Es importante equilibrar correctamente la ingesta de nutrientes para cumplir con los requerimientos de los animales durante cada fase de su vida productiva.
Los animales sanos tienen un rendimiento productivo óptimo y poca necesidad de intervenciones veterinarias.
Como consecuencia, el objetivo de la cría de animales es mantenerlos lo más saludables posible para obtener el mayor retorno de la inversión. Existen múltiples enfoques para alcanzar este ambicioso objetivo:
La primera herramienta es una buena nutrición. Es importante equilibrar correctamente la ingesta de nutrientes para cumplir con los requerimientos de los animales durante cada fase de su vida productiva. Al mismo tiempo, existe la necesidad de prevenir daños intestinales y ayudar a los animales cuando surgen desafíos.
El intestino es la primera línea de defensa del cuerpo y su barrera es una estructura compleja compuesta por diferentes jugadores:
La capa de mucosa: las células caliciformes producen y secretan en el lumen del intestino glucoproteínas de mucina como una barrera no selectiva contra los patógenos.
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El epitelio: una monocapa celular compuesta de enterocitos y células caliciformes. Entre las células hay estructuras de proteínas intra e intercelulares, las uniones estrechas, que protegen al organismo del paso no controlado de moléculas y patógenos.
El tejido linfoide asociado al intestino (GALT): células del sistema inmunitario siempre listas para enfrentar patógenos que escapan al control de otras estructuras.
Los patógenos y parásitos son seguramente los elementos peligrosos para la salud intestinal, dañando la integridad de la mucosa y la función selectiva de la barrera.
De igual manera, las fases fisiológicas de la vida animal son particularmente desafiantes para la función de barrera intestinal:
A medida que los mamíferos experimentan el destete, o que las aves tienen un período estresante después de la eclosión: la dieta cambia (desde la yema hasta la alimentación sólida), inevitablemente, el intestino se ve afectado por esta transición fisiológica, incluso sin signos clínicos claros.
Otro período común y estresante es el verano: está bien demostrado que las altas temperaturas y el estrés por calor afectan no solo la ingesta de alimento para animales, sino también la integridad de la mucosa intestinal.
Los resultados de estas condiciones son la reducción de la función de barrera, con un paso incontrolado de toxinas y patógenos, así como una absorción desequilibrada de nutrientes de la ingesta.
¿Qué podemos hacer para prevenir o reducir estos daños si no podemos evitar los períodos estresantes?
LA NATURALEZA VIENE EN NUESTRA AYUDA
Hay diferentes moléculas que la naturaleza nos ofrece para enfrentar este importante problema.
La primera categoría, ya ampliamente utilizada en nutrición animal, son los ácidos orgánicos.
Los animales no tienen requisitos específicos para estas moléculas y pasan el estómago solo en pequeñas cantidades, pero pueden ser realmente útiles a nivel intestinal.
Es bien conocida la actividad antimicrobiana de los ácidos orgánicos y esta es una de las razones de su inclusión en la dieta. Una vez dentro de la célula bacteriana, la molécula tiene actividad bacteriostática y bactericida contra las llamadas bacterias sensibles al pH, por lo que puede actuar contra la gran mayoría de los patógenos.2. La segunda categoría interesante incluye compuestos fenólicos presentes en extractos de plantas y aceites esenciales como mezclas complejas, sin concentraciones estándar entre diferentes moléculas.
Muchos de estos compuestos tienen una fuerte actividad antimicrobiana porque pueden crear poros en la membrana celular de los patógenos, lo que conduce a la pérdida de citoplasma y la muerte celular. Debido a su modo de acción, comúnmente se denominan agentes formadores de poros.
Está demostrado que la combinación de ácidos orgánicos y agentes formadores de poros tiene una actividad antimicrobiana sinérgica.
La sinergia entre estas moléculas no solo está relacionada con la actividad antimicrobiana, sino también con su actividad antiinflamatoria en la mucosa intestinal.
Hay estudios que demuestran que su combinación mejora la función de barrera del intestino, aumentando la expresión de las proteínas de las uniones estrechas (tight junctions) y reduciendo el paso no controlado de moléculas entre los enterocitos. Incluso después de un desafío inflamatorio con la alteración de la integridad de la mucosa, la adición de estas moléculas combinadas restableció (e incluso mejoró) la función de barrera fisiológica.
¿CÓMO PODEMOS USAR ESTAS HERRAMIENTAS?
Los ácidos orgánicos y los compuestos idénticos a la naturaleza son moléculas realmente poderosas, pero tienen un problema:
Una vez ingeridos, apenas alcanzan a pasar el estómago.
Al mismo tiempo, a nivel intestinal, deben liberarse de forma simultánea en el mismo punto para explotar su actividad sinérgica.
La matriz lipídica empieza a disolverse en la presencia de las lipasas y comienza a liberar los ingredientes activos. El producto está compuesto de microesferas de diferentes tamaños, de modo que las más pequeñas se degraden en la parte superior del intestino y las de mayor tamaño alcancen al intestino grueso (ciegos) para liberar los ácidos orgánicos y compuestos naturales idénticos.
Numerosos experimentos en el campo confirmaron que la combinación equilibrada de ácidos sórbico y cítrico, además de timol y vainillina, protegidas a través de la tecnología de microencapsulación de Vetagro, puede ser extremadamente útil para prevenir y restaurar la salud intestinal de las aves, procurando una mejor salud general y un mejor rendimiento productivo.