, p.499-511, 2006.
GEDEK, B. Probiotics in animal feeding. Effects on performance and animal health. Feed Manage. SeaIsle City, v.3, p.21-24, 1986.
LAN, Y.; VERSTEGEN, M.W.A.; TAMMINGA, S.; WILLIAMS, B.A. The role of the commensal gut microbial community in broiler chickens. World’s Poultry Science Journal, Cambridge, v.61, n.1, p.95 -104, 2005.
LU, J. et al. Diversity and succession of the intestinal bacterial community of the maturing broiler chicken. Applied and Environmental Microbiology, 69:6816-6824, 2003.
MAIORKA, A. 2004. Impacto da saúde intestinal na produtividade avícola. Anais do V Simpósio Brasil Sul de Avicultura. Chapecó, Santa Catarina, Brasil, p.26–41.
NAKPHAICHIT, M. et al. The effect of including Lactobacillus reuteri KUB-AC5 during post-hatch feeding on the growth and ileum microbiota of broiler chickens. Poultry Science, 90:2753-2765, 2011.
PEDROSO, A.A. et al. Remodeling the intestinal ecosystem toward better performance and intestinal health. The Journal of Applied Poultry Research, 21:432-443, 2012.
SMITH, A.L.; BEAL, R. The avian enteric immune system in health and disease. In: DAVISON, F.; KASPERS, B.; SCHAT, K.A. Avian Immunology. Academic Press, London, 2008, cap.13, p.243–271.
ZOCCO, M. A., AINORA, M. E., GASBARRINI, G., GASBARRINI, A. Bacteroides thetaiotaomicronin the gut: molecular aspects. Digestive and Liver Disease. Roma, v.39, n.8, p707- 712, 2007.
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