Mantener una buena calidad de la cáscara es importante para maximizar la producción de los pollitos de broiler por parte de las reproductoras, ya que la calidad y la incubabilidad van de la mano. Una cáscara delgada favorece la pérdida de vapor de agua durante la incubación, dando lugar a una mayor mortalidad embrionaria tardía y a pollitos deshidratados. Además, las cáscaras delgadas se agrietan con mayor facilidad durante su recolección y transporte, favoreciendo la contaminación y las pérdidas de humedad, lo que se traduce en menos nacimientos y mayores pérdidas de pollitos. Los principales factores que influyen en la calidad de la cáscara son:
Conocer la calidad de la cáscara de los huevos de un lote permite mejorar su manejo, realizando cambios en las prácticas de manejo para mejorar las cáscaras de mala calidad y, en consecuencia, la incubabilidad y calidad del pollito.
Entre las distintas medidas de la calidad de la cáscara disponibles, la gravedad específica del huevo es el método más sencillo y ampliamente empleado. La gravedad específica se utiliza para medir el grosor de la cáscara e, indirectamente, el porcentaje de cáscara depositado sobre el huevo. Existen dos métodos para determinar la gravedad específica del huevo:
Para realizar el método del baño de sal, los huevos son colocados en la solución con la concentración más baja de sal y aquellos que no flotan son retirados y trasladados a la siguiente solución con una concentración de sal más alta.
Este procedimiento se repite hasta que el huevo flota. La gravedad específica de la solución en la que el huevo flota corresponde con la gravedad específica del huevo.
Este método permite una rápida medición de grandes cantidades de huevos con un efecto mínimo sobre los mismos. El mejor momento para realizar esta medición es en la planta de incubación, una vez que los huevos han alcanzado la misma temperatura que la solución salina.
GRAVEDAD ESPECÍFICA Y ECLOSIÓN
Para determinar la relación entre la incubabilidad y la gravedad específica en estirpes modernas de reproductoras pesadas, se evaluó el color y la gravedad específica de 1.944 huevos, marcando cada huevo para poder hacer un seguimiento a lo largo de todo el proceso de incubación.
Los huevos procedían de cinco lotes de gallinas diferentes de 33 a 45 semanas de edad en plena fase de producción de huevos.
Las soluciones salinas se encontraban en la sala de almacenaje de huevos de una planta de incubación comercial, realizando la medición una vez igualada su temperatura con la de la sala.
La verificación de la precisión de las soluciones salinas de realizó regularmente mediante un hidrómetro, oscilando la gravedad específica desde bajo (1,065) a alto (1,090) en incrementos de 0,005.
Después de la medición de cada huevo, se colocaba junto a los demás huevos del lote e incubados en la planta de incubación en condiciones estándar.
Tras el nacimiento de los pollitos, se abrieron todos los huevos no eclosionados para determinar la fertilidad y el momento de la mortalidad embrionaria.
Los resultados de la incubación se muestran en la Figura 1.
Estos resultados difieren de los publicados por McDaniel et al. (1981) y Bennett (1992), que sugieren que los huevos con una gravedad específica inferior a 1,080 tenían una peor incubabilidad y una mayor mortalidad embrionaria.
Esta discrepancia entre los resultados podría deberse al progreso genético y a los cambios producidos en los últimos 20 años, así como a la metodología experimental.
COLOR DE LA CÁSCARA Y ECLOSIÓN
A lo largo de los años, a menudo se ha asumido que los huevos de color claro en reproductoras pesadas no eclosionan igual de bien que los de color oscuro. Por ello, en el ensayo mencionado anteriormente, también se evaluó el color de la cáscara para cada huevo, empleando un colorímetro que asigna un valor numérico al color de la cáscara. El colorímetro asignó valores más altos a los huevos más blancos y valores más bajos a los de color oscuro, eliminando el sesgo del error humano a la hora de determinar el color de la cáscara.
La Figura 2 muestra la relación entre la gravedad específica y el color de la cáscara. Estos resultados sugieren que la incubabilidad de los huevos de color muy claro es más baja que la de los huevos más oscuros.
Esto sería de esperar, dado que la industria de los broilers siempre se ha mostrado reacia a usar huevos blancos.
De este estudio se deduce que los huevos de color claro con tendencia a tener problemas a la hora de eclosionar son aquellos que los productores deberían eliminar de todas formas.
Los huevos excesivamente claros se podrían asociar a problemas dietéticos o a estrés ambiental. Dado que el pigmento se deposita sobre la cáscara inmediatamente antes de la puesta, esto podría ser un signo de la puesta prematura de los huevos.
Curiosamente, los huevos con una cáscara más clara también tienden a tener una gravedad específica inferior. Esto no es una constante para cada huevo, pero en conjunto, los huevos con una gravedad específica más baja también tienden a tener una cáscara más clara.
RESUMEN
La gravedad específica es un parámetro eficaz para evaluar rápidamente la calidad de la cáscara en reproductoras pesadas, aunque se trata de un procedimiento que requiere tiempo.
Los huevos con unos valores de gravedad específica superiores a 1,070 tendrán una incubabilidad similar, mientras que aquellos huevos con unos valores inferiores tendrán una peor incubabilidad.
Los huevos de color claro (puntuación de color superior a 87) tienen una tasa de eclosión inferior que la de los huevos de color oscuro. No obstante, a parte de los huevos excesivamente claros, las variaciones en las cáscaras de huevos dentro de un grupo no es necesariamente un negativo que afecte a la incubabilidad.
Materias Primas
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AUTORES
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